Es común decir en el fútbol que tal o cual jugador es de madera, un tronco en un decir más coloquial, por sus escasas habilidades. Si afirmamos algo similar en otro contexto deportivo, seguramente, también se entienda que estamos cuestionando las capacidades de algún atleta. Estas preciosas esculturas de papel que creó la artista venezolana-libanesa Raya Sader Bujana, quizás empiecen a cambiar la metáfora. Ser de celulosa podría, en poco tiempo, transformarse en un elogio estético. Si no consigue tanto, de todos modos, su colección Atletas de Papel merece, al menos, ser admirada.
Se trata de deportistas, captados en algún complejo gesto de su disciplina, que parecen a punto de continuar su desplazamiento. Las líneas onduladas le dan dinamismo y armonía a las obras. “Se trata de esculturas inspiradas en las distintas disciplinas olímpicas, en el movimiento y fluidez corporal, la postura y cuerpo de cada atleta”, dice el fotógrafo Leo García Méndez que se enamoró, como nosotros, de la producción de Raya y decidió fotografiarla. Las fotos de este artículo son de él.
Casualmente, las esculturas de Raya surgieron como un encargo para otro fotógrafo, Abel Mitjá, que quería incorporarlas a su banco de imágenes. Pero, de tan bonitas que quedaron hubiera sido una pena que se perdieran en un portfolio fotográfico. “El concepto era expresar el movimiento usando papel. La textura, la luz y el volumen añadidos que proporciona la técnica de planos en serie refuerzan la fluidez de las piezas”, cuenta la artista al presentar su trabajo.
Un trabajo meticuloso al extremo: “Las esculturas están cortadas a mano y montadas, algunas de las figuras tienen alrededor de 150 piezas y hasta 500 separadores. El proyecto requirió muchas, muchas horas de trabajo, pero el resultado final fue muy satisfactorio”. En sus obras hay mucho de creatividad pero poco de espontaneidad. “Usualmente comienzo con muchos dibujos, bosquejos y lluvia de ideas. Luego empiezo a trabajar en prototipos para ver cómo lucen. Después de afinar algunos detalles y decidir que una pieza ha evolucionado apropiadamente, empiezo a recortar y ensamblar con toda la paciencia que pueda tener”, explica.
Raya primero se imaginó arquitecta; lo esquemático de su arte, lo abstