Gerardo Martino fue bien preparado a la conferencia de prensa pre Uruguay. Sabía que los tiros no iban a ir por el futuro sino por el pasado. Sobre todo, por ese al menos curioso segundo tiempo que jugó la Selección contra Paraguay. Y más curioso todavía por lo que había sido la primera parte. La sorpresa se da porque Argentina logró hacer fácil lo difícil (abrir a un equipo que sólo apostó a defenderse) y luego se complicó con lo supuestamente más sencillo (mantener un resultado).
El tema es que Argentina no quiso mantener el resultado. Y eso fue lo que explicó el Tata, básicamente un mensaje para la prensa que considera una herejía que una defensa no la “saque si quiere ganar”. Ramón Díaz (porque el rival también juega, sí) hizo un par de movimientos como para que la segunda parte no se pareciera en nada a la primera. Paraguay pasó de no atacar a atacar con cuatro delanteros. Lógico: el partido se transformó y el Tata tuvo que tomar decisiones.
En medio de la conferencia, Martino bromeó con que lo ideal sería un mix entre él y “el Patón” (por Bauza). Justamente el Patón, casi al unísono, declaraba en el programa 2 de punta: “El periodismo no debería tomar partido por lo que le gusta, sino analizar lo que ve”.
Analicemos, entonces. Pero no analicemos con la chapa puesta, hagámoslo antes. Si un equipo como Paraguay, que no tiene como delanteros a Ronaldo, Neymar, Benzema y Lewandowski, propone romper el partido y cambiar ataque por ataque, ¿no aceptaríamos? ¿Que Paraguay ataque así y Argentina le responda primero con Pastore, Messi, Agüero y Di María y luego con Tevez, Messi, Higuaín y Di María es un mal plan? Martino en el momento entendió que no y así lo explicó ayer. “Paraguay propuso romper el partido y nosotros lo aceptamos porque confiamos en la jerarquía de nuestros futbolistas. No lo pudimos resolver porque fallamos las situaciones de gol. Pero el partido podría haber terminado 5 a 2 o 5 a 3. Con los jugadores que tenemos prefiero eso que ganar 2 a 1… No pasó. Nos desordenamos para recuperar. Nos empataron y eso cambia cualquier análisis”.
Por lo tanto, el análisis habría que dividirlo en dos: qué quiso hacer el técnico y cómo le salió. Lo que quiso hacer fue lo más conveniente para la Selección (según su manera de entender el fútbol), pero le salió mal.
¿Cuál era la otra opción? Escuchamos a unos cuantos periodistas decir que “había que poner a Biglia antes y se arreglaba todo”. ¿En qué se basarán para asegurar algo incomprobable? Probablemente en todos los partidos que (no) vieron esta temporada de la Lazio… Paradójicamente, Biglia hizo la falta que derivó en el tiro libre del 2-2 y permitió que el hombre al que marcaba le bajara la pelota a Barrios. Con esto no queremos crucificar a Biglia. Ni a los que fallaron los goles que podrían haber definido el partido muchísimo antes. Sí sacarle los clavos que le pusieron a Martino por tomar una decisión sensata.