¿En Islandia se juega al fútbol?, preguntó alguien al escuchar que la Selección de ese país se había clasificado por primera vez en su historia a la Eurocopa, con triunfo sobre Holanda en Amsterdam incluído. El interrogante tiene respuesta fácil por una simple razón: en todos los rincones del planeta se juega a la pelota. Sin embargo, no era una pregunta descabellada, porque nadie piensa en fútbol cuando habla de la remota nación nórdica. Björk, volcanes, vikingos y nieve. Pero no fútbol. Hasta hoy.
En Islandia hace mucho frío durante todo el año, más que en la enorme mayoría de los países del mundo. Y el fútbol se juega al aire libre. El lector puede hacer las cuentas necesarias para comprender por qué los islandeses nunca pudieron destacarse en el juego más popular como sí lo hicieron en deportes los de invierno, el handball y el básquetbol. De todas maneras, el fútbol forma parte de su cultura nacional como todo el globo. Lo que cambió para los hinchas nórdicos es que hoy tienen un equipo del cual sentirse orgullosos.
En 2000, la Federación Islandesa dio comienzo al proceso que tenía como principal objetivo esta clasificación. Ese año, se inició la construcción de varias instalaciones cubiertas para jugar y entrenar durante todo el año, ya que la temperatura máxima media entre octubre y abril es de siete grados. El mes menos frío es julio, con temperaturas de entre seis y catorce grados. Además, en buena parte del año hay días con muy poca luz natural, lo que hace todavía más complicada la actividad deportiva en el exterior. Por eso, fue tan importante la decisión de crear estos centros de entrenamientos exclusivos para el fútbol.
La segunda etapa era conseguir formadores. Durante la década del 2000, la Federación generó un programa para capacitar a entrenadores tanto en la isla como en Europa. Así, muchos DTs islandeses realizaron cursos de formación en la UEFA y hoy la nación cuenta con cerca de mil entrenadores con Licencia para formar futbolistas de alto nivel. Trabajan a tiempo completo con salarios muy altos (incluso para el estándar de vida nórdico) y ya se ganaron una reputación continental. Ellos son quienes encontraron y luego acompañaron a los futbolistas que lograron la clasificación para la Euro.
Hoy, es normal ver a jóvenes islandeses pasar a ligas importantes de Europa antes de cumplir los veinte años de edad, pero en el pasado era una verdadera rareza. Albert Gudmundsson fue el primero en dejar la isla. En la década del cincuenta jugó en Arsenal, Milan y Nancy de Francia y hoy su estatua engalana la sede de la Federación Islandesa. Tomó la posta Arnor Gudjohnsen, quien disputó la final de la UEFA con Anderlecht en 1984; y continuó la dinastía su hijo Eidur, ex delantero de Barcelona y actual líder espiritual del Seleccionado. Hoy, la gran mayoría del plantel nacional se desempeña en el exterior.
“Cuando somos jóvenes entrenamos en condiciones duras, sobre todo cuando jugamos al aire libre en el invierno”, declaró Gylfi Sigurdsson, quien llegó al fútbol inglés a los 16 años, cuando aún no había debutado en primera división en su país. Su compañeros Kolbeinn Sigthorsson, Aron Gunnarsson y Birkir Bjarnason también emigraron en la adolescencia, a Holanda y Noruega.
El primer gran triunfo del proyecto fue la clasificación para la Eurocopa Sub-21 de 2011, que ganó la España de Juan Mata y Ander Herrera. En las Eliminatorias, el equipo goleó 4-1 a Alemania en un partido que ningún islandés olvidará jamás. Antes le había empatado 2-2 en Magdeburgo. Esos resultados dejaron afuera a los teutones y clasificaron a Islandia para el repechaje, en el que derrotó a Escocia. Ese plantel es la base de la actual Selección mayor. De hecho, cinco de los titulares en el último partido contra Kazajistán jugaron aquel torneo juvenil.
En 2011, Islandia tenía centros de entrenamiento, formadores calificados y buenos juveniles. Pero no lograba trasladar el buen momento al equipo principal. En la clasificación para la Euro de Polonia y Ucrania 2012 finalizó en el penúltimo lugar de su grupo con solo cuatro puntos, todos obtenidos frente a Chipre. Es decir que perdió los dos partidos contra Dinamarca, Portugal y Noruega. Cuatro años más tarde, les ganó a todos los rivales de la zona en el torneo clasificatorio para Francia 2016. ¿Qué pasó en el medio? Llegó Lars Lagerback, uno de los nombres propios más importantes de esta historia.
