River jugó la semifinal del Mundial de Clubes con dos objetivos muy claros. El primero era recuperar el nivel de juego perdido. Y el segundo era ganar para pasar a la final. Sólo uno de esos dos puntos se cumplió. Ganó y espera al Barcelona. Pero ante el Sanfrecce japonés jugó un partido espantoso. Y no lo perdió gracias a su arquero Marcelo Barovero, quien en el primer tiempo salvó tres mano a mano que tranquilamente podrían haber despedazado las ilusiones del equipo de Gallardo.
El partido que había pensado el entrenador argentino se dio en gran medida, porque los japoneses salieron a esperar y River a mantener el control de la pelota. Lo que no se imaginaba Gallardo, y suponemos ni un solo hincha, era que el nivel individual de River iba a ser tan bajo de tres cuartos de cancha para arriba y que los desajustes defensivos se iban a multiplicar de tal manera que nadie se hubiera horrizado si River se iba dos o tres goles abajo tras el primer tiempo. No pasó pura y exclusivamente por la actuación de Barovero.
Poco después del partidos llegaron las declaraciones de los jugadores, quienes en su mayoría destacaron el triunfo y dijeron que planteo de los japoneses los complicó y a que ahora, ya cumplido el objetivo, con Barcelona la cosa iba a ser diferente.
No tenemos por qué dudar de sus palabras. Pero los hechos nos indican una realidad bastante más complicada. De repetir semejante actuación, River no tiene la más mínima chance de salir indemne ante el Barcelona. Porque no fue eficaz en defensa, porque no pudo controlarla pelota en la mitad de la cancha, porque no tuvo ideas para preocupar a los japoneses y, básicamente, porque si no fue capaz de presionar al Sanfrecce, nos parece casi imposible que lo pueda realizar contra el Barcelona.
Ahora, las dudas de Gallardo serán: ¿jugar otra vez con doble cinco? Cremos que sí, que lo hará para cortar los circuitos de Barcleona. ¿Pisculichi o Lucho González? ¿O sumará otro volante para recuperar? Nos parece que esta última alternativa es la más probable. ¿Cómo generar juego? Seguramente jugará de contra. Pero lo más preocupante es: ¿cómo conseguir solidez defensiva? Porque si algo está claro es que River fue un equipo absolutamente vulnerable, especialmente por el área de infuencia del colombiano Balanta. Y contra el Barcelona, no quedan dudas, este tipo de errores sería letal.