Hoy en día en Argentina no hay equipos que usen el achique como recurso. Esto quiere decir que, en la mayoría de los casos, un futbolista queda en posición adelantada por propia distracción y no porque el rival jugó a eso. Por lo tanto, es mucho más grave anular un gol por posición adelantada que no existió que convalidar un gol donde había offside.
Hay un par de casos del fin de semana, para un lado y para el otro. San Lorenzo y Racing metieron goles porque los líneas durmieron y no vieron (o no consideraron) offside de Matos y de Bou. Los hinchas de Lanús y los de San Martín de San Juan –con cierta razón, posiblemente- no estarán de acuerdo, pero fue mucho peor lo que le sucedió a Belgrano. Velázquez picó tan de atrás que lo vio cualquiera desde cualquier sofá. El línea, evidentemente, estaba pensando en lo que iba a cenar esa noche.
¿Por qué anular un gol que vale es peor que convalidar uno que no? Por lo difícil que es meter un gol, básicamente. Y porque, como ya se aclaró, la defensa de Lanús no dio un paso adelante para dejar a Matos adelantado y así terminar con la jugada. Ni hablar de la defensa de San Martín, que ya ni contaba cuando Acuña fue generoso con Bou.
Como los líneas se van a seguir equivocando, jugadas como éstas exigen ya mismo una mirada televisiva. Claro, lo más probable es que no suceda porque a la FIFA no le conviene. ¿Qué mejor manera de arreglar un resultado que levantarle la bandera a un equipo y no levantársela al otro? Eso sí, la FIFA puso a dos asistentes más en la línea del arco para evitar los goles fantasma. ¿Cuántas veces hay un gol fantasma? ¿Una cada cien partidos? ¿Sólo para eso vale la penar poner dos tipos más en la cancha? (Y encima a veces se equivocan, como pasó hace unas semanas con el Palermo italiano: un tiro picó medio metro adentro pero el señor que estaba en la línea ni se enteró). Sin embargo, un gol en offside o un gol anulado por un offside que no fue se da en un partido de cada cinco. ¿Entonces?
La única solución es parar 30 segundos un partido y que haya un árbitro (la verdad, ni siquiera sería necesario que fuera árbitro, lo podría hacer un nene de 8 años) mirando la jugada por televisión. Ojo, no pedimos “ojo de halcón” para cada jugada polémica, como por ejemplo una falta o una expulsión. Porque, sencillamente, esas cosas tienen que ver con el criterio del árbitro. Pitana puede considerar una acción como falta y Abal, no. Una posición adelantada, en cambio, es o no es. Y en menos de lo que tarda en entrar y salir el carrito para llevarse a un lesionado, el fútbol sería un poco más justo.