El fútbol alemán vivió sus mejores épocas gracias a todo lo que dio el occidente de la nación. Esto es un hecho. La Selección de la República Federal de Alemania ganó tres Mundiales y dos Euros, además de jugar varias finales de ambos campeonatos. Tras la reunificación, hace ya más de veinte años, el representativo nacional sólo había ganado una Eurocopa y, aunque nunca dejó de pelear los grandes torneos, todavía no había podido triunfar en una Copa del Mundo. El maleficio se rompió en Brasil 2014, gracias a un plantel completamente occidental pero con una sola excepción, que en realidad es más que eso: Toni Kroos.
El Seleccionado de Alemania Federal tardó sólo dos Copas del Mundo en ganar su primer título, mientras que el equipo nacional de la Alemania reunificada recién pudo festejar por primera vez en su octavo Mundial. Tras participar de Italia 1934 y Francia 1938 con un sólo equipo, el fútbol teutón se dividió en tres tras la Segunda Guerra Mundial: las dos Alemania y el Protectorado de Sarre. La Selección occidental se coronó campeona en su primera participación (había sido excluida de Brasil 1950) en Suiza 1954.
Luego, ganó los Mundiales de 1974 y 1990 y jugó las finales en 1966, 1982 y 1986. Además, obtuvo las Eurocopas de 1972 y 1980 y fue subcampeón continental en 1976. Tras la reunificación, todo fue más difícil para el fútbol alemán, paradójicamente. Sólo disputó dos finales del mundo en veinte años y las primeras Copas con plantel unificado fueron las peores de su historia tras la eliminación en primera fase en 1938.
Tardó mucho más de lo esperado, pero finalmente llegó la primera corona mundial de la República d
e Alemania, que provocó el primer gran éxito de un futbolista nacido en Alemania Oriental. Toni Kroos es el único campeón oriundo de la ex República Democrática. Y como una especie de guiño del destino ha sido también la gran figura individual de una Selección que hace gala del juego colectivo.
Kroos nació el 4 de enero de 1990, meses antes de la reunificación, en Greifswald -región de Pomerania Occidental-. Esta ciudad está ubicada en el noreste de Alemania, a orillas del mar Báltico. Es reconocida como una cabecera universitaria y durante la Guerra sirvió como campamento para prisioneros del régimen nazi. Luego, creció como un típico pueblo socialista. Allí, en las canchas del Greifswalder SC, se crió uno de los mejores jugadores del Mundial.
La gran mayoría de los futbolistas que hicieron grande al fútbol alemán nacieron y se desarrollaron en el territorio occidental. Desde Fritz Walter hasta Thomas Müller, los alemanes del oeste poblaron de jerarquía a la Nationalmannschaft. Sin embargo, del otro lado del muro también hubo grandes talentos. Michael Ballack, Matthias Sammer, Ulf Kirsten o Thomas Doll no pudieron hacer en toda su vida lo que Kroos hizo a los 24 años.
Toni Kroos fue el líder futbolístico de la Selección de Alemania en la Copa del Mundo de Brasil 2014.
Muchos dirán que Jerome Boateng también nació en el este, pero es falso. El marcador de punta es oriundo de Berlín Occidental, un enclave perteneciente al espacio económico de la RFA dentro del territorio de la RDA. Es decir que aunque su ciudad natal es la capital oriental, en realidad es alemán occidental.
¿Por qué hay tanta diferencia de calidad futbolística entre un territorio y el otro? En primer lugar, por una cuestión de cantidad de habitantes, ya que Alemania Federal tenía una población cuatro veces mayor a la de su vecino. Además, el desarrollo del fútbol en el oeste era mucho más importante que en el este y los clubes también tenían mayor poderío económico. Es posible que con el correr de los años haya más representación oriental en los planteles nacionales.
En la Selección de Alemania que venció a Argentina en la final de Brasil 2014 hay más polacos que alemanes orientales. El país vecino está representado en Miroslav Klose y Lukas Podolski, quienes han sido más importantes en otros tiempos pero también aportaron en esta campaña. Además, hay jugadores de origen turco, tunecino, albanés y ghanés. Sí, esta Alemania unificada es un crisol de razas que sólo tiene un representante del este. Sí, uno sólo que vale más que varios del oeste.
Toni Kroos fue el líder futbolístico del equipo. En el elástico esquema de 4-1-4-1 que utilizó Joachim Löw, el flamante jugador de Real Madrid fue lo más parecido a un enganche. Manejó los tiempos, se vistió de lanzador y formó una dupla extraordinaria con Bastian Schweinsteiger. Además, fue la gran figura del partido más insólito y a la vez espectacular de la historia: el 7-1 a Brasil. En definitiva, la espera valió la pena para Alemania Oriental.