“El que no me conoce seguramente dirá que soy bielsista, porque Bielsa me ha dirigido muchos años y tengo muchos rasgos de él. Pero no creo ser un entrenador con la formación de la línea de Marcelo”. Lo dice el propio Mauricio Pochettino, entonces hay que asumirlo así.
La autodefinición, extraída de una entrevista con Ángela Lerena que se publicó en el número 59 (mayo de 2013) de Revista Un Caño, define la identidad del actual entrenador del londinense Tottenham Hotspur por oposición (no soy Bielsa). O, al menos, muestra un intento, sostenido desde el inicio de su carrera, de distanciarse del Loco (no lo soy al ciento por ciento).
En su primer día como entrenador, en su presentación de emergencia como DT de Espanyol de Barcelona, en enero de 2009, una periodista que buscaba entender su estilo le planteó, lógicamente, la comparación con Bielsa. “He trabajado con Marcelo, he trabajado con Camacho, he trabajado con Luis Fernández, he trabajado con muchos”, respondió para sacudirse pronto la etiqueta de bielsista que parte de la prensa aún hoy le adjudica.
En esa primera impresión se mostró cauto y pragmático. Cuando los periodistas insistían para saber cuáles eran sus ideas futbolísticas, con qué estilo de juego pensaba salvar a un desastroso Espanyol de un descenso que parecía cantado les dijo: “Entiendo que tengan ganas de saber, entiendo las prisas. Primero, déjenme llegar, meterme dentro del vestuario, déjenme conocer la situación, analizar un poco todo”. No era que no supiera a qué jugar, era que necesitaba tener en claro con qué herramientas contaba. Primero los jugadores, después el esquema. Ideas y no dogmas.
Como en el PC Fútbol, como en la vida, los entrenadores, la mayoría al menos, comienzan salvando naufragios y después, con éxitos, se ganan capitanear algún crucero. Para Pochettino el inicio fue sacar del pozo al equipo en el que se había retirado tres años antes, en la ciudad donde reside con su familia. Era un asunto sentimental.
Después de un inicio con mucho empate y dudas, sumó su primera victoria de Liga como entrenador en el clásico catalán, en el Camp Nou, contra el Barcelona de Guardiola. “Hay equipos que te esperan y equipos que te van a buscar. Espanyol te va a buscar. Me siento muy cerca de su estilo de juego”, dijo Pep. Después, el equipo decayó un poco. Cuando parecía que toda mejoría había sido un espejismo metió ocho triunfos y dos empates en las diez fechas finales y terminó en mitad de tabla, lejos de Segunda.
“El que no me conoce seguramente dirá que soy bielsista, porque Bielsa me ha dirigido muchos años y tengo muchos rasgos de él. Pero no creo ser un entrenador con la formación de la línea de Marcelo”.
En Espanyol, en las tres temporadas y media siguientes, empezamos a conocer algo del modelo de Pochettino. Presión alta, ataque directo y defensa compacta. Rasgos ideales para la Premier, liga de la que siempre se mostró admirador. Y allí pasó en enero de 2013. En Southampton, un equipo que buscaba estabilizarse en Primera, su estilo cobró notoriedad a fuerza de batacazos. “Sacamos buenos resultados, sobre todo frente a los equipos grandes. Eso hace que parezca más de lo que es”, explicaba Pochettino.
Cuando le preguntamos por el juego de ese equipo que estaba causando sensación lo resumió así: “Presentamos una propuesta atractiva, de pasarla bien en la cancha, ofensiva”. Llevaba apenas cinco meses en el cargo pero tenía mucha confianza en lo que podían dar sus jugadores. “Sería bueno que en Argentina miraran al Southampton. Brindamos un buen espectáculo. Estoy seguro de que les va a gustar”, recomendó.
No sé si en Argentina lo vimos, yo no al menos, pero está claro que en Inglaterra lo vieron. Tottenham se fijó en él y le firmó el segundo contrato más alto para un DT argentino en el mundo, más de cuatro millones de euros, sólo detrás de Bielsa. Y lo eligieron con un consenso bastante amplio de que Pochettino era el hombre ideal para, finalmente, darle una alegría a los Spurs.
Los números del Southampton en la temporada pasada resumen bastante bien la intención de juego de Pochettino. La presión asfixiante en campo rival, siempre con un equipo corto que achica en ambos sentidos con defensores y delanteros, hizo que fuera el club con mayor posesión (58,6%). Incluso más que el Manchester City campeón (57,6%). Vinculado a eso, fue el tercer equipo con más tacles y el cuarto que más faltas cometió.
La contrapartida defensiva de la posesión es que, parece mentira que sea tan simple, si la pelota la tenés vos no te pueden atacar. Y la presión alta ayuda. Los rivales arman juego lejos de tu arco, se plantean más para defenderse que para atacarte. Southampton tuvo el segundo mejor porcentaje de tiros en contra por partido (9,6), casi idéntico al 9,5 de Manchester City.
Otra idea central en los equipos de Pochettino -también en Bielsa, en Guardiola y en otros DTs- es minimizar el tiempo de transición, en especial entre defensa y ataque. Por eso, pese a tener la mayor posesión también fue el segundo equipo en cantidad de pases largos por partidos (70 de promedio). Presionar, recuperar y verticalizar. Nada de entretenerse y dormir a los espectadores, como hacía el Tottenham de Villas-Boas.
