El 8 de octubre de 1928 murió Stjepan Radic y con él buena parte de los sueños y esperanzas de su pueblo. Durante las primeras décadas del siglo XX, el fundador del Partido Campesino Croata fue el líder político de los clases trabajadores de lo que hoy es la República de Croacia. Opositor histórico del centralismo serbio del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (luego denominado Reino de Yugoslavia), fue asesinado durante una discusión parlamentaria por el diputado oficialista Puniša Račić y su homicidio profundizó aún más el encono entre croatas y serbios.

A fines de 1928 la Copa del Mundo no era más que una idea del obstinado Jules Rimet y por eso nadie pensó que el crimen de Radic tendría incidencia en la conformación de una Selección participante del torneo. Incluso, en aquellos días el país en cuestión ni siquiera existía, porque el Reino de Yugoslavia nació como tal el 3 de octubre de 1929, después de que el monarca Alejandro I aboliera la Constitución e inhabilitara al Parlamento. Unos pocos meses después estaba representado en el primer Mundial de todos los tiempos, en la lejanísima Montevideo.

Solo cuatro selecciones aceptaron la invitación de la FIFA y emprendieron la travesía hacia el Río de la Plata: Bélgica, Rumania, Francia y Yugoslavia. Cada una de estas naciones tuvo motivos políticos para jugar la Copa, con el caso de Rumania como el más emblemático, ya que fue el propio el Rey Carlos II quien decidió la lista de convocados y financió el viaje en avión. Franceses y belgas jugaron por la presión y el lobby del presidente y el vice de la FIFA, oriundos de esos países. Las razones yugoslavas son más complejas.

El flamante Reino ocupaba los actuales territorios de Serbia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia, Kosovo y Croacia. Sin embargo, 15 de los 17 jugadores que viajaron en barco a Uruguay nacieron en Serbia (uno en Bosnia y el otro en Montenegro). Es que Croacia hizo una especie de boicot, aunque las crónicas no lo explican con claridad. Lo real es que el país estaba atravesando una severa crisis económica que empeoró las condiciones de vida de todos los sectores de la población. Las entidades bancarias croatas dejaron de recibir ayuda estatal y quebraron en su mayoría debido a la decisión de las autoridades yugoslavas de cambiar el centro financiero del país de Zagreb a Belgrado. Algo que también sucedió con la Federación de fútbol.

Cuando se comenzó a pensar en armar el seleccionado, los clubes croatas decidieron no ceder a sus futbolistas, que eran los mejores. Las razones estaban claras y habían comenzado a gestarse con el asesinato de Radic. Cuando se enteró de esto, el rey Alejandro se negó a financiar el viaje a pesar de los esfuerzos del presidente serbio de la Federación. No tanto por cuestiones deportivos sino para calmar las tensiones entre las naciones de su reino. Sin embargo, el dinero apareció y el combinado real yugoslavo viajó a Uruguay después de tres días por tierra hasta Marsella y un mes en el Atlántico.

Con el plantel más joven de la historia de los Mundiales, Yugoslavia logró una hazaña que nadie le quitará jamás: con un equipo titular cuyo promedio de edad era de 21 años, venció a Brasil en su debut absoluto. El máximo ganador comenzó su vida mundialista con una caída 1-2 que le permitió a los europeos clasificar a semifinales, donde perdieron sin atenuantes por 6-1 contra Uruguay.

Fue una buena campaña, festejada al regreso en Belgrado, sin embargo el equipo unificado perdió una muy buena oportunidad de llegar todavía más lejos. El mejor futbolista croata de la era anterior a la Segunda Guerra, Ico Hitrec, estaba en su mejor momento y formaba una gran dupla con el serbio Blagoje Marjanović. De hecho, en 1931 ambos vencieron al mejor arquero de la época, el español Ricardo Zamora.

Los Balcanes, una de las zonas que más talento han aportado al fútbol durante los últimos cien años, jugará en Rusia una final del mundo por primera vez en la historia. Yugoslavia disputó dos semis (en la segunda, en Chile 1962, ya con varios croatas, entre ellos el autor del gol del triunfo sobre Alemania Federal, Petar Radaković) y además fue dos veces subcampeón de Europa (en 1960 Dražan Jerković marcó un doblete en la extraordinaria semi que le ganaron a Francia, y en 1968). Siempre tuvo buenos equipos pero nunca llegó tan lejos como esta Croacia, que será un país joven, pero tiene una historia tan rica como el juego de Luka Modric.