“Lo más democrático es que el que quiera ver, pague”. La histórica máxima de Marcelo Bombau, entonces presidente de TyC Sports, terminó por resumir aquellos meses finales de 2009 en que se promulgaba la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el Estado abordaba el fabuloso negocio de la televisación del fútbol.

rn_14392_bombauAnacrónica en ese momento, cuando la sociedad respaldaba mayoritariamente la participación estatal para garantizar derechos básicos, como el fútbol -que sostiene a cientos de asociaciones civiles y es un producto que todos miramos como muestra su alto rating televisivo-, siete años después los tiempos se estarían ajustando a esa frase.

El gobierno de Mauricio Macri anunció los primeros cambios en el programa Fútbol para Todos. Ahora, las pantallas en las que se emitirán, en exclusiva, los partidos más importantes, los de los grandes, serán Canal 13, del Grupo Clarín, y Telefé, del Grupo Telefónica, -los dos canales de mayor audiencia-. “Fíjense cuánto pueden poner”, les pidió Fernando Marín, director de FpT, a los representantes de los canales como si estuviera pasando una gorra en un tren y no ofreciendo un bien del Estado.

Ahora, las pantallas en las que se emitirán, en exclusiva, los partidos más importantes, los de los grandes, serán Canal 13, del Grupo Clarín, y Telefé, del Grupo Telefónica, -los dos canales de mayor audiencia-. “Fíjense cuánto pueden poner”, les pidió Fernando Marín, director de FpT, a los representantes de los canales como si estuviera pasando una gorra en un tren.

El problema del nuevo esquema es que la TV Pública emite gratis para todo el país pero el 13 y el 11 no llegan a varios puntos -donde no es rentable- o se ven solo por cable. Desde el gobierno se apuraron a prometer que la TV Pública dará allí los partidos para mantener su gratuidad. Veremos. Pero también se supo que la B Nacional y la Copa Argentina, torneos más federales que Primera porque involucran a equipos de más provincias, serán transmitidos por TyC Sports. Está claro, el fútbol gratuito se reduce.

Fernando_Marin-Futbol_para_Todos_CLAIMA20151130_0309_28Hay otros efectos interesantes. Trascendió que los canales privados pagarán 180 millones de pesos, menos del 10% de lo que abona el Estado a la AFA. Pero no queda claro si eso incluye la enorme torta de la publicidad. ¿Lo recaudado por avisos queda en los canales, va al Estado o cómo se reparte? Vender la crema del negocio por un 10% de su costo tiene pinta de estafa.

El otro tema es el rating y la programación. Sin el fútbol, la TV Pública perderá fácilmente el liderazgo en la mediciones que le había quitado a los canales privados los fines de semana. Toda una declaración de principios sobre el lugar que debe ocupar el canal estatal para el nuevo gobierno. Además, tampoco habrá fútbol que intente minimizar las denuncias de Lanata -no lo vemos en el 7 cuestionando al poder de turno- o las críticas de algún debate político que mejore la calidad institucional. Ahora solo habrá relatos de goles.

La medida recibió apoyos de quienes repiten que el dinero del Estado, “mis impuestos”, tiene que utilizarse en cosas más importantes que el fútbol, que es un espectáculo, un negocio privado. Hace tres años, el propio Macri decía eso en voz alta. En campaña ya cambió el discurso. Ahora, hace eso pero no lo dice. El Estado sigue recortando “gastos”, con despidos o con el fútbol, pero no anuncia ni escuelas, ni hospitales, ni viviendas, ni puestos de trabajo. ¿Lo “ahorrado” se gastará para algo más que pagar comisiones para endeudarse en el extranjero?

Volviendo al fútbol, cuyos clubes merecen recibir ayuda estatal por que cumplen una función social de la que casi nunca se habla, los impuestos seguirán bancando casi todo el espectáculo. Porque el aporte que ahora harán los privados es pequeño, porque el dinero público seguirá llegando en forma de pauta oficial y porque cada uno de nosotros, con nuestros consumos diarios, continuaremos alimentado el mercado publicitario del que se nutre la TV, en especial las pantallas de mayor audiencia.

Es el negocio perfecto para los que ya manejan el negocio. Mucho mejor que el que tenían antes, cuando debían negociar con la AFA y pagar coimas a los dirigentes de turno. Son otros tiempos. El Estado está ahí para garantizar que las grandes fortunas prosperen. El que no pueda pagar, que no vea. Eso es la democracia. Cuánta razón tenía Bombau, tanto que nos reímos de él.