La provincia de Esmeraldas tiene poco mas de 500 mil habitantes, un tres por ciento de la población total de Ecuador. En su capital, San Mateo de las Esmeraldas, viven 154 mil personas, casi la misma cantidad que en Ituzaingó, el municipio menos populoso del conurbano bonaerense. Estos datos, sumados al bajo índice de desarrollo humano (uno de los peores de Ecuador) y a la lejanía con las grandes urbes del estado, convierten a esta región en una de las más postergadas del país. Esmeraldas no se sienta en la mesa de Quito y Guayaquil cuando se habla de política o economía, pero tiene la autoridad máxima cuando el tema es fútbol. Porque es la cuna de los mejores jugadores de la nación.
La amplia mayoría de los futbolistas de la Selección que está disputando la Copa América nacieron en esta zona del noroeste ecuatoriano. Trece de los 23 convocados son esmeraldeños y siete de ellos se criaron en la capital de la provincia. Es decir que más del sesenta por ciento del plantel nacional proviene de una región en la que vive el tres por ciento del país. El dato llama la atención no sólo por lo curioso, sino también porque no es algo nuevo: en el Mundial de Brasil 2014 también sucedió algo similar.
La tendencia se traslada al fútbol local. Según una investigación del diario El Comercio, 90 de los 336 jugadores de Primera División nacieron en Esmeraldas. El número es similar al de Montevideo en el torneo uruguayo. Una cosa de locos. Para seguir ejemplificando con porcentajes, más del 25 por ciento de los futbolistas que juegan en el campeonato ecuatoriano, nacieron en Esmeraldas. Para que suceda eso, casi todos los hombres de la ciudad deberían jugar bien al fútbol. Es lógica pura. Allí, cualquier picado callejero es digno de ver.
Las razones de este fenómeno tienen más que ver con la naturaleza que con un trabajo de formación especial en la región. El sitio El Enganche realizó un informe antes de Brasil 2014 en el que explica que el principal motivo de esto es la mayoría afro-descendiente de la población de Esmeraldas: “El físico, la potencia, la fuerza y la compostura guerrera de sus jóvenes afro-ecuatorianos, condicionó el gran amor del pueblo, un fútbol que reaccionó y rompió su otrora rol humilde para convertirse en un clásico de las últimas fases finales mundialistas y en una de las revelaciones de la última década. De desaparecido a imprescindible. Zambos, fútbol, poder. Esmeraldas es el biotipo del éxito”.
Aunque Ecuador no es un país con una significativa cantidad de población afro-descendiente, las Selecciones nacionales siempre buscan nutrirse de este biotipo de futbolista. Por eso es que todos van a buscar cracks a Esmeraldas. Allí, el setenta por ciento de los habitantes son hijos, nietos y bisnietos de zambos y mulatos. Así lo explica El Enganche: “todos, absolutamente todos, responden a un perfil clónico. Fuerza, envergadura, agilidad, espigados, velocidad y un carácter competitivo multiplicado ante las adversidades. Preparados para grandes desgastes, aprovechan sus cualidades para proponer en cada partido una serie de retos al rival, pasando todos ellos por pruebas físicas ante la altitud, el calor, la humedad”.
Cuenta la leyenda que los náufragos de un barco de esclavos llegaron a nado a la costa ecuatoriana y, al encontrar un clima similar al de Africa y condiciones de aislamiento, se asentaron en el lugar desplazando a las tribus indígenas. Así se comenzó a poblar la zona que hoy es la cuna del fútbol ecuatoriano. La provincia tiene 16 escuelas de fútbol y todos los clubes del país se preocupan por reclutar juveniles de allí.
Frickson Erazo es uno de los esmeraldeños de la Tricolor. Nació hace 27 años en la capital provincial y su padre dio su opinión sobre este fenómeno: “Todo viene del hecho de que somos negros. Porque somos negros tenemos esta cultura de deporte y habilidades físicas. De aquí es de donde salen los mejores jugadores de básquetbol, los mejores pesistas y los mejores jugadores de fútbol. Está todo íntimamente vinculado a nuestro color de piel”.
Otra de las rarezas de la situación es que la zona jamás tuvo equipos exitosos en el fútbol grande de Ecuador. Sólo Deportivo Esmeralda Petroleros juega en segunda división. El motivo de esto es más simple: como Esmeraldas es una de las provincias más pobres de la nación (78 por ciento de sus habitantes bajo la línea de pobreza), los jugadores piensan más en emigrar que en crecer allí. Entonces, los clubes de Quito, Guayaquil y otras ciudades más grandes y ricas, pueden ficharlos sin hacer demasiado esfuerzo.
Ecuador ya tenía al poblado más longevo del planeta: Vilcabamba, donde los hombres viven más de cien años por una especie de “casualidad cósmica”. Ahora, también tiene el sitio que mayor densidad de futbolistas internacionales. ¿Coincidencia? No lo creo.
Alexander Domínguez, Mario Pineida, Juan Carlos Paredes, Walter Ayoví, John Narváez, Óscar Bagüi, Frickson Erazo, Pedro Quiñónez, Osbaldo Lastra, Juan Cazares, Enner Valencia, Miller Bolaños y Daniel Angulo son los esmeraldeños que integran el Seleccionado de la Copa América. El equipo quedó eliminado en primera fase, pero el orgullo de un pueblo no desaparece por un simple resultado.