Cualquier nene de cinco años que fue al menos una vez a la cancha sabía que Mascherano y Biglia no podían jugar juntos. El técnico de la Selección los puso. No sólo eso: necesitó 53 minutos para darse cuenta y modificar su capricho. Que Mascherano y Biglia jueguen juntos significa que no hay nadie que le dé una pelota limpia a Messi. Entonces Messi tiene que venir a buscarla. Por consiguiente, Agüero queda solo para recibir arriba. Parece mentira tener que escribir esto a esta altura, pero así lo decidió Sampaoli.
Lo cierto es que el técnico traicionó todos sus ideales. Un tipo que considera que el volante central es el termómetro de un equipo, pone a un volante central que necesita dos toques para controlar la pelota y otros dos para decidir a quién se la pasa. ¿No se entera Sampaoli de que todos los rivales del mundo lo dejan solo a Mascherano? ¿Por qué cree que lo dejan solo? Porque nada de lo que haga Mascherano los va a complicar. Que la tenga Mascherano complica a la Selección…
Sin juego colectivo, la única esperanza Argentina pasó por una genialidad individual. Y el único que se inspiró fue Agüero, con una mediavuelta maravillosa y un zurdazo contundente. Si no hubo juego colectivo fue sencillamente porque no hubo asociaciones. Ante un equipo bien cerrado como Islandia, Argentina se empecinó en meterse siempre por donde más gente había. Recién con el ingreso de Pavón hubo algo parecido a un desborde, pero generado por él mismo y no por ningún 2-1.
Tan confundido vivió Argentina que hasta Messi pateó un penalcito. Justo Messi, que ni siquiera se inspiró con la “provocación” de los tres goles de Ronaldo el día anterior. Porque el Messi de Barcelona, cuando Ronaldo mete dos goles, va y mete tres. Y si Ronaldo mete tres, Messi mete cuatro. La única charla técnica de Sampaoli debió ser de cinco minutos, sólo con Messi sentadito mirando un resumen de lo que había hecho Ronaldo contra España. Más motivación que ésa, imposible. Pero claro, Messi, sin equipo, quiso vestirse de salvador. Lejos estuvo de llevar a cabo su plan.
Queda un rato largo de Mundial como para que Argentina arregle lo numérico y pase de ronda. Aunque no hay tiempo suficiente para que le hagan una lobotomía a Sampaoli. El técnico está tan confundido que cuando le preguntaron en la conferencia de prensa si estaba más preocupado por el resultado que por la actuación, respondió: “La preocupación es no haber logrado los tres puntos”. ¿Alguien se imagina al técnico de España muy preocupado porque no ganó? En tal caso podría estar decepcionado por el empate sufrido al final, pero tras haber visto jugar a su equipo, ningún español debería estar preocupado. Los argentinos, sí. Todos.
¿Hay tiempo para una renovación? ¿Se atreverá el técnico a sacar a los dinosaurios? Basta de Mascherano, de Biglia, de Di María. Pavón, con el ratito que jugó, se la dejó servida a Sampaoli. Lo mismo el ridículo ensayo del doble cinco. El gran tema es si se aprende la lección o se insiste con los caprichitos.