En su excelente libro La pirámide invertida (Debate -2014) el periodista británico Jonathan Wilson afirma que: “La Copa Mundial de México 1970 se mantiene hoy, en el mito y tal vez en los hechos, como el apogeo del fútbol. En la conciencia popular, fue un festival de fútbol ofensivo, y el Brasil que ganó el torneo -Pelé, Tostao, Gérson, Rivelino, etc.- es considerado una especie de paradigma inalcanzable, el más ilustre equipo que el mundo jamás haya visto y probablemente, que jamás vaya a ver.”

Curiosamente, dos meses antes del comienzo de aquel Mundial de México, Argentina enfrentó a ese “paradigma inalcanzable”, lo derrotó 2-0 y Roberto Perfumo lo caracterizó como “el más pobre Brasil contra el que jamás jugué.”

perfumo-pastorizaLos hechos. Marzo de 1970. Faltaban menos de dos meses para el Mundial de México. Argentina no lo iba a jugar porque no estaba clasificada. Después de su eliminación a manos del mejor Perú de la historia, empezaba un nuevo ciclo a largo plazo bajo la dirección técnica de Juan José Pizzuti. La estrategia era barajar y dar de nuevo; el objetivo: el Mundial de Alemania de 1974. Para empezar, la AFA programó dos partidos para el Seleccionado en el Interior del país. Resultaron desalentadores: en el calor de febrero se le ganó apenas al combinado de la Liga Cordobesa y, en Mendoza, se perdió frente a Godoy Cruz.

La baja performance del equipo no desalentó a Pizzuti, que -consultado por Oneto Gaona, el interventor de AFA- aceptó jugar dos amistosos contra Brasil, en Porto Alegre y en Río de Janeiro. A los brasileños les cerraba jugar un par de partidos de ajuste contra un partenaire inofensivo, en el final de su fase preparatoria para el Mundial y a la AFA le recontra convenían -más allá de que lo morochos nos pudieran pegar un baile o dos- los 64.000 dólares limpios de polvo y paja que la CBF depositaría en concepto de cachet en las arcas de la calle Viamonte.

Brasil se preparaba para ser campeón del mundo por tercera vez. Pero a pesar de haber ganado todos los partidos oficiales que disputó desde 1969 -incluyendo al campeón mundial, Inglaterra y habiendo pasado al trote los seis partidos de la fase clasificatoria para México 70, marcando 23 goles contra sólo 2 en contra- la mano venía pesada con el DT del scratch. El entrenador João Saldanha , que en su juventud había sido miembro del Partido Comunista, era cuestionado por el muy futbolero dictador Emílio Garrastazu Médici, presidente de facto del Brasil. El problema era más folclórico que ideológico: el entrenador había excluido del equipo a un tal Darío Maravilha, goleador favorito del dictador. Saldanha, al que apodaban João Sin Miedo, declaró que así como él no le imponía los ministros al Presidente, el Presidente no tenía derecho a imponerle los delanteros a él.

seleccion 70Entonces llegó Argentina. La cálida noche del 4 de marzo de 1970. Cejas; Malbernat, Perfumo, Rogel y el Panadero Díaz; Brindisi, Pastoriza y Madurga; Conigliaro, el Lobo Fisher y Pinino Más asomaron sus cabezas por el túnel del Beira-Río de Porto Alegre, ante 100.000 espectadores dispuestos divertirse, para enfrentar a Las fieras de Saldanha que en poco tiempo serían leyenda… sin Saldanha.

“…Por el medio Pelé y Dirceu siempre tropiezan con Perfumo, Pastoriza y Rogel, y siempre desembocan en el rebote. La pared se hace imposible. Brasil muere irremediablemente en la media luna argentina frente a una barrera inexpugnable que las devuelve todas…” (De la crónica de Osvaldo Ardizzone, enviado especial de El Gráfico)

Argentina controló el partido y se fue al descanso 0-0. En el segundo tiempo, poco a poco se empezó a concretar el plan de Pizzuti de ganar de contragolpe, aprovechando el desierto que dejaba a su espalda Carlos Alberto cada vez se iba al ataque (todo el tiempo) por el lateral derecho. Después de un par de situaciones claras -un remate de Fisher que se va apenas alto, un tiro de Más que da en el travesaño- Oscar Más, habilitado por Fisher, entra al área grande de izquierda a derecha, cruza uno de sus clásicos zurdazos contra el segundo palo del arquero Ado y marca el 1-0. Cuatro minutos más tarde, Roberto Perfumo ejecuta un tiro libre que atraviesa por abajo la concurrida barrera brasileña, Ado, tapado, reacciona tarde y da un rebote que pesca Marcos Conigliaro para sellar el 2-0.

Estaba claro que la clave para el triunfo de Argentina había sido táctica: Brindisi, Pastoriza y Madurga, por dinamismo y superioridad numérica, controlaron el medio campo ante Wilson Piazza y Gérson, que jugaron muy desconectados y alejados entre sí, presos del 4-2-4 característico del ideario de Saldanha. Perfumo se encargó de que Pelé, que jugó bien de punta, no la tocara y los laterales Malbernat y Rubén Díaz, resignaron sus naturales vocaciones ofensivas y no tuvieron problemas para anular a los punteros Jairzinho y a Edú.

miopeArgentina se impuso con autoridad, humillando a un Brasil paralizado que no ofreció respuestas, pero João Saldanha tuvo la mala idea de responsabilizar por la derrota a Pelé, acusándolo de no cumplir su orden de bajar para dar una mano defendiendo en el medio. Para la revancha, jugada en el Maracaná cuatro días más tarde, Saldanha enmendó su error y reforzó su medio campo con Clodoaldo. Brasil ganó 2-1 pero el entrenador seguía insistiendo con que Pelé no colaboraba defensivamente y que era miope. Además declaró que Gérson tenía problemas mentales y que Leão, el arquero suplente, tenía los brazos muy cortos.

Al mismo tiempo, para completar el mal humor de los brasileños, elogiaba a los jugadores argentinos: “…¿Ustedes piensan que en todas partes se dispone de jugadores tan magníficos como los suyos?… ¿Un arquero como Cejas? ¡Mire si lo tuviéramos nosotros! … ¿Un back central con la calidad de Perfumo, que siempre da la sensación de impasable?… ¿Y ese chico Brindisi, que está en toda la cancha?…” (De “Cómo nos vio Saldanha” por Osvaldo Ardizzone, en El Gráfico)

La suerte del singular entrenador, estaba sellada, la inesperada derrota en Porto Alegre contra Argentina, la noche que a los muchachos de Pizutti les sealieron todas, fue la excusa perfecta para reemplazarlo aunque faltaran sólo 45 días para el comienzo del Mundial.

Mario Zagallo, el wing izquierdo campeón del mundo en 1958/62 aceptó hacerse cargo el equipo y en los libros de historia figurará por siempre como el entrenador del “paradigma inalcanzable”, aunque sólo unos pocos detalles puedan atribuise a su urgente gestión: ante la lesión del zaguero Fontana, retrasó a Wilson Piazza y en el medio confirmó a Clodoaldo que con Saldanha alternaba; convocó a Roberto Rivelino y tuvo la fortuna de contar con un Tostão magistral, recuperado milagrosamente después de una delicada operación por desprendimiento de retina.

Tampoco convocó a Dario Maravilha.