Lazcano 2257. Fachada con piedritas de varios colores. Puerta sin timbre pero con placa. “La casa de Dios”.

Desde octubre de 2016 funciona ahí, en la que fue la vivienda que Argentinos Juniors le dio a la familia de Diego Armando Maradona, un museo, aún poco peregrinado, que reconstruye su vida cotidiana cuando daba sus primeros pasos como jugador. Azulejos rosados de una cocina de fines de los 70, la Aurorita con asiento de cuero, la habitación donde escuchaba sus discos, donde dormía soñando con jugar un Mundial.

En ese portal en el tiempo, se encontraron el artista urbano San Spiga y miembros de la agrupación Semillero del Mundo, que ya había trabajado juntos en la última navidad maradoneana interviniendo las calles del barrio, para homenajear otra vez a Diego. Ahora, en su propia casa, con pegatinas de algunas de sus imágenes más icónicas.

Participaron también hinchas de varios equipos que se pegotearon las manos para dejar en las paredes de esa vivienda algo de su devoción por D10s. Con engrudo, papel y pasión, un rato antes de que en la medianoche los fieles de la iglesia maradoneana celebraran con una multitudinaria misa el 57 aniversario de su llegada al mundo, comenzaron una doble jornada de homenaje artístico para el más grande artista del fútbol.

Hoy, mientras muchos se preparan para disfrazarse por una celebración bastante ajena y con mucho marketing, los festejos por El Pibe de Oro continuarán en Gavilán 2151, en varios rincones de Argentina, de Nápoles y del mundo. Es la Navidad maradoneana. Un festejo que se expresa en todos lados: en la piel, en la ropa y hasta en la paredes. Una festividad que recuerda y agradece alegrías con una sonrisa. Una ofrenda que no pide nada a cambio. Donde nadie se viste de nada mas que de lo que es y lo que siente. Donde todos celebran con una copa, una botella o una lata. Y gritan: “Diegooo, Diegooo”. Con amor y devoción, hasta que vuelva a ser 30 de octubre.


NdR: Las pegatinas maradoneanas siguen este lunes en el estadio de Argentinos Juniors, desde las 16. Están todos invitados.

Fotos: Mar Garrote Cortínez.