El árbitro argentino Néstor Pitana acaba de dar por terminado un discreto Rusia-Corea del Sur, por el Grupo H. Ya vimos jugar a los 32 equipos y tenemos elementos para elegir a los grandes candidatos a ser lo peor de esta Copa del Mundo.
Tomamos dos parámetros para evaluar a las selecciones en su presentación mundialista. Por un lado, sus materiales, la capacidad de jugadores, lo que mostraron antes de la Copa y lo que se podría esperar de ellos. Por otro, sus rivales, quienes pusieron a prueba todo lo anterior.
Bajo esas variables, Camerún apareció rápido como lo peorcito del Mundial. El conjunto de Volker Finke debutó ante un México que confirmó, al empatar con Brasil, que está muy por encima de lo que mostró en Eliminatorias. Pero el nivel de los mexicanos, no tan alto en la primera jornada, no alcanza para explicar la diferencia que hubo entre ambos equipos.
Los africanos, con Samuel Eto’o como referencia de ataque, se mostraron apáticos, inofensivos. Atacaron con aburrimiento y sin ingenio. Generaron muy pocas oportunidades y las escasas chances que tuvieron las desperdiciaron con gran pericia para errar. Casi todo el peligro lo generó su lateral izquierdo, Asoou Ekotto, que al final casi empata injustamente el partido de tiro libre, después de un desvío en la barrera.
Pero lo peor de Camerún se vio en defensa. Su línea de fondo fue un desorden constante. Los laterales no evitaron ningún desborde ni cubrieron sus espaldas en los pases largos. Los centrales habilitaron todo el tiempo las diagonales de los delanteros, jugaron muy lejos entre ellos y dejaron enormes huecos cerca del área. Los medios potenciaron el problema. Alexandre Song, fue la gran decepción. Nunca cerraron los espacios ni cortaron el circuito de pases rival. Camerún acumuló jugadores pero no cubrió espacios. El gol es el mejor ejemplo.
A eso hay que sumar lo que hicieron en la pelota parada, perdieron siempre de arriba y dejaron todos los rebotes en los pies de los mexicanos. Si no fuera por los árbitros, que anularon dos tantos legítimos, y por los goles que falló México, Camerún habría perdido justamente por cuatro o cinco. Ahora enfrentará la velocidad y el toque de Croacia, y luego, el talento y la necesidad de Brasil, que debe ganar para ser primero en su grupo. Así, tiene todos los boletos para ser el peor equipo del Mundial.
Otro gran candidato a ser lo peor es Honduras. Los centroamericanos, se sabía, tienen poco para medirse contra cualquiera y están por debajo del nivel de Costa Rica, por citar a uno de sus vecinos. Lo demostraron en su debut, goleada 0-3 ante una atractiva Francia. Parecía que los hondureños, pese al esfuerzo que pusieron, podían jugar toda la vida y que nunca iban a generar ni siquiera una chance de peligro.
La expulsión de Wilson Palacios al final del primer tiempo, que además abrió el marcador de penal, condicionó el partido y este análisis. Con once jugadores, quizás Honduras también hubiera perdido por paliza pero con diez fue superado más por la capacidad de los franceses que por errores propios. Ante Ecuador y también ante Suiza, dos conjuntos similares que son peligrosos de contra, los hondureños tendrán la chance de mostrar algo más, sobre todo en ataque.
Irán, a priori uno de los planteles más flojos del Mundial, escondió todas sus deficiencias detrás del orden táctico que les impuso Carlos Queiróz y rindió más de lo que se esperaba en el aburridísimo empate 0-0 con el que debutó. Nigeria, su rival, dejó una imagen muy pobre ante un once ordenado pero, evidentemente, de poca categoría. El campeón de África defraudó como casi todas las selecciones del continente. Además de Camerún, Ghana falló en las áreas y perdió ante EEUU. Argelia hizo un buen partido ante Bélgica, que como se dijo en Un Caño está lejos de generar una revolución, pero se equivocó dos veces en el final y perdió el partido, increíblemente, en un contragolpe. En cambio, Costa de Marfil, un equipo al que muchos consideraban demasiado viejo, fue el único que consiguió una victoria al vencer a Japón, pero sólo después del ingreso de Didier Drogba.
Australia, otro de los equipos que se presume débil, hizo un buen partido ante Chile. Cayeron, como era previsible, pero por momentos estuvieron cerca del empate y hasta lo merecieron. El 1-3 final, quizás hasta haya sido exagerado. En su peor momento los australianos no jugaron en un nivel tan flojo como el que tuvo España en el segundo tiempo de la catastrófica derrota 1-5 contra Holanda.
Los de Vicente Del Bosque no encontraron caminos al arco holandés y en defensa el trío Casillas-Piqué-Ramos jugaron para agregar motivos a porque en Un Caño no creemos en España para este Mundial. Arrancó mal, pero tampoco para decir que va a terminar último. Lo mismo corre para Portugal. El 0-4 ante Alemania, con diez jugadores casi una hora, no es medida.
De los europeos, el más flojo hasta ahora fue Grecia. Perdió 0-3 ante la Colombia de José Pekerman que por momentos pareció jugar regulando las energías. La fortaleza griega en defensa que todos recordamos de la Eurocopa de 2004 debería seguir siendo su ventaja. Así lo fue en la última Eliminatoria. Ante los colombianos, que además de los goles entregaron muy poco, Grecia jugó como si estuviera abajo del agua, falló en su área y se dio pocas opciones para fallar en el área rival.
Un pasito detrás quedó Bosnia, que no hizo mucho ante Argentina. Pero si tomamos en cuenta que fue su debut en un Mundial y que marcó un gol en un Maracaná celeste y blanco, los de Dzeko todavía están fuera de competencia. Viendo lo flojo de Nigeria, los bosnios tienen chances de meterse en Octavos de final, lo que los quitaría definitivamente de esta discusión.
Así las cosas, Camerún y Honduras arrancaron con ventaja para ser lo peor del Mundial. Pero está a la vista que hay varios que quieren sumarse a la pelea. Veremos cómo siguen en la segunda fecha. Queda mucho fútbol en este Mundial. Por suerte.