Yo lo llevaría igual. Qué quieren que les diga. Es Falcao, viejo. Es la estrella máxima de Colombia, el símbolo de un equipo, posiblemente también su líder. ¿No está al cien por ciento? A mí qué me importa. Preparen el torneo con un delantero de más y esperen a la estrella hasta el último día, si total por lesión se puede cambiar a un jugador hasta 24 horas antes del debut. ¿No llega al primer partido? A mí que me importa. Denle tiempo para recuperarse, para fortalecer esa rodilla hinchada. Que haga como Baresi en el Mundial ’94. Por ahí juega la final. ¿No llega ni siquiera al último partido? A mí QUÉ ME IMPORTA. Yo lo llevaría igual.

falcao3Es difícil de entender esa manía de no meter a un jugador en la lista de 23 convocados al Mundial sólo porque está lesionado. Está bien, digamos que es un futbolista normal, un, no sé, Montolivo. Posiblemente fuera titular en Italia durante el torneo y todo, pero si se rompe la tibia lo dejás afuera. Hasta ahí estamos claros. Ahora, ¿qué hacés si a Cristiano Ronaldo se le contractura el gemelo, o si se desgarra el gemelo, o si se le corta el tendón de Aquiles?

 

Lo llevás.

Y no lo llevás porque Nike va a estar contento, porque el fútbol es un negocio ni porque da bien en cámara. Lo llevás porque es el motor emocional de un grupo que puede verse reflejado en él. Porque hizo los goles que llevaron a su país a la Copa. Porque es el distinto, no sólo en los ojos del hincha, también de una buena parte de los pibes que comparten el vestuario con él. Y cuando algo sale mal, te apoyás en Cristiano. Juegue o no juegue.

De hecho, para solventar el análisis podemos basarnos en la realidad previa a Brasil 2014: ni Cristiano, ni Luis Suárez, ni Ribéry están a tope físicamente. ¿Qué decidieron sus entrenadores? Ahorrarse el problema de excluirlos. Mantenerlos en el grupo del que siempre fueron parte. Porque leen la incertidumbre como esperanza.

Lo de Pekerman es más valiente, pero no estoy seguro de que sea más inteligente. Falcao no estaba demasiado convencido de ocupar ese lugar, tampoco. Dicen que se bajó él, que quería que un compañero más entero tuviera una posibilidad de reforzar al equipo. ¿Qué quiere decir que “se bajó él”? ¿Que tiene más decisión que el técnico sobre su propia situación? En ese caso, refuerzo la teoría: no puede faltar. Es una situación casi de Groucho Marx: si puede automarginarse, no puede faltar.

No lo van a dejar afuera por un golpecito...Para mi gusto, el DT de Colombia debió haber convencido al nueve para que se plantara en su rol de ídolo. Para que se la creyera un poco más. Para que aportara su personalidad al tan mentado grupo, incluso sin tocar la cancha un minuto. Con él en el plantel, Colombia es más equipo. Aunque no juegue.

Alguno argumentará que es una locura ocupar un cupo de los 23 con un jugador que no va a pisar el campo. ¿Y el tercer arquero de cualquier seleccionado, planea estar muy ocupado en el campeonato? ¿Y Garcé en Sudáfrica? ¿Y Caniggia en 2002? Incluso agregaría a la lista a Augusto Fernández. No se me ocurre ningún puesto que  él pueda ocupar, ni siquiera si el escenario es la lesión de Gago, Mascherano y Di María. Si se lesiona nada más que Mascherano, posiblemente jugará Gago con Biglia, o Maxi Rodríguez con Gago en el centro de la cancha.  Si se lesiona Di María, entrará Ricky Álvarez. Si se lesiona Gago, aparecerá Maxi, a lo sumo Enzo Pérez. Si fallan los tres, uno pensaría en Maxi-Biglia-Ricky (o Enzo Pérez).

En casi todas las selecciones hay ejemplos de este modelo. En la misma Colombia, están Teo Gutiérrez e Ibarbo (que juegan por afuera), más Bacca, Jackson Martínez y Adrián Ramos, los tres nueves. ¿Seriamente creen que los tres van a contar con minutos en un campeonato de -como mucho- siete partidos? Seamos buenos, tenés 23, te sobran más o menos siete.

¿Entonces, por qué no llevar a Falcao? Es imposible dimensionar lo que ese muchacho siginifica para el fútbol de su país. Fue el héroe de un Atlético Madrid que resurgía. Fue la figurita más deseada del último mercado de pases. Es uno de los mejores delanteros de área del mundo.  Es un símbolo. ¿Por qué no llevarlo?

Que se siente en el banco y sea uno más. Que esté en las concentraciones. Que se entrene, incluso. A lo mejor, con viento a favor, con un poco de suerte, está para entrar un rato. Y si no, ¿qué importa? Estará para ser lo que tiene que ser: el estandarte de unos colores que lo trascienden.

Les digo más: seamos brutalmente honestos y resolvamos la cuestión con una pregunta que es mejor no hacerse: ¿en caso de lesionarse Messi, no debería estar igual con Argentina en el Mundial?