“Gracias a mi caso, los futbolistas del siglo XXI tienen derecho a circular libremente al igual que otros trabajadores, y a no ser tratados como ganado o como animales de granja”. Jean Marc Bosman no es recordado por su talento futbolístico. Nunca se destacó demasiado y nadie lo echó de menos cuando se retiró del fútbol. Sin embargo, su nombre quedó en la historia porque fue quien hizo posible la liberalización de los fichajes de jugadores comunitarios en la Unión Europea (UE) y prohibió las indemnizaciones por traspaso. Es decir, Bosman provocó el nacimiento del fútbol moderno.
Según recordó la agencia EFE, el Tribunal de Justicia de la UE dictó sentencia el 15 de diciembre de 1995 sobre el caso de un futbolista profesional belga, quien demandó a la UEFA al considerar que las normas de la federación belga de fútbol le habían impedido su traspaso a un club francés. La máxima instancia judicial comunitaria concluyó que las normas de las federaciones de fútbol por las que se restringía el número de jugadores extranjeros en los equipos de fútbol y por las que se regulaban las transferencias de jugadores eran contrarias al derecho comunitario. Gracias a esto (o por culpa de), hoy pueden competir equipos ingleses sin un solo futbolista de esa nacionalidad.
En una entrevista con la página web de FIFPro, Bosman recordó su lucha. “Lo que hice es para estar orgulloso. Dicen que el caso Bosman fue el caso jurídico del siglo para el deporte. Fue importante aunque yo no obtuviera demasiado reconocimiento. Ningún futbolista se ha puesto en contacto conmigo para darme las gracias. Es difícil explicar a los futbolistas jóvenes la importancia del caso. Espero que con el 20 aniversario de la sentencia los medios de comunicación expliquen a la gente lo que significó, y eso tenga un efecto positivo”.
Hasta la Ley Bosman, sólo podía haber tres futbolistas extranjeros en cada plantel, sin importar si eran europeos o no. Desde 1996, no hay límites para los ciudadanos con pasaporte comunitario. Esto abrió las fronteras aún más de lo que ya estaban abiertas desde comienzos de los ochenta. Provocó un crecimiento impresionante de los equipos de mayor poderío económico, que salieron de compras por Sudamérica, África y el resto de Europa sin restricciones. Fue importante para la libertad de trabajo de los jugadores, pero generó una desigualdad que hoy es muy clara. Por ejemplo, a dos décadas del caso, sería imposible imaginar que un club de Yugoslavia, Rumania o hasta Holanda pudiera ser campeón de la Champions League.
Así recuerda Bosman el comienzo del proceso: “Interpuse la acción jurídica porque el Lieja, mi club en Bélgica, deseaba reducir mi sueldo en un 75 por ciento y retirar o recortar drásticamente mis primas. Recibí una carta con las condiciones que me ofrecían. Tuve la oportunidad de mudarme al Dunkerque, en Francia, pero los clubes no llegaron a un acuerdo. Otro problema que tuve es que si un jugador no está de acuerdo con las normas de un club, es suspendido por la Federación y no puede jugar. Un vecino me animó a presentarme con él en un bufete de abogados. Luc Misson dirigía el bufete, y Jean-Louis Dupont estaba haciendo prácticas allí. El Lieja tuvo 15 días para responder, y no lo hizo. Nos pusimos en contacto con la Federación belga y tampoco respondió, por lo que se interpuso la demanda judicial”.