“Yo jugué la Copa Perú”. La frase parece propia de un futbolista profesional que repasa su currículum. Haber disputado una Copa nacional tiene cierta importancia para un jugador, ya que por lo general este certamen es el segundo más relevante de cada país, después de la Liga de primera división. Sin embargo, la historia en Perú es diferente. Cualquier hombre podría ser el dueño de esas palabras. Y cuando se dice cualquiera, es cualquiera. Porque la Copa Perú es el campeonato más democrático del mundo. Para jugarlo no hace falta ser talentoso, ni fuerte, ni tener dinero. Ni siquiera hace falta ser futbolista. Sólo es necesario tener ganas.
Las Copas nacionales son el torneo más plural tanto en Europa como Sudamérica. Lo juegan la mayoría de los clubes y dan una sensación de igualdad que siempre es bienvenida. En España, Barcelona puede jugar con Ceuta, en Inglaterra Manchester United puede hacerlo con MK Dons (y perder) y en Argentina Boca enfrenta a Yupanqui. Pero esa igualdad es relativa, porque está reservada a equipos profesionales. Todo queda en la misma gran mesa. En cambio, en la Copa Perú sí se ve una amplitud real. Todos pueden ser parte de la Copa.
Más de 25.000 mil equipos protagonizan cada edición de este campeonato. Aunque nadie sabe con exactitud la cantidad, porque el número varía año tras año. Lo que sí es seguro es que cualquier grupo de amigos, si se organiza, puede estar jugando en primera división once meses después de la formación del equipo. La Copa Perú la disputan todos los clubes del país que no jueguen ni en la A ni en la B. Nunca fue tan real el significado de la palabra todos como en esta ocasión. Para formar parte del torneo, sólo es necesario un nombre, una “junta directiva” y 300 soles (poco menos de 100 dólares). La junta deben estar conformada por cinco firmas de personas externas al plantel, pero es una norma flexible. No hace falta uniforme, no hace falta estadio. Once voluntades pueden formar parte de la división más alta del fútbol peruano si se lo proponen. Y si juegan bien, por supuesto.
El campeón, además de la gloria por haber ganado el mejor torneo del mundo, obtiene el ascenso a Primera división, sin importar de donde venga. El subcampeón también tiene premio: asciende a Segunda. En Perú, el fútbol está organizado diferente gracias a todo lo
que genera un certamen como este. Hay sólo dos categorías, porque no hacen falta más. La Copa Perú es tan grande y prestigiosa que llena todos los vacíos que deja la falta de más divisionales de ascenso. Eso sí, sólo pueden jugar ciudadanos nacidos en el Perú o con cinco años de residencia en el país.
El país está dividido en departamentos, que a su vez están divididos en provincias y éstas en distritos. La Copa Perú tiene cinco etapas: distrital, provincial, departamental, regional y nacional. La etapa distrital es el primer escalón rumbo a la gloria. Es la que disputan grupos de amigos pero también clubes importantes como Unión Huaral. La fase Intradistrital está plagada de historias extraordinarias, que serán contadas en otra ocasión porque no alcanzaría el tiempo para hacerlo ahora. Sólo vamos a decir que allí conviven equipos de productores de hoja de coca con otros que intentan ligar las artes marciales con el fútbol. O que en algunos distritos los partidos se juegan en la plaza de armas. O que hay encuentros que deben suspenderse por una invasión de vacas.
La primera etapa se juega entre febrero y mayo, a dos ruedas. Los campeones distritales se suman a las Ligas provinciales en la segunda ronda, que se disputa entre mayo y agosto. Luego se juega, también todos contra todos a partido y revancha, la etapa departamental entre los campeones de cada provincia. Los mejores clasifican a la fase regional, que se divide en ocho grupos. Los dos primeros de cada zona avanzan a los octavos de final, la fase nacional. Son una cantidad de partidos gigantesca desde el debut hasta la final, a lo largo y a lo ancho del país.
La amplitud del “Fútbol macho” -así le dicen a la Copa Perú- se puede ver en todos los ámbitos posibles: se juegan partidos a 41 grados de temperatura en Huallaga y también a cuatro bajo cero en Tinyahuarco. Hay encuentros al nivel del mar y también en el estadio más alto del mundo: el Municipal de Ananea, en la provincia de San Antonio de Putina, está a 4610 metros de altura. En ese escenario se disputa la liga distrital de Ananea, el campeonato más alto del planeta.
En este torneo puede jugar el equipo de una correccional de menores -Juventud San Juan Bosco del Centro Juvenil de Rehabilitación Alfonso Ugarte- contra el de una iglesia; o un club de homosexuales frente al de “amigos de la policía”. O un partido puede definirse antes de tiempo porque uno de los rivales abandona la cancha en el descanso para irse a jugar un campeonato barrial. O un encuentro se puede disputar en un estadio con dos casas en su interior. Y hasta es posible vivir un Real Madrid-Barcelona en vivo y en directo. O un campeón se puede decretar por votación. Todo es posible en la Copa Perú. Todo.
Conocer algunos de los nombres de los participantes es una buena manera para entender un poco mejor este campeonato. Deportivo Juan Román Riquelme, Amigos por Siempre, Ángeles de la Biodiversidad, Atlético Dandys, Bella Durmiente, Deportivo Anaconda, Delfines Tiburones, Ganso Azul, Ho-Chi-Min, Zona cero, Defensor Ceniceros. Esta es una lista mínima, que sólo sirve de muestra, porque en cada liga distrital hay un nombre que, o genera risa, o admiración por la inventiva. Cada uno de ellos tiene posibilidades de jugar en la primera división de un país que jugó dos veces los cuartos de final de una Copa del Mundo.
El equipo con más títulos es Atlético Torino, de Piura, que obtuvo cinco }entre 1970 y 1994. Luego, hay cinco clubes con dos coronas: Carlos A. Mannucci, León de Huánuco, José Galvez, Juan Aurich (actual campeón nacional de Perú, ganó la Copa en 2007) y UTC de Cajamarca. El departamento más campeón es La Libertad, con ocho títulos, el último en 2003, de la mano de Deportivo Educación. El actual rey es San Simón de Moquegua, que le ganó la final al histórico Unión Huaral.
Además de todo lo que significa un campeonato como este para el fútbol de una nación, es para destacar el nivel que tienen los campeones. La enorme mayoría no llega a la primera división sólo para cumplir un sueño, sino que compiten y muy bien. El campeón 2007, Juan Aurich, ganó el título nacional cuatro años después. León de Huánuco ganó la Copa en 2009 y enseguida llegó a la final del torneo Descentralizado, al igual que Real Garcilaso, campeón macho 2011 que jugó dos finales de Liga y alcanzó los cuartos de final de la Copa Libertadores. UTC Cajamarca llegó a la élite en 2012 y este año jugó la Sudamericana. La competitividad de la Copa Perú es un trampolín inmejorable para el futuro.
Esta ha sido la primera pero no será la única vez que hablaremos de la Copa Perú, un torneo que de manera cotidiana genera situaciones maravillosas.
Agradicimientos especiales a Dechalaca.com, Aldo Ramírez Tello y Piero Rainuzzo.