Vamos a hacer como los psicólogos. Que hable el paciente. Que se descargue. Que cuente sus sensaciones. Que suelte el problema y que trate de ver las posibles soluciones…
En este caso el paciente es Maxi Rodríguez y ésta no sería la primera sesión del crack de Newell’s. Ya lo hemos escuchado muchas veces hablar sobre lo mismo pero evidentemente tiene que repetirlo porque los que lo tienen que escuchar, no lo están escuchando… Esta es la última sesión, al menos pública, de Maxi. Fue después de la derrota contra Unión. Pero, ojo, no tiene nada que ver con que su equipo haya perdido porque ya lo dijo también en las buenas…
“Siento tristeza por lo que está pasando en la institución. Acá el único que se perjudica es el club. Y hasta que no nos pongamos los pantalones largos y tomemos conciencia de lo que es la institución… Hay que tener seriedad, compromiso y tirar para adelante. Si me tengo que quedar, encantado porque es mi casa. Y si no, hasta el último día di todo. Nadie me puede reprochar nada. Acá la que pierde es la institución. Los jugadores pasan, los dirigentes pasan y lo que queda es la institución. No se dan cuenta de eso. Lo más fácil siempre es hablar y criticar. Tanto el grupo como yo damos la cara, estamos acá adentro, entrenamos en condiciones que no son las ideales… Es la situación que nos toca vivir. Y ponemos la cara y ponemos la cara. Y nos golpean y nos golpean. Y nos levantamos y nos levantamos. No me voy a rendir nunca hasta el último partido. Igual que mis compañeros. Los chicos la están pasando mal, los grandes la estamos pasando mal. No sirve de nada esto. Creo que hay que tomar conciencia y de una vez por todas poner los huevos donde hay que ponerlos”.
Y esto había dicho Maxi unas semanas antes…
“Está muy claro que yo me quiero quedar. Yo creo que a esta altura de mi carrera no tengo que estar dando exámenes. A uno lo tienen que hacer sentir importante, por lo que significa para la institución, para el vestuario y por lo que rinde en el campo de juego. La verdad es que yo me siento muy bien, sigo haciendo goles, apoyando al equipo… Sigo disfrutando como el primer día. Después se verá”.
¿Hay algún jugador que sea tan representativo para un club como lo es Maxi Rodríguez? Quizás Bochini hace 30 años. Quizás Riquelme. Quizás Verón. Quizás Diego Milito. Quizás algún otro. Pero Maxi y Newell’s son lo mismo. Con él se podría usar perfectamente esa frase que dice: “Tomá la llave del club, hacé lo que quieras”. Y nadie le va a reprochar nada.
Maxi, cerca de los 40 años, sigue hablando en la cancha como cuando era un pibe. Se sigue rompiendo el alma por su equipo (“mi casa”, como lo llama él). Es figura en casi todos los partidos. Mete goles. Ordena. Arenga. Vive por y para Newell’s. Y eso le da todo el derecho a hablar afuera también.
Por si no se entiende bien, Maxi está pidiendo ayuda todas las semanas. Por lo visto, los dirigentes no están ayudando demasiado y hasta lograron que renunciara el entrenador. A Maxi se le vence el contrato y todavía no sabe si va a seguir en un lugar donde debería continuar hasta la eternidad. Pero el tipo no pide sólo por él, pide por “la institución”. Porque él es mucho más sensato que los que mandan y aclara que “los jugadores y los dirigentes pasan, queda el club”.
¿Entonces? Ñubel es demasiado grande. Sí, Ñubel, como lo llaman sus hinchas. Porque son los hinchas los que hacen grande a un club. Son ellos los que pueden defenderlo, los que pueden salvarlo. Como ya lo dice la canción: “Pasan los años, pasan los jugadores, los dirigentes siempre quieren robar”. Parece que es el momento para decir presente. Pueden ser muy folklóricos los banderazos antes de los clásicos y llenar la cancha todos los partidos (cuando no está suspendida). Pero hoy Ñubel necesita otra cosa. Se los está diciendo su líder.
Y si no es suficiente motivación, siempre pueden recordar esta imagen.