El empate que obtuvo San Lorenzo en Asunción, ante Nacional de Paraguay, sólo se puede explicar de una manera: a San Lorenzo, después de 55 años de búsqueda, no podía resultarle sencillo el trámite de consagrarse campeón de la Copa Libertadores de América. Sólo por esa razón se explica el 1-1 y la igualdad obtenida por Santa Cruz cuando faltaban 10 segundos para que se consumieran los 3 minutos de descuento otorgados por el juez colombiano.

Con esto no queremos decir que el partido fue un baile para los argentinos o que San Lorenzo mereció golear. Sí decimos que, en el marco de un partido muy frío y con grandes diferencias entre ambos conjuntos, el tímido equipo de Bauza había hecho relativamente bien las cosas como para llevarse el 1-0.Mira-fotos-Nacional-San-Lorenzo_OLEIMA20140806_0241_8

Decimos “relativamente bien” porque la idea que dejó el partido fue que se enfrentaba un equipo que no entendía muy bien por qué estaba jugando la final de la Copa Libertadores, contra otro que quería achicar al máximo el margen de error y que, por esforzarse tanto en hacerlo, no llegó a comprender jamás que tenía todo dado para cerrar la serie como visitante.

Porque digámoslo sin medias tintas: con un poquitito más de audacia, San Lorenzo estaba para liquidar el partido y la final, ya que Nacional -a medida que avanzaba el juego- dejaba muy claro que el techo de sus posibilidades lo había alcanzado antes del Mundial y que, hoy por hoy, es un equipo modestísimo que hace lo que puede. Y que es bastante poco, por cierto.

A San Lorenzo, entonces, le faltó audacia para creer que podía terminar con la serie en Asunción. De otra manera no se explica por qué Villalba, Romagnoli y Piatti estuvieron tan contenidos y preocupados con los relevos cuando pasaban Bufarini y Más o por qué Matos estuvo tan solo durante todo el partido.

Una estupenda jugada de ataque entre Bufarini, Villalba y Matos terminó con un golazo a los 19 minutos del segundo tiempo y la sensación, de ahí en más, fue que no había ninguna posibilidad de que a San Lorenzo se le escapara el resultado.

Un centro frontal, un mal rechazo de Gentiletti, un cruce poco convincente de Fontanini y la tardía salida de Torrico le dieron la chance a Santa Cruz de empatar el partido cuando ya todo parecía decidido. Y de darle a la final de la Copa un ingrediente más de intriga que, en términos normales y racionales, no lo tiene. Porque San Lorenzo demostró que, aún con el autocontrol que le impone Bauza, es es equipo sumamente superior a su adversario. Y dejó en claro también que la única posibilidad de que se escape esta Copa Libertadores es si se deja gobernar por sus propios fantasmas. Esos que rondaron y aparecieron cuando quedaban apenas 10 segundos de partido.