El partido ya estaba caliente. Con el marcador empatado 1-1, tanto Barcelona de Guayaquil como Independiente del Valle se preocuparon más por luchar y protestar que por jugar. Por eso, a nadie podía sorprenderle que se produzcan una o más expulsiones. Pero lo que pasó sorprendió a todos.

Iban 42 minutos del primer tiempo, el partido estaba detenido por que un jugador de Independiente estaba caído. Cuando el juego tenía que reanudarse el árbitro Vinicio Espinel le sacó la segunda tarjeta amarilla al arquero de Barcelona, Máximo Banguera. El juez entendió que estaba haciendo tiempo y por eso le mostró la tarjeta roja.

Todo el equipo guayaquileño reclamó el fallo, incluyendo al suplente que estaba a punto de ingresar, Damián Lanza. Entonces, el referí, ya desbordado por la situación, también expulsó a Lanza, a instancias del cuarto árbitro. Lanza quedó perplejo, se sacó los guantes y perdió la cordura. Explotó de ira y lo tuvieron que contener entre varios de sus compañeros.

Después de varios minutos de tumultos y un par de expulsiones más, para miembros del cuerpo técnico, el partido se reinició. Ya sin arquero suplente, quien tuvo que ponerse los guantes fue el argentino Ismael Blanco, figura y goleador del equipo.

En ese ratito del primer tiempo y durante toda la segunda parte, el improvisado golero fue uno de los mejores jugadores del encuentro. Atajó varias pelotas y cada una de sus intervenciones eran festejadas como un gol por los hinchas visitantes. Sólo no pudo contener un disparo: el segundo gol de Independiente. Esa jugada, a pocos minutos para el final, desató un nuevo conflicto: la parcialidad de Guayaquil comenzó a tirarle proyectiles a los jueces de línea y el juego estuvo detenido unos minutos.

Cuando se reanudó, Barcelona salió a buscar el empate y para eso lo necesitaba a Blanco en la delantera. Entonces, Álex Bolaños se calzó el buzo y el ex Colón y Lanús regresó a su posición original. Sí, un cambio de arquero más: el cuarto en el partido, aunque parezca mentira. El final fue el esperado: el cuadro visitante no pudo llegar al empate e Independiente se convirtió en el nuevo puntero del torneo ecuatoriano.