“Brasil, decime qué se siente; tener en casa a tu papá; te juro que aunque pasen los años; nunca nos vamos a olvidar; que el Diego los gambeteó; que el Cani los vacunó; están llorando desde Italia hasta hoy; a Messi lo vas a ver; la Copa va a traer; Maradona es más grande que Pelé”, es la canción de moda en el Mundial que los argentinos nos contamos.
Y la verdad que resiste poco análisis. De hecho, pareciera que no tenemos muchas cosas para echarle en cara a Brasil. La letra habla de una paternidad dudosa, sobre todo en esas tierras, de lo que pasó en un partido, hace 24 años en ¡Octavos de final!, y sobre todo del futuro. De lo que nos gustaría que pasara.
Hace poco este Zlatan Ibrahimovic animado salió a decir lo que tendríamos que haber dicho antes. Todo lindo con la canción, la música es pegadiza, la hinchada de San Lorenzo es original, pero mejor guardarla para cuando corresponde. Si el 13 de julio realmente pasa lo que todos queremos, y bueno, ahí vamos a cantar. Con esa hermosura dorada en la mano.
Pero hacerlo ahora, cantar después de ganarle a Irán, o de sufrir con Suiza… Se parece más a los que gritan los goles antes de que la pelota entre. ¿Cuándo te pasa en la cancha, en un bar o en tu casa, que tu viejo lo grita antes, no te pone en modo violento? Esperá un cachito, atolondrado. Esperá que con tu grito me espantás la alegría que yo también quiero que llegue. Quiero que sea gol, que Messi les pinte la cara en el Maracaná y que Argentina levante la Copa. Y ahí, cantarles esta canción.
Así, parece que estamos preparando el premio consuelo. Que no importa lo que pase, que ya ganamos el duelo de hinchadas. ¿Y? Ellos se llevan otro Copa, la sexta, pero nosotros les cantamos un lindo hit de cancha. Sería un recuerdo bastante triste, ¿no?
“Brasil, decime cómo se hace”… sería mucho más honesto.