“Lamentablemente estamos en una situación muy incómoda en el campeonato, una situación que no esperábamos. Y a mí me duele bastante. Me incomoda mirar la tabla y ver que no podemos sumar. Me incomoda y me preocupa pero no tengo que dejar de creer en los jugadores que nos han dado mucho, pero debemos esforzarnos un poco más porque estamos jugando a una velocidad crucero que hasta ahora no nos ha alcanzado. Atacamos y defendemos a velocidad crucero”. “Velocidad crucero”. Parece no decir mucho Marcelo Gallardo con esa expresión pero habla de la inteligencia del técnico de River.

portada river chrisSi googleamos “velocidad crucero” lo primero que aparece es la definición de Wikipedia. Velocidad de crucero o velocidad media se define como aquella velocidad constante y uniforme que puede llevar una aeronave en condiciones normales de presión y temperatura, sin sufrir perturbación o variación de velocidad, altura, tracción ni resistencia en el vuelo. Es aquella velocidad estable en la cual se mantiene el avión en la mayoría de su trayecto, actuando como un piloto automático…”. Hasta acá lo que todos más o menos sabíamos o sospechábamos con términos algo más técnicos. Pero es el final de la definición a lo que seguramente se refirió el técnico de River: “…requiriendo poco esfuerzo por parte de la tripulación”.

La velocidad crucero puede estar muy bien para un avión, para un barco, para un coche en una ruta y hasta para un maratonista. Pero a un equipo de fútbol es lo peor que le puede pasar, básicamente porque la velocidad crucero es una velocidad monótona, siempre la misma. Y así no se puede jugar a la pelota. Y eso dijo Gallardo sobre sus futbolistas. Su inteligencia pasa por la forma que eligió para hacer una crítica tan contundente, con una expresión sutil que rara vez se utiliza en el fútbol. Sin embargo, de esa manera no levanta la polvareda que, por ejemplo, levantó una frase del Mellizo Guillermo en un entrenamiento: “Tienen prohibido tirar centros de mierda”. Si en las últimas horas se habla de River, se habla sobre lo mal que está jugando y los resultados que no consigue (al cabo, lo verdaderamente importante), pero no sobre la contundente autocrítica de su entrenador.

Ahora, lo que necesita Gallardo es la misma muñeca discursiva para acomodar a su plantel. Porque lo de la velocidad crucero no es una novedad. Hace rato que en River no se ve cambio de ritmo, sorpresa, desmarques, presión… En fin, una velocidad diferente a la que se necesita para ser un buen equipo de fútbol.