Floyd Mayweather derrotó a Manny Pacquiao y llegó a las 48 peleas ganadas, sin empates ni derrotas, lo que le significó quedar a un triunfo del récord absoluto que mantiene Rocky Marciano desde hace 59 años.
Pero si bien las marcas del Mayweather y Marciano son extraordinarias, es justo decir que no son los únicos boxeadores que mantuvieron su invicto a través de toda su carrera.
Vamos quiénes pertenecen a ese club.
Jimmy Barry (59-0-10): Su mayor suceso allá por 1890, en lo que hoy podría ser la categoría gallo. Curiosamente, sus últimas ocho peleas terminaron en empate.
Ji-Won Kin (16-0-2): El surcoreano fue en campeón IBF del supergallo en 1985. Hizo cuatro defensas. Tras la última, anunció que se retiraba del boxeo, a los 26 años.
Terry Marsh (26-0-1): El inglés debutó en 1981 y llegó a ganar el título británico de superwélter, el europeo y, finalmente, el mundial IBF. Sólo lo defendió en una ocasión y se retiró cuando le diagnosticaron un cuadro de epilepsia.
Mihai Leu (28-0-0): Fue un rumano que desarrolló toda su carrera en Alemania, donde era conocido como Michael Loewe. Tras ser campeón mundial welter al ganarle al panameño Samaniego, defendió el titulo una vez y se retiro por una lesión.
Ricardo López (51-0-1): Fue uno los grandes en los pesos más livianos. Finito hizo 21 defensas y después ganaría el cinturón minimosca, el que defendería 2 veces.
Sven Ottke (34-0-0): El supermediano alemán se retiró invicto tras hacer 21 defensas del título IBF (5 de ellas junto al de la WBA).
Edwin Valero (27-0-0): El venezolano fue campeón en dos divisiones. Su trágica muerte (se suicidó después de matar a su esposa) lo sorprendió cuando era campeón ligero.
Jack McAuliffe (28-0-10): El boxeo reglado estaba dando sus primeros pasos a finales del siglo XIX cuando McAuliffe, un irlandés que desarrolló su carrera en USA, se coronó campeón del mundo del peso ligero. Llegó a hacer varias defensas de este título que abandonó sobre 1895.
Pichit Sithbanprachan (24-0-0): El zurdo tailandés realizó toda la carrera en su país y conquistó el cinturón IBF del peso mosca en 1992, realizó cinco defensas del mismo y se retiró a los 28 años. Regresó en dos ocasiones: en 1996 para ganar un combate y en 2000 para ganar otros dos, tras lo cual pasó al retiro definitivo.
Joe Calzaghe (46-0-0): El supermediano galés hizo 21 defensas del título WBO. Tras ganarle a Mikkel Kessler, abandonó los títulos de la WBA y el WBC para ir a Estados Unidos y hacer sus dos últimas peleas ante otros dos boxeadores legendarios: Bernard Hopkins y Roy Jones Jr. Les a ambos por puntos tras caer en el primer round de cada combate. Se retiró a los 36 años.
Laszlo Papp (27-0-2): El húngaro fue dos veces campeón de Europa amateur y tres veces oro olímpico cuando desembarcó en el boxeo profesional en 1957. Como su país estaba bajo control soviético, no podía ser profesional. Papp peleó en Austria, Alemania, Italia o en el de sus contrincantes. En 1962 consiguió el título europeo del peso medio, que defendió en seis ocasiones. Sin rivales en el continente, le plantearon combatir por el mundial, lo que implicaba visitar Estados Unidos, por lo que las autoridades de su país le pusieron mil y una trabas y se retiró.
Agustín Senín (42-0-1): El español fue olímpico y sólo boxeó 5 años como profesional, en los cuáles fue campeón de España y de Europa en la categoría gallo. Tras realizar su segunda defensa del cinturón continental se retiró. Tenía 26 años.
Horace Notice (16-0-0): El pesado británico fue campeón británico y de la Commonwealth entre 1986 y 1988, antes de que una lesión de retina le obligara a retirarse con poco más de 30 años y en su mejor momento.
Samson Dutch Boy Gym (43-0-0): El tailandés debutó en 1992 y dos años después se convirtió en el primer boxeador en conquistar el título WBF de supermosca. Entre 1994 y 2002, cuando se retiró a los 29 años, hizo 38 defensas, todas ellas en Tailandia.
Ike Ibeabuchi (20-0-0): El nigeriano vio truncada su carrera a los 25 años al ser detenido por violación en un hotel de Las Vegas.
Packey McFarland (69-0-5): Boxeador estadounidense de principios de siglo en las categorías ligero y wélter.
Jemal Hinton (22-0-0): Era un supergallo estadounidense de finales de los 80. A los 23 años se retiró por motivos religiosos.
Georgi Kandelaki (24-0-0): Peso pesado georgiano que abandonó el boxeo por una lesión en un ojo.
