Jesús Tomillero es un árbitro español de apenas 21 años que se animó a anunciar públicamente su homosexualidad. Lo que en otro ámbito podría ser casi anecdótico, en el contexto machista del fútbol profesional pareció un acto heroico. Previsiblemente, lo hostigaron en cada cancha que pisó. Lamentablemente, la federación de su país no lo apoyó. Tristemente, anunció su retiro, cansado de luchar en solitario contra los insultos permanentes.

La historia de este hombre –que había descubierto su vocación y la había ejercido desde los 11 años, que incluso tiene dos tarjetas y un silbato tatuadas en una pierna- se hizo famosa en España tras un juego entre los cadetes de  entre la Peña Madridista Linense y el Mirador de Algeciras. Aclaramos: chicos de entre 14 y 15 años.

En ese encuentro, un utilero le espetó: “Eres un comepollas y te gusta que te partan el culo, maricón. Te espero fuera”. El juez le reclamó al delegado del campo la presencia de la autoridad, porque estaban “cuestionando su autoridad”. No fue respaldado. Aguantó el chaparrón de improperios y después, ya en el vestuario, observó cómo un grupo de jóvenes le lanzaba piedras.

Tomillero relató lo sucedido a través de las redes sociales, donde nunca había escondido su opción sexual. Sin embargo, desde que hizo público el escarnio, los acosos se acrecentaron. Desde entonces, el insulto favorito es “mira, el maricón de mierda ese que ha salido en televisión”. “En esos momentos te quedas en shock, te cuesta creer lo que estás escuchando. Es vergonzoso que estos episodios ocurran en pleno siglo XXI”, recalcó.

En un partido, numerosos niños le brindaron su cariño y lo recibieron con una bandera del orgullo gay. También en su día recibió el apoyo público del presidente español, Mariano Rajoy, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. De uno y otro lado del espectro político: sí. Del fútbol: no. En el Comité Andaluz de Árbitros y en la Federación han guardado silencio.

Pero el partido que terminó de definir a Jesús en su decisión de abandonar el referato fue el que arbitró entre el Portuense y el San Fernando. En el minuto 47 señaló un penal, -según él mismo, “muy claro”-, y otra vez empezaron las referencias homofóbicas. Un espectador le gritó varias guarradas, incluida una (“Te vas a meter el gol por el culo, maricón de mierda”), que despertó una carcajada en el estadio. Habituado a las palabras, esa risa fue lo que más le dolió a Jesús. “Que todo el público se reía, eso es lo que más me afectó”, confesó.

zvmbJwqg“No tengo ganas de seguir luchando. Me han llegado miles de mensajes de apoyo. Pedí la presencia de la policía para que estuviese presente ante los constantes insultos. Lo he denunciado reiteradamente. Me han ignorado”, denunció.

Tras el anuncio, un jugador de San Fernando publicó en Twitter que se alegraba de su retiro.

Tomillero reconoce, además, que hay muchos colegias que aún no han salido del armario. “Hay miles, pero les da miedo salir. No sabes cuántos me han llamado en los últimos diez días… La mayoría para agradecer mi gesto y darme ánimos”. Ese era el objetivo con el que lanzó su mensaje, combatir la homofobia. “Estaba harto de la discriminación… Nadie tiene derecho a juzgar a nadie, yo amo a quien me da la gana”, mencionó. Y acabó realmente enfadado con la escasa sanción a aquel utilero, que fue suspendido nueve partidos y multado con treinta euros: “Es una absoluta vergüenza”.

El colegiado, en otros encuentros, sí ha recibido apoyos. “No siempre se encuentra intolerancia”, comentó en referencia a un partido en el que numerosos niños que le brindaron su cariño y le recibieron con una bandera del orgullo gay. También en su día recibió el apoyo público del presidente español, Mariano Rajoy, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. De uno y otro lado del espectro político: sí. Del fútbol: no. En el Comité Andaluz de Árbitros y en la Federación han guardado silencio.

“Ser árbitro es mi vida, lo llevo en la sangre, en la piel”, afirmó Tomillero. Ese sueño quedará de lado por el acoso permanente y la discriminación del ambiente del fútbol. ¿Por corrupto? ¿Por indecente? ¿Por mal tipo? ¿Por soberbio? ¿Por vendido? ¿Por ladrón? No. Nada de eso: solamente por ser gay.