Lejos del modelo de posesión de equipos como el Arsenal de Wenger, Southampton y ahora Tottenham, buscan menos el pase lateral y en corto, que asegura la posesión, e intentan más el pase entre líneas, vertical, de mayor riesgo pero también de mayor posibilidad de daño. Por eso, los Santos eran los que más tenían la pelota pero apenas eran 9nos en efectividad de pase. Arriesguemos que si la perdemos, presionamos y la recuperamos otra vez. Esa es la propuesta.
Entonces, tenemos un estilo que aprieta para recuperar rápido la pelota y cuando la tiene mete vértigo con medios ofensivos que llegan para apoyar a un delantero centro. A eso, le sumamos que cuando el equipo ataca los defensores de banda se suman al medio para generar superioridad y desbordar en el área rival. La influencia Bielsa es innegable.
Y eso que no hablamos de los entrenamientos. Se trabaja cada detalle, se repite y se perfecciona. Osvaldo, que lo tuvo de DT en Espanyol y en Southampton, sintetizó así las prácticas con Pochettino: “A veces lo querés matar, te hace sufrir como un perro. Pero al final conseguís buenos resultados”. Cork, medio de los Santos, recuerda que cuando comenzaron a prepararlos físicamente para presionar todo el partido en toda la cancha pensó: “necesitas dos corazones para jugar de esta manera”.
Por su exigencia, Pochettino se comió unas cuantas puteadas por lo bajo pero terminó por convencer al plantel de Southampton de la idea de juego. Su manera cercana de tratar a los jugadores tuvo mucho que ver. En las prácticas -como se ve en el video del final- parece un futbolista más. Ahora, está empezando a convencer a los de Tottenham. Cuando llegó al club metió doble y hasta triple turno para alarma de varios. “Les demandamos muchos porque nuestra filosofía es: sufrir en la práctica para disfrutar en el partido”, explica con un aforismo.
Pochettino también aporta lo propio, o lo que tomó de otros entrenadores. Un rasgo interesante es que sus jugadores, sobre todo en ataque, cambian de posición con frecuencia. Ocupan un lugar, pero no el mismo todo el tiempo. El 9 es una referencia táctica, pero no siempre está ahí el mismo futbolista. Sobre todo, es pragmático y experimental. Quizás, un rasgo de su juventud. Toma riesgos y no se aferra ni a jugadores ni a esquemas.
Su debut en Inglaterra fue un empate ante Manchester United en Old Trafford. Southampton presionó tanto que durante la primera parte el equipo de Ferguson casi no cruzó la mitad de la cancha. En la temporada siguiente, volvió al Teatro de los Sueños y decidió sacar al goleador, Lambert, y sumó un medio para presionar aún más sobre la gestación del juego rival. Esa vez perdió 2-1, pero Ferguson, ya como hincha, reconoció que tuvieron suerte en ganar.
Ahora que agarró en Tottenham, un equipo más tradicional y con más aspiraciones, el diario Guardian le planteó cinco objetivos para tener éxito en su gestión. Casualmente, todo lo que viene haciendo en cada club por donde pasó: imponer su estilo de presión, revalorizar al plantel, ganarle a los grandes (algo que ya empezó a cumplir bajando al Chelsea de Mou por 5-3), conducir el vestuario y potenciar a los pibes del club.
En cuanto a levantar el nivel de las figuras, viene de meter a tres jugadores de Southampton en el plantel inglés para el Mundial 2014. Además, tanto en Espanyol como en Inglaterra, Pochettino se destacó por detectar talento y potenciarlo. Sus equipos le venden a los grandes de Europa. Ahí están las ventas Osvaldo a Roma, de Callejón al Madrid o más cerca en el tiempo las de Shaw al United, Lallana, Lambert y Lovren al Liverpool, o Chambers a Arsenal para comprobarlo. En Tottenham, en especial, le piden que recupere la cotización de los fichajes caros que hicieron la temporada pasada, como Lamela o Soldado. Con el argentino, parece, lo está logrando. El caso del español no se ve tan auspicioso, pero la aparición de Kane, un juvenil, como goleador le quita urgencia al tema.
Los pibes siempre son protagonistas en los equipos de Pochettino. Cuando empezó en Espanyol afirmaba: “Yo me crié en un club de cantera. En Newell’s la cantera es lo más importante. Es un poco la filosofía y la identidad que tiene el club. Por convencimiento y porque me gusta, siempre he apoyado a los jóvenes”.
En Southampton promovió a varios juveniles (Ward-Prowse, Chambers, Reed y Gallagher). Ahora, en Tottenham tiene a ocho jugadores sub23 en el plantel, entre los que se destacan Kane (21 años y goleador del equipo), Dier (20 años), Lamela (22 años) y Eriksen (22 años). Además, cuatro de esos ocho son ingleses, lo que también resalta a Pochettino ante el medio local como el DT que más impulsa el fútbol inglés.
Por algunas de todas estas cosas lo valoran tanto en Europa. En Argentina, todavía, se habla poco de él. Su sueño, admitió, es dirigir a la Selección. Si alguna vez lo cumple ya tienen una idea más o menos clara de cuál será el modelo Pochettino.