Lagerback se hizo cargo del Seleccionado antes de las Eliminatorias para la Copa del Mundo de Brasil 2014. Islandia ocupaba el puesto 121 en el Ránking FIFA y por eso estaba en el último bombo cuando se realizó el sorteo preliminar, junto a San Marino, Andorra, Luxemburgo, Liechtenstein y… Gales, paradójicamente. En el debut le ganó 2-0 a Noruega, una victoria que puede destacarse como el comienzo de la etapa más gloriosa del fútbol islandés. Finalizó en el segundo lugar, por encima de Eslovenia, Albania, Chipre y la propia Noruega. Sólo Suiza lo superó. En el repechaje perdió contra Croacia.
“No me llamaría a mí mismo héroe. Héroes son Martin Luther King y Nelson Mandela, pero hicimos un buen trabajo”, afirmó el técnico sueco tras la clasificación. Es que se convirtió en un ídolo nacional desde que se hizo cargo de la Selección. Hasta fue elegido como el “islandés del año” en 2013, a pesar de que es sueco. Les cambió la cabeza a los futblistas islandeses, les hizo creer que podían ganarle a cualquiera, que tenían el talento y la disciplina.
Se sabe cuál es la mentalidad nórdica: trabajo, perseverancia y organización. A eso que llevan en la sangre le sumaron técnica y el resultado no tardó en llegar. “Este es el resultado del trabajo duro de muchas personas. Todos han mejorado, sobre todo los jugadores”, dijo el DT que venía de clasificar a Suecia para cinco fases finales seguidas y que hoy es el héroe de un pueblo que lo adoptó como propio.
Sus jugadores lo señalan como el hombre clave de este momento: “Él ha traído mucha experiencia de su estancia en Suecia. Nos ha mejorado muchísimo desde el punto de vista defensivo. Estamos jugando mucho mejor. No necesitamos marcar dos o tres goles para ganar, podemos hacer uno y llega. Es difícil jugar contra nosotros por la manera que defendemos. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y eso es mérito de Lars”, explicó Sigurdsson.
Islandia juega con un esquema 4-4-2 tradicional, más parecido al de los típicos equipos británicos que al de los cuadros continentales. Cuatro defensores fuertes, un rombo en el mediocampo y dos delanteros. Sin inventos raros. Gylfi Sigurdsson, actual mediocampista de Swansea, es el líder futbolístico. A su lado juega Birkir Bjarnason, hombre de Basel. En la zona defensiva, Aron Gunnarsson, de Cardiff City, otorga voz de mando y personalidad. Por algo es el capitán. En el ataque rotan Kolbeinn Sigthorsson (Nantes), Johann Gudmundsson (Charlton) y Alfred Finnbogason (Olympiakos).
Como bien afirmó Sigurdsson en el comienzo de las Eliminatorias, la gran virtud colectiva es la organización: “Defensivamente estamos muy bien organizados, todo el mundo sabe dónde colocarse”. Desde allí se edifican las virtudes de un equipo capaz de plantarse como visitante frente a una Selección que finalizó en el podio del último Mundial y ganarle con claridad. Este Seleccionado triunfó cuando a su rigidez innata le sumó contundencia.
El gran momento del fútbol nacional es también un momento de bonanza para el pueblo después de algunos años complicados. Desde siempre, Islandia encabeza los ránkings de igualdad social (es el tercero con el coeficiente de Gini más bajo), felicidad y desarrollo humano. Por eso, cuando fue el primer estado en sufrir la crisis de 2008, el mundo se sorprendió. Aquel año, en la isla hubo corralito, descenso en la actividad ecónomica, pérdida de la riqueza y aumentó de la desocupación. Fueron tiempos complicados, pero con una receta simple, lograron salir del pozo muy rápido y hoy su presente es aún mejor que ante del colapso. ¿Qué fue lo que hicieron? Rechazaron los consejos de la Unión europea, evitaron el ajuste y no aplicaron la austeridad que tanto se reclama desde los mercados en casos como este. Así, lograron mantener el nivel de vida del pueblo y hoy tienen una economía fuerte y sólida.
Islandia se convirtió en el país menos poblado en disputar una fase final de Eurocopa. Cuando ocurrió, los 330.000 habitantes celebraron la clasificación como un título. Horas antes, 3000 compatriotas habían celebrado la histórica victoria en Amsterdam. Sí, casi el uno por ciento de todo el país viajó más de 3500 kilómetros para acompañar al Seleccionado nacional. Este hecho sirve para entender mejor lo que hoy significa el fútbol para la inhóspita Islandia. En la Euro, el 10% de la población se fue con el equipo a Francia. Y entre tanta locura futbolera, dentro y fuera de la cancha, nos terminaron enamorando a todos.