Scott Daley (24-0-0): Boxeador peso medio que no llegó a enfrentar a hombres destacados. Desarrolló su carrera en la década de los 80 y a principios de los 90.
Kirk Daley (19-0-0): Hermano del anterior. Peleó en la misma época.
Más allá de todos estos boxeadores, el récord absoluto lo mantiene Rocky Marciano (49-0-0). Y cuando decimos Rocky Marciano nos referimos específicamente a Rocco Francis Marchegiano, quien era hijo de inmigrantes italianos. Su padre fue el obrero textil Pierino Marchegiano y su madre Pasqualina Picciuto. En 1933 abandonó la escuela Brockton High School y comenzó a trabajar primero como ayudante en una compañía de camiones y después como obrero en una fábrica de calzado.
Durante la Segunda Guerra Mundial ingresó en el Ejército de los Estados Unidos y allí empezó a practicar boxeo bajo el nombre Rocky Mack. Desde el comienzo mostró su estilo poco ortodoxo, su terrible pegada y una extraordinaria puesta a punto en lo físico.
En 1947 debutó como profesional venciendo por nocaut a Lee Epperson. Cuagtro años después llegó a pelear con Joe Louis, su héroe de juventud.
En 1952 se consagró campeón pesado al noquear a Jersey Joe Walcott en uno de sus combates más memorables. Defendió el título en seis ocasiones con éxito entre 1953 y 1955.
En 1956 se retiró del boxeo con 49 victorias (47 por nocaut) y sin derrotas.
De ahí en más se dedicó a administrar el establecimiento agrícola que había comprado con las ganancias del boxeo.
En 1963 fue nombrado director de la Agencia Internacional de Detectives Lawrence, y trabajó también para una fábrica de lanchas rápidas.
En 1969 murió en un accidente aéreo mientras viajaba en un avión Cessna 172 de su propiedad, un día antes de cumplir los 46 años.
Las frases que Marciano dejó para la historia:
- ¿Qué mejor que caminar por cualquier calle de cualquier ciudad sabiendo que eres el campeón?
- Sí, lo admito. He llorado como un hombre pidiéndole perdón a quien considero mi ídolo, que yacía recostado, casi sin poder hablarme.
- Ganar el título fue algo maravilloso. Todo lo bueno que me ha sucedido después ha sido la resultante de mi éxito como boxeador.
- Ser campeón de peso pesado exige una vida dura y solitaria, una vida fuera de lo común, para un hombre joven, dinámico, y al que le gusta tanto convivir con la gente, como yo.
- Siempre me he ceñido a dos principios. El primero es entrenar duro y conseguir la mejor condición física posible. El segundo es olvidarse de la otra persona hasta que lo enfrentas en el ring y suena la campana.
- Lo primero que he hecho al volver a mi barrio tras ser campeón, fue ir a buscar a mi padre en la fábrica de zapatos. Él estaba en su lugar de trabajo, le tomé su mano que tenía un zapato a medio hacer y le he dicho “Hoy fue tu ultimo día en esta fábrica papá”. Me he sentido un hombre completo desde ese mismo momento.
- Finalmente un día le oí decir: “Para mí los lujos son las cosas pequeñas, no las grandes. Es un lujo tener a Rocky en casa por las noches y que me lleve a cenar afuera de vez en cuando. Cuándo él boxeaba no tenia esos lujos”. Creo que estas palabras de mi mujer se suman a las razones por las que dejé el ring hace dos años y por las que me he mantenido en mi determinación. No hubo una sola razón importante para mi retiro. Pero había muchas pequeñas y todas juntas sumaban un argumento poderoso para decidirme.
- El teléfono sonaba constantemente. Conocidos y desconocidos entraban en mi pieza a cada rato. A menudo me acostaba con dos o tres personas sentadas en mi cuarto. Rara vez lograba comer o dormir normalmente, y cuándo salía a la calle tenía que enfrentarme con una multitud pidiendo autógrafos y estrujándome. Y uno de los pequeños detalles o pequeñas razones que me hicieron abandonar el boxeo, fue este precisamente. Los deseos de estar en casa más tiempo, de ser yo alguna vez y no un objeto de la curiosidad de la gente.
- El mayor lujo consiste en poder estar con la familia.
- ¿Y el boxeo? Me preocupa muy poco. Voy a ver peleas muy de lejos. A pesar de que lo fue todo para mi, ahora está en mi pasado.
- Le agradezco mucho al boxeo, por que me dio todo lo que tengo. Pero creo que terminamos a mano.
- Mi mujer, mi hija y mis mejores amigos me ayudaron a renunciar al título, y no tengo intenciones de recobrarlo.
- Yo estaba en mi casa. Oí el número de uno a 10. Me decía a mí mismo que tenía que levantarme, pero no podía moverme. No pude moverme. Era una sensación muy extraña.
- En el ring, nunca supe realmente lo que era el miedo.