“Belgrano es un equipo duro, que se defiende bien y no te deja jugar”. La frase se repite desde el histórico triunfo ante River en la Promoción de 2011. En estos años, Ricardo Zielinski logró forjar una identidad (algo que ya de por sí es un mérito en el fútbol argentino), lo que le sirvió para cosechar no sólo elogios, sino también puntos. Muchos puntos. Sin embargo, contaba prácticamente con una única virtud: la buena estructura defensiva. Hoy, casi cuatro temporadas después de aquella victoria inolvidable, Belgrano evolucionó y ya no es aquel equipo molesto que se cierra bien atrás. Hoy tiene mayor calidad individual y colectiva e intenciones más valiosas.
Ganó seis de los últimos siete partidos, está a dos puntos del líder Boca y apenas perdió dos de doce en el torneo. Hasta ahí lo que se puede ver en la tabla de posiciones y es una de las muchas cosas buenas de este momento para el cuadro cordobés. En la cancha, Belgrano demostró ser uno de los equipos con mayor cantidad y calidad de variantes ofensivas del campeonato. Este año, dejó de preocuparse nada más que por el arco propio y sumó jugadores de buen pie que le permiten salir a atacar en cada partido de forma natural.
¿Qué cambió? Es muy simple: los futbolistas. Hoy, Zielinski tiene la posibilidad de reunir a mediocampistas y delanteros capaces de armar una jugada como la del segundo gol a Arsenal y lo hace. Porque es lo mejor. Tras la última victoria, el entrenador afirmó: “Rescato la intención de juego, a partir de que tenemos jugadores de buen pie, buscamos siempre jugar corto y me parece que la intención es muy importante”. Clarito. A todos los directores técnicos les gusta jugar bien, el problema es que no siempre tienen el material para hacerlo.
Belgrano comienza los encuentros con un esquema 4-4-2 flexible, que puede ser un 4-4-1-1 o un 4-3-3 según el juego lo requiera. Los números no dicen demasiado, por supuesto, pero al menos sirven para describir la línea de cuatro clásica en el fondo, el doble cinco y la versatilidad en el ataque de Lucas Zelarrayán, el mejor exponente de este nuevo tiempo en el Barrio Alberdi.
Juan Carlos Olave es el arquero histórico. Titular indiscutido, está en un buen nivel y su presencia es clave para el resto de sus compañeros desde lo anímico. Cristian Lema y Claudio Pérez son los centrales titulares. El Chiqui recuperó la constancia que lo llevó a Boca y es el líder del fondo por personalidad y fortaleza física, aunque en ocasiones abuse del pelotazo largo. En Lema encontró un gran socio, que también tiene buen juego aéreo y no es un negado para salir jugando desde atrás, algo que el equipo no hace como fórmula principal pero sí en determinadas ocasiones.
Renzo Saravia juega como marcador de punta derecho y Sergio Escudero (ante Arsenal estaba suspendido y fue titular Federico Alvarez) lo hace por la izquierda. El ex jugador de Independiente ha sido una de las grandes sorpresas positivas de este torneo. Tras un campeonato muy malo en Avellaneda, se convirtió en un hombre clave de Belgrano gracias a su capacidad para la marca y también para asociarse con Jorge Velázquez y hasta con Zelarrayán en ataque. De hecho, suma tres tantos y es uno de losgoleadores del equipo. Del otro lado, Saravia, con su criterio para escalar en ofensiva, se muestra como una gran promesa.
Sebastián Prediger y Guillermo Farré forman un doble cinco muy aceitado. Ambos tienen buen manejo y, aunque Prediger es el que parte desde más atrás, pueden intercambiar roles. Farré vivió todas las etapas de este proceso en el club y es uno de los líderes del plantel, quien decide dónde se para el equipo. Si necesitan ir al ataque, se suelta más y deja que el ex hombre de Colón y Boca se pare por delante de los centrales para ser salida y para tomar al mediocampista más adelantado del rival. En la idea de rotación y posesión, ambos tocan con criterio y entran en el circuito. Aunque esa búsqueda de juego asociado tiene más que ver con los hombres de ataque, Prediger y Farré están capacitados para dar el primer pase.
En las primeras fechas, Zelarrayán jugó tirado a la izquierda y Fernando Márquez lo hizo como delantero junto a Mauro Óbolo. Sin embargo, frente a Newell’s por la séptima jornada, Zielinski decidió colocar a Jorge Velázquez por izquierda y soltar al 10. El experimento salió a la perfección y Belgrano jugó uno de sus mejores partidos en el año. Entonces, Velázquez no salió nunca más. Tiene recorrido, aprendió a asociarse con Escudero y, tal como quedó demostrado en el golazo ante Arsenal, entra muy bien en el juego de toque con los delanteros.
Por derecha aparece Emiliano Rigoni, el máximo goleador del equipo en el campeonato. Ese simple dato habla de su importancia en este momento. Es uno de los futbolistas más claros y el principal socio de Zelarrayán. Ya había demostrado sus cualidades la temporada pasada, pero en 2015 explotó como un mediocampista capaz de definir partidos por su pegada con ambas piernas y su inteligencia táctica. Es zurdo, pero casi no se nota que juega con el perfil cambiado. Llega a posición de gol con naturalidad y al mismo tiempo que es vital para ensanchar la cancha, también lo es para llegar por el centro cuando Zelarrayán se abre o se mete en el área.
Su nombre ya se mencionó cuatro veces en este texto, lo que habla de su importancia en este Belgrano. Zelarrayán es clave de esta nueva idea de Zielinski. Es el eje de cada ataque, el encargado de romper líneas con pases o con gambetas, el responsable de acelerar o de frenar, de abrir o cerrar. Es un 10 clásico, inteligente, con mucho panorama y la misma capacidad para conducir los avances como para terminar las jugadas. No haberlo transferido en el último mercado de pases es un acierto gigante de la dirigencia y una de las principales razones para que el Celeste pelee bien arriba en el campeonato.
Tras la salida de la titularidad de Márquez, Mauro Óbolo es el único delantero posicional, aunque, como se dijo, Velázquez, Rigoni, Zelarrayán y hasta Escudero llegan a posición de gol. El ex atacante de Vélez tiene sólo tres anotaciones en el torneo, pero su aporte no muere en ese número. Arrastra marcas, genera preocupación en el rival y ha demostrado inteligencia para pivotear y tocar de primera para el ingreso de frente de alguno de los mediocampistas. Además, se entiende muy bien con el enganche, que juega mucho más seguro porque sabe que adelante tiene un jugador que va a moverse bien y que también va a tocar con criterio.
El segundo gol ante Arsenal sirve para describir este muy buen momento de Belgrano. Cuatro pases de primera, rápidos y precisos. Son la muestra de una idea de juego asociado, de una búsqueda de progresar por intermedio del toque. Porque la repentización de ese movimiento tiene que ver con un concepto que se trabaja. Y en eso tiene mucho que ver Ricardo Zielinski, que se animó a cambiar y ganó.