El único enfrentamiento que registran Argentina y Suiza en Campeonatos del Mundo fue en Inglaterra en 1966, donde integraron el Grupo B junto a Alemania Federal y España.
Argentina había debutado el 13 de Julio en Birmingham derrotando por 2 a 1 a España, con goles de Luis Artime.
En su segunda presentación, el equipo entrenado por el Toto Lorenzo, empató sin goles frente a la temible Alemania de Franz Beckenbauer, a pesar de terminar con diez hombres por la expulsión del zaguero Rafael Albretch.
Para la tercera fecha, Suiza, ya eliminada, llegó a Sheffield a jugar contra Argentina, después de haber sido vapuleada en su debut 0 a 5 ante Alemania y perder más tarde 1 a 2 frente a España.
Con goles de Artime y Ermindo Onega, ambos en el segundo tiempo, Argentina se impuso a Suiza 2 a 0 y por diferencia de gol quedó segunda en el Grupo B. Alemania Federal que derrotó a España 2 a 1, se clasificó primera.
Si Argentina le hubiera ganado a Suiza, que ya no jugaba por nada, por más de cinco goles de diferencia, habría terminado ganando su grupo y en consecuencia, el legendario partido de cuartos de final contra Inglaterra, aquel de la famosa expulsión de Rattin, en el que nos bombeó un alemán y nos bautizaron Animals, jamás se hubiera jugado y a la epoyeya del fúbol argentino le faltaría un capítulo emblemático. Alguna vez el goleador Luis Artime, declaró que los integrantes del equipo eran conscientes de aquella posibilidad, pero que no se esforzaron demasiado por golear a Suiza, ya que imbuidos de un extraño sentimiento nacionalista preferían enfrentar a Inglaterra, antes que al sorprendente Portugal de Eusebio.
Argentina formó esa tarde con: Roma, Perfumo, Marzolini, Ferreiro, Rattin (c), Calics, Jorge Solari, Alberto González, Artime, Ermindo Onega y Pinino Mas.
Según el vate porteño Osvaldo Ardizzone, presente en el Estadio Hillsborough de Sheffield, el equipo argentino consumó ante los suizos su peor actuación de la fase de grupos, pero ese juicio pasó a ser sólo un detalle ya que con esa victoria, se consiguió dejar atrás de una vez por todas el fantasma del desastre de Suecia en 1958 y clasificar para cuartos de final, instancia que no se alcanzaba desde el Mundial de Uruguay de 1930.