Vayamos directamente a la formación de Boca en el último partido con Estudiantes.
Orión: un buen arquero que está apareciendo poco y nada para solucionar los defectos de sus compañeros.
Marín: un chico de 22 años al que, por lo que se vio en La Plata, le queda grande la camiseta. Por no arriesgar y jugar mandó una pelota al lateral y de ahí vino el primer gol de Estudiantes.
Echeverría: un central correcto, que parecía que podía enmendar un poco a una defensa horrible. Mientras estuvo en la cancha, lejos estuvo de hacerlo. Luego, salió cortado.
Cata Díaz: sencillamente hace rato que no es el que era. Todavía no nos animamos a decir que juega sólo por el nombre.
Zárate: en cada partido que lo vemos nos da la sensación de que no tiene la jerarquía mínima para la Primera de Boca.
Erbes: había arrancado como un buen proyecto pero pagó las malas últimas temporadas del equipo. En La Plata intentó rebelarse pero fue sólo con patriadas individuales que no conducían a ningún lado.
Bravo: le vemos algo de prolijidad y no mucho más. El 5 de Boca debería pedir absolutamente todas las pelotas. El, sin embargo, parece que se esconde.
Castellani: podríamos decir que es un Riquelme de cuarto nivel. Es el único que intenta jugar con sus compañeros. Pero, con compañeros de tan flojo nivel, el único que lo podía hacer era Román.
Carrizo: un chico que de vez en cuando se destacó en Central. Por correr, por meter, por algún gesto técnico… Pero… Eso: pero.
Calleri: era más suplente que titular en un equipo que se fue al descenso. Y Bianchi lo pone para solucionar los problemas ofensivos. Es de lo que viene zafando gracias a su actitud. No le alcanza.
Chávez: goleador en el Ascenso. Jugaba en un Banfield que estaba mecanizado, con compañeros que se entendían. No está para resolver las cosas solo.
Meli: caso parecido a los demás. Apenas si se destacó en Colón. No tenemos ni idea qué méritos le vio Bianchi para llevarlo a Boca. Y lo que más nos sorprende es que no haya un 8 más o menos bueno en las Inferiores como para tener que ir a buscar a un jugador mediocre.
Para entendernos, Castellani, Chávez y Carrizo son refuerzos potables. Pero literalmente: re-fuer-zos. Sin embargo, ninguno de ellos vino a reforzar nada. Todos vinieron para jugar, para ser parte de un nuevo equipo. Y para eso están otro tipo de futbolistas. Son muy pocos los que se ponen una camiseta como la de Boca y juegan como si nada.
Por todo esto, Boca no juega ni mal ni bien. No juega. Con tanto jugador nuevo, se necesita mucho tiempo. El mismo tiempo que Bianchi ya no tiene.