Cincuenta años. Contemos los presidentes: Arturo Frondizi, el monigote de José María Guido, Arturo Illia, el dictador Juan Carlos Onganía, el dictador Roberto Levingston, el dictador Alejandro Agustín Lanusse, Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón, Isabel Perón, el genocida Jorge Videla, el genocida Roberto Viola, el genocida Carlos Lacoste, el genocida Leopoldo Galtieri, el genocida Alfredo Saint Jean, el genocida Reynaldo Bignone, Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner.
Veinticinco presidentes. Y una presidenta.
Es el inocente listado de quienes pasaron por la Rosada desde que nació Maradona. Uno lo sabe de memoria, porque también nació en el 60, y estas cosas son divertimentos de café.
Por cierto, hay de todo. Principalmente, mala gente. Y un sinfín de infradotados que tomaron el bastón y la banda por unas horas para ingresar –con la velocidad que sólo dan las estadísticas– en la historia, en Wikipedia y en algún recuadro burlón de la revista Barcelona.
Nuestra memoria pretende hoy relacionar a Diego con cada uno de ellos, hasta llegar al momento de la pregunta: ¿Con qué presidente se quedaría? ¿Por qué dijo lo que dijo sobre Kirchner al concurrir al velorio del jueves 28 de octubre?
Los medios difundieron que después del abrazo con Cristina, Maradona le dijo a la presidenta que “pelee” a los que están en contra de su gobierno, porque “los argentinos van a apoyarla”. Y al retirarse del velorio les explicó a los periodistas: “en el momento en el que estamos saliendo y tenemos un batallador, perderlo es terrible. Argentina perdió un gladiador, un hombre que se la jugó siempre por sus ideales y nos sacó del pozo. La última vez que lo vi estaba sereno, tranquilo. Lo de ayer no me lo esperaba, la desperté a Vero y dije qué humor negro, qué chiste malo, y cuando caí que Néstor había fallecido me pareció increíble. Escuchaba hablar a los que están en contra y hoy dicen que Néstor es el mejor. Me pareció muy hipócrita todo. Espero que a estos contras Cristina los pelee como los peleaba Néstor. En la Argentina no queremos más hipocresía”.
Después, Diego sumaría, a la manera de sus célebres frases: “Tenía muchas cosas del Che Guevara”. ¿Habrá imprudencia en sus palabras?, se preguntaron los revolucionarios. O se trataba de una demostración exagerada de quienes, golpeados por la historia y por la lista que encabeza nuestra nota, recurren al solemne momento de los reconocimientos. Subiendo, cada uno, las escaleras como puede.
Diego estuvo con muchos presidentes. Y no fue precisamente con Kirchner con quien compartió más momentos. Sin embargo, a los cincuenta años, llega el momento de calificar los méritos. Y la vara es el Che.
Quizás por esos desbordes de rebeldía.
Quizás porque se observaron gestos de audacia contra algunos poderosos.
Quizás porque cabalgaba en búsqueda de utopías.
Quizás por cierta manera encendida al hablar.
Quizás por la necesidad de romper con ciertas armonías.
Quizás porque preocupan los traidores.
Quizás por éstas, y algunas cosas más, Diego, y quienes cargamos los pesares y las dichas de cincuenta exactos años, medimos a la gente con varas parecidas.
Nota publicada en la revista Un Caño número 31, de noviembre de 2010.