El mediocampista inglés Lee Johnson se retiró muy joven. Tenía sólo 31 años cuando jugó su último partido profesional en Kilmarnock de Escocia. Enseguida comenzó su carrera como entrenador en Oldham Athletic, de la tercera división de Inglaterra. La historia no parece ser muy diferente a la de otros directores técnicos precoces, sin embargo tiene una diferencia sustancial: uno de sus primeros partidos en el banco de suplentes fue contra el equipo de su padre, Gary Johnson.
Sí, Lee y Gary Johnson forman una de las pocas parejas de padres e hijos que se enfrentaron como DTs en una Liga profesional. El pasado sábado protagonizaron su segundo duelo, que se saldó con victoria 4-0 para Yeovil Town, el equipo del progenitor. Fue una revancha, porque en el primer choque había ganado el conjunto del hijo por 1-0. De todos modos, la temporada 2013/2014 finalizó con festejo de Gary, ya que su Yeovil logró el ascenso al Championship.
Tras un rápido descenso, volvieron a verse las caras en el mismo campeonato. Y otra vez este partido fue el centro de atención de todos durante la última semana. Los protagonistas repitieron una y otra vez que toman la situación como algo natural, pero está claro que tiene una dosis de morbo que siempre es bienvenida en los tabloides británicos. Más todavía cuando el resultado fue tan contundente en favor de Yeovil, que esta vez está peleando por no descender, mientras que Oldham se encuentra en la zona alta de la tabla.
Yeovil había ganado sólo uno de los últimos diez partidos de Liga mientras que su rival venía de cuatro juegos sin perder. El encuentro se disputó en la casa de Oldham y no tuvo equivalencias. El visitante lo dominó desde el comienzo y el hijo en esta ocasión no logró superar a su padre.
Gary es un típico entrenador británico de su generación: profesa un fútbol vertical, con juego por los costados y con delanteros fuertes de arriba. No es conceptualista pero tampoco ahoga a los jugadores con nociones tácticas muchas veces inútiles. Tiene una forma de trabajar “a la vieja escuela”, con un cuerpo técnico de poca gente y en Yeovil se mueve como en su casa. En cambio, su hijo tiene el ADN de los nuevos DTs: estudioso y con una tendencia a incorporar otras ciencias, como la psicología. De hecho, tuvo reuniones con Steve Peters, el profesional que ayudó a los ciclistas británicos a llegar al éxito y que también trabajó con Brendan Rodgers en Liverpool.
“Soy más metódico que mi papá. Él siempre ha tenido buenas cualidades y yo aprendí mucho de él cuando me dirigió pero para llegar al siguiente nivel es necesario planear más, no tanto confiar en los instintos. De todos modos, yo podría fracasar miserablemente y él me dirá: debiste seguir más al corazón y no a la cabeza. Y si así, tendrá toda la razón”. Las palabras de Lee hablan de un entrenador que busca superar a su padre pero que sabe los riesgos de intentar cambiar.
Gary no sólo es el papá de Lee, sino también su maestro futbolístico, ya que compartieron equipo durante cinco años y juntos lograron dos ascensos con Yeovil Town. El más joven de esta historia hizo las inferiores en Arsenal pero debutó como profesional de la mano de su padre, después de pasar por Watford y Brighton & Hove Albion. Luego jugó en Heart of Midlothian de Esocia, Bristol City, Derby County, Chesterfield y se retiró en Kilmarnock. Fue clásico un jugador del ascenso, un mediocampista luchador sin demasiado gol pero con carácter.
En tanto, Gary, que hoy tiene 59 años, hizo gran parte de su carrera como futbolista en Suecia, tras debutar en Watford. Se convirtió en entrenador también muy joven, a los 33 años, cuando se hizo cargo de Newmarket Town. Es un verdadero ídolo de Yeovil, ya que condujo los tres últimos ascensos del club -el primero fue el ingreso del club en el fútbol profesional tras más de un siglo de vida-. Además, dirigió a la Selección de Letonia y es una autoridad a la hora de hablar del fútbol de ese país. De hecho, aconsejó a los managers más importantes del Reino Unido acerca de jugadores de esa nacionalidad.
Gary es un entrenador de estilo tradicional británico, mientras que su hijo se define como más metódico e incorporó la psicología a su método de trabajo.
En la previa del primer enfrentamiento, Gary afirmó: “hay que tratarlo como si fuera un partido normal, porque es un partido normal para el resto de los miembros del equipo. Somos muy competitivos en todo lo que hacemos, pero es algo más que él contra mí, son dos equipos que necesitan los tres puntos”. Por su parte, Lee dijo: “estoy emocionado. Es un gran partido para los dos equipos, pero lo bonito es que el partido ha creado mucha expectación y eso hará que sea un duelo muy interesante de ver para el espectador neutral. Conozco un montón de las cosas que Gary hace con el Yeovil, así que espero que eso contrarreste su mayor experiencia. Obviamente nos tenemos mucho respeto. Pero este partido es tan importante para el club, para mí y para la carrera de mis jugadores, que vamos a ir con todo a por los tres puntos”.
Sólo una vez había sucedido algo similar en el fútbol más antiguo del mundo. En 1971, el Bristol Rovers de Bill Dodgin se midió contra el Fulham de Bill Dodgin Junior en la tercera división. Hoy, la historia se repitió con Gary y Lee Johnson. Esta vez, ganó el padre, pero el hijo tiene mucho tiempo hacer lo que deben hacer los hijos: superarlo.