Hay que reconocer que se juegan muchos partidos todo el tiempo. Incluso en estos días, en que las dependencias públicas se vacían, los medios desbordan de compactos con “lo mejor” de 2016 y las familias se reparten tareas para las festividades, también se juegan partidos, más o menos relevantes, en todo el mundo.

En la era de la sobreinformación estar al tanto de todo, en la vida y, en particular, en un fútbol tan sobre cargado, es complicado. Lo lógico, lo que hacemos todos, es agarrar los pequeños pedazos de las informaciones que se nos cruzan y nos inventamos una historia más o menos coherente.

Coherente con eso, el domingo, mientras los jugadores de Manchester City salieron a la cancha, para recibir a Arsenal en un partido de la Premier, con una camiseta con el 8 y el nombre de Gundogan en el pecho, mucha gente pensó que el creativo alemán había muerto en la víspera.

Otros, humorísticos y memoriosos, se dedicaron a destacar en las redes sociales el tinte funebrero del homenaje del plantel de Guardiola para su compañero, el talentosísimo y fragilísimo mediocampista que hace unos días sufrió, otra vez, una grave lesión en una de sus rodillas.

Fue el propio futbolista, también en Twitter, el que asumió las bromas sobre sus cristalinas piernas, de hecho viene de perderse la Euro por otra lesión de rodilla, y respondió agradeciendo a sus colegas y aclarando que, pese a los temores desinformados, seguía en el mundo de los vivos.

Al menos por ahora, claro. Eso, realmente, nunca se sabe.