Uno de los pasajes más emotivos de Eight Days a Week, la excelente película dirigida por Ron Howard en la que se recuperan imágenes documentales de gran parte de las actuaciones en vivo de The Beatles, es el momento en el que se ve a los hinchas de Liverpool en las gradas de Anfield, exultantes de felicidad, cantando en perfecto coro, She loves you, el hitazo de Lennon y McCartney que ese año -1964- había llegado al top en los charts británicos.

Los Reds no ganaban la Football League (hoy Premier League) desde 1947, año en el que se habían reiniciado las competencias en la isla, tras el largo paréntesis obligado por la Segunda Guerra. Los Beatles, que habían crecido escuchando caer las bombas, estaban a punto de caramelo y el mundo parecía bastante menos berreta gracias a sus canciones. Para los hinchas de Liverpool el combo de dicha se completaba con el  campeonato. Ya en los últimos tramos del torneo, en el entretiempo del partido frente a Manchester United, se escuchó por los altavoces del estadio de Anfield la canción que poco tiempo atrás Paul y John habían compuesto en una furgoneta durante una gira de la banda por Newcastle. Los 2,18 minutos que duraba She loves you fueron registrados en un disco simple que apareció en Inglaterra en agosto del 63 y que no fue del todo bien recibido por la crítica: “Es una basura banal” escribió Brian Matthew en la revista especializada Melody Maker.

Ninguno de nosotros había oído jamás esa palabra y pensamos: “¿Banal?, ¿Qué es eso?  ¿Empalagoso? ¿Demasiado rebelde? ¿Qué significa banal?” La ironía de Paul al recordar el episodio se justifica: She loves you fue el disco simple más vendido de la historia del cuarteto y queda claro en las imágenes que cada uno de los fanáticos del Liverpool presentes en las gradas esa tarde, conocían perfectamente la letra y cada uno de los grititos e inflexiones del tema con precisión.

 

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Apenas unos pocos años más tarde, en 1969, el modesto Chacarita Juniors conmovía los cimientos del fútbol argentino y se consagraba Campeón Nacional, después de golear 4 a 1 a River en la final disputada en la cancha de Racing.

Los hinchas funebreros, inspiradísimos, tomaron la pegadiza melodía de Ob – La – Di, Ob – La – Da, del ahora clásico, pero en ese momento revolucionario Álbum Blanco de Los Beatles para alentar a su equipo durante ese año inolvidable. La canción, con algo de Ska, sin dudas ideal para animar cumpleaños infantiles, había sido compuesta por McCartney. Según escribió en la revista La Mano el periodista de rock Alfredo Rosso:  Paul escuchó por primera vez las palabras “Ob-la-di ob-la-da” de boca del ejecutante de conga nigeriano Jimmy Scott, a quien había conocido en un club de onda del barrio londinense de Soho. El músico africano era famoso por sus frases pegadizas y parece ser que “Ob-la-di ob-la-da” (el estribillo) quería decir “la vida continúa” en un dialecto de la etnia Yoruba.  

Los hinchas de Chacarita por supuesto le cambiaron la letra -no se esmeraron mucho, por cierto- para expresar ese momento excepcional de su historia y rápidamente la tendencia se propagó por el resto de las hinchadas. Por un tiempo, Los Beatles estuvieron presentes domongo a domingo en las canchas argentinas.

Del acontecimiento no se conservan testimonios sonoros pero quedó registrado para siempre por la aguda observación del humorista Osvaldo Pérez D’élia que en la revista El Gráfico publicó esta viñeta:

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