Argentina finalmente no pudo dar el último paso hacia el título y se quedó con el subcampeonato. Nada mal habida cuenta de lo que se desconfiaba a priori de este equipo. Sin ir más lejos, la derrota ajustada ante Alemania se está festejando en las calles de Buenos Aires y del resto del país como si en realidad hubiera sido un éxito categórico. No está nada mal eso de celebrar a pesar de haber sido superados.
Se puede hablar durante horas de la dignidad de este equipo aún en la derrota. De que dejaron todo en la cancha y hasta se debe considerar que el físico no los ayudó a terminar la final como lo hubiera deseado.
Argentina fue eso, justamente. Un equipo digno. Inferior a Alemania, pero digno. Decidido a empiojarle el partido a los europeos al punto que, durante la primera hora del juego, con la simplísima fórmula de esperar y contraatacar, estuvieron a poco y nada de ganárselo.
El equipo de Sabella jugó a un tiro. O dos. Finalmente tuvo cuatro balas en el cargador. Y no dio en el blanco cuando salieron. Lo tuvo Higuain después de un rechazo al revés de un adversario y remató desviado o Messi en dos desbordes (uno por la derecha en el primer tiempo y otro por la izquierda en el segundo) o Palacio en el suplementario tras un extraordinario pase de Rojo (si alguien puede explicar ese sombrero que tiró en lugar de sacudir un zurdazo, se lo agradecería).
El resto del partido fue soportar el asedio alemán. Resistir. Hacer lo que más le gusta a los que entienden que el fútbol es eso: colgarse del travesaño y sólo jugar al error o a la distracción del adversario.
Argentina pudo celebrar de esa estrategia contra Bélgica (bancó el cero en el arco propio después del gol de Higuain), contra Holanda (ganó en los penales luego de terminar 0-0), pero no se le dio esta vez. Un error. Un maldito error en la marca (Demichelis lamentablemente lo perdió a Götze en el retroceso) y una extraordinaria definición del alemán, definieron el partido. A otra cosa. Son los riesgos de jugar a defender el arco propio sin tener un plan de acción para atacar al adversario.
Se fue el Mundial. Un gran Mundial para Argentina. Subcampeones después de 24 años. No está nada mal.
Llamada al pie: No le dedicamos ni una línea a la infracción de Neuer sobre Higuain no cobrada por el italiano Rizzoli, porque no nos parece que debamos llorar. Argentina no perdió por esa circunstancia de juego ni por asomo.