En el Grupo A, San Lorenzo avanza a los tumbos y se mantiene en la séptima posición con 12 puntos en 8 partidos. River está dos puestos más abajo, con 9 unidades en 8 juegos.
En el Grupo B, Boca y Racing se mantienen séptimo y octavo, ambos con 11 puntos.
El único grande que parece haber enderezado el rumbo es Independiente, aunque esta afirmación la debemos circunscribir a los resultados, ya que en el juego sigue dejando muchas dudas. Y para confirmarlo no hay más que mirar su triunfo ajustadísimo ante Patronato, por 2-1, el viernes pasado.
Así es como nos topamos con que los líderes de las diferentes zonas son inesperados. En el Grupo A tenemos a Godoy Cruz, Arsenal, Gimnasia y Vélez. La otra presencia, la de Rosario Central, es más previsible habida cuenta de los buenos rendimientos que viene desplegando el equipo de Coudet desde hace poco más de un año.
Ya en la zona B, Lanús, Estudiantes, Atlético Tucumán, Defensa y Justicia, Huracán y San Martín de San Juan son los que dominan. Y aquí si se quemaron los papeles, ya que nos hay un solo favorito de los esperados.
Digamos que una de las razones que tiene a los equipos grandes es la abundancia de compromisos. Todos, salvo Independiente, juegan la Copa Libertadores. Y ya es sabido que los jugadores y entrenadores argentinos parecen tener una tara con ese asunto. Sostienen, y parece ser cierto sicológica y físicamente, que no están en condiciones de afrontar dos torneos exigentes a la vez. A quien firma esta columna le parece insólito que jugadores profesionales no puedan afrontar dos partidos de fútbol por semana, pero parece ser que es creer o reventar, porque a todos les pasa lo mismo.
De este grupo debemos excluir a Huracán, que muy a pesar de todos los problemas que tuvo, accidente de por medio en Venezuela y lesión de dos jugadores importantes del plantel, está muy enfocado en la Copa Libertadores y en torneo local. Los que parecen saberlo todo, dicen que esta exigencia muy pronto le pasará factura. Nosotros esperamos que no, y que el equipo de Domínguez pueda romper de una vez por todas con mito que instaló su suegro (Carlos Bianchi) cuando dirigía a Boca: “No se puede ganar la Copa y el torneo local. Hay que elegir a uno”.
Respecto de la cosa meramente futbolística, San Lorenzo y River (Pablo Guede y Marcelo Gallardo) no dan pie con bola con la formación del equipo y con un sistema de juego. Avanzan un paso y retroceden dos fecha a fecha. Racing se está acostumbrando a Facundo Sava. Y Boca arrancó a los tumbos desembocando en la salida del Vasco Arruabarrena y el ingreso de los Barros Schelotto, con las complicaciones que implica el cambio de técnico.
Los casos de Godoy Cruz, Arsenal, Vélez, Lanús, Estudiantes, Atlético Tucumán y San Martín de San Juan son bastante parecidos. En todos los casos mostraron entrenadores nuevos y, lo más llamativo, es que la mayoría carecía de historia en Primera División, salvo Almirón en Lanús que venía de Independiente.
Sebastián Méndez está en Godoy Cruz. Luego de sus experiencias en San Lorenzo y Banfield, decidió bajar tres años al ascenso. Atlanta, Platense y Gimnasia de Jujuy fueron sus escalas antes de llegar al club mendocino. Su vocación ofensiva y la buena elección de refuerzos fueron clave para este muy bien momento.
Sergio Rondina llevaba una década batallando en el ascenso. Comenzó en Midland en 2005 y luego pasó por Cañuelas, Colegiales, Luján, Excursionistas, Flandria, Atlanta y Villa Dálmine. Arsenal es un equipo ordenado y con las virtudes de los equipos modestos. Se hace fuerte de tres cuartos de cancha para atrás y sabe como lastimar al rival de contraataque. Se siente más cómodo cuando lo atacan que cuando debe hacerlo por propia voluntad. Tal vez por eso, su mejor rendimiento en el torneo lo tuvo ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, donde ganó 2-0 con una muy buena actuación.
Por el lado de Cristian Bassedas, su debut en Vélez es absoluto. Durante cinco años se había desempeñado como mánager en el club y ya desde hacía un par de temporada se le notaba que andaba con ganas de dar el salto. Todavía Vélez no mostró una identidad definida. Su recorrido está en observación.
Nelson Vivas tuvo una fallida primera experiencia en Quilmes, que terminó abruptamente cuando se agarró trompadas con un hincha del club que lo insultaba. Estuvo un año afuera y fue recuperado por Juan Sebastián Verón para dirigir las inferiores de Estudiantes. Con la salida de Gabriel Milito le llegó el turno y, por ahora, no sólo ha estado a la altura de las circunstancias sino que además potenció el rendimiento de varios jugadores juveniles. Estudiantes está jugado muy bien.
Juan Manuel Azconzábal también tuvo una experiencia fallida en su debut en Primera (Estudiantes en 2012). Luego armó el equipo de San Martín de San Juan que ascendió a Primera (2013-14) y más tarde, en la temporada pasada, obtuvo el ascenso con los tucumanos. Atlético Tucumán es la sensación del torneo por su buen trato de pelota, por su vocación ofensiva y, básicamente, por su humildad.
Y por último, Pablo Lavallén, con quién también nos topamos con un debut absoluto en San Martín de San Juan. Los sanjuaninos hacen un culto del buen manejo, de la prolijidad y, más allá de su bajo presupuesto, se las arreglaron para armar un equipo competitivo.
Gimnasia (con Troglio y ahora con Gustavo Alfaro después del despido de Pedro), Defensa y Justicia (con Ariel Holan), Lanús (con Jorge Almirón) y Huracán (con Eduardo Domínguez) son viejos conocidos y ya todos sabemos qué es lo que pueden dar. Lanús, tal vez, es la mayor sorpresa por su excelente nivel tanto individual como físico. Además, para Almirón, es un regreso con gloria después del fallido paso por Independiente.
Lo curioso del asunto es que por esta vez parece haberse roto la tendencia que marcaba que los dominadores de los torneo eran los equipos grandes. San Lorenzo ganó el Inicial 2013, River el Final 2014, Racing el Inicial 2014 y Boca el de 2015. Son los últimos cuatro campeones, los que cortaron la larga racha de títulos de Newell’s, Vélez, Arsenal, Estudiantes, Argentinos y Banfield, de 2009 para acá.
Nadie puede decir qué es lo que va a pasar en 7 fechas que quedan por delante. Lo único que está claro es que hay una renovación en el staff de entrenadores y que eso pude dar un giro virtuoso al fútbol argentino que, desde hace rato, andaba necesitando un soplo de aire fresco en sus formas de jugar y, además, en su estructura dirigencial. Pero esta es harina de otro costal y se resolverá dentro de un par de meses.