El domingo unos 30 homeless y 20 activistas del grupo Los Ángeles de Manchester, que trabaja para asistir a los sin techo de la ciudad, ocuparon el viejo edificio de la Bolsa de Comercio bajo la consigna: “Solo queremos un lugar para vivir”. Se trata de una enorme mole de cemento, abandonada en pleno centro de la urbe, y que ahora unos desarrolladores inmobiliarios están remodelando para transformar en un rentable hotel de lujo.
Wesley Hall, fundador de Los Ángeles de Manchester y líder de la toma, contó a The Guardian que conversó con los propietarios al día siguiente y que se sorprendió dos veces. Primero, cuando se enteró que los dueños eran Gary Neville y Ryan Giggs, las glorias categoría 92 del Manchester United. Después, cuando escuchó por teléfono lo que Neville tenía para decirles: “Esperaba tener que lidiar con un gran equipo de abogados pero nos dijeron: ‘Miren, el grueso de la renovación no se va a hacer hasta febrero, no tengo problemas con que ustedes se queden. Para mí es solo un edificio vacío'”.
Acostumbrado a los desalojos judiciales (venían de ser expulsados de otra propiedad por orden judicial), la ausencia estatal, la represión policial y el rechazo social, la respuesta de Neville y Giggs -nos preguntamos qué hubiera hecho el querido Sol Campbell en su lugar– descolocó a los okupas. “Yo pensaba, ¿esto está pasando realmente? Me puse a llorar y pensé, qué tipo. Él no necesita hacer esto. Debería ser una inspiración para todo la gente adinerada y famosa en Manchester”, afirmó, todavía sorprendido, Hall.
La problemática de los sin techo, como ya vimos cuando contamos la historia de Fara Williams, está muy extendida por Gran Bretaña y por las grandes ciudades de todo el mundo, en especial en aquellas con desarrollos inmobiliarios de lujo que aumentan exponencialmente el valor de las propiedades. “Las cosas llegaron a estar tan mal para los homeless que piensan que es mejor estar en prisión que en las calles. Nosotros queremos cambiar eso”, explicó Hall.
La propuesta de Neville y Giggs, que les permite vivir ahí cuatro meses durante el crudo invierno británico, les da tiempo tanto a organizaciones sociales, -como Los Ángeles de Manchester-, como al municipio, que puso en marcha un plan de ayuda cuestionado por los propios okupas, para resolver el problema habitacional de estos jóvenes que de otra forma podrían morir de hipotermia en las calles de la ciudad. Actualmente, según The Guardian, los sin techo tienen como única opción pasar un máximo de cuatro semanas en refugios donde suelen sufrir agresiones, reengancharse en las drogas y aumentar su aislamiento social. Muchos prefieren ocupar viviendas vacías para evitarlo.
La decisión de los empresarios-exfutbolistas es una muestra de sensibilidad social -pagaron para instalar sanitarios temporarios y les garantizan tres comidas por semana- pero también de inteligencia. Una situación violenta pondría en riesgo un edificio por el que pagaron 1.5 millones de libras en 2013, una ganga en el contexto inmobiliario inglés, y podría extender indeterminadamente el conflicto. En cambio, hablar y acordar con los imprevistos ocupantes resuelve la situación y es una buena, y gratuita, publicidad para ellos.
“Miren, el grueso de la renovación no se va a hacer hasta febrero, no tengo problemas con que ustedes se queden. Para mí es solo un edificio vacío”, les dijo Gary Neville a los okupas.
“Acordamos con Gary Neville usar solo la planta baja, atornillamos las puertas en otras áreas del hotel que no serán ocupadas”, explicó el líder de la toma. Además, contó que reciben ayuda de equipos de seguridad y de salud, que trabajan para corroborar que nadie corra peligros innecesarios en un lugar que está en obra y para evitar que otros jóvenes ingresen por la fuerza a la propiedad para vandalizarla. Cuentan que llegaron a expulsar a un grupo que planeaba robar el mármol de las paredes. “Nuestra prioridad es mantener a salvo a los sin techo y al edificio”, agregan.
Los okupas anunciaron en Facebook que dejarán el edificio el 22 de enero. Agradecieron a Neville por mantenerse en su decisión pese a las presiones que, dicen, recibe de la prensa, la policía y el municipio para expulsarlos. Podría pensar sólo en su inversión, pero elige también pensar en ayudar a otras personas. Es un lindo gesto que merece ser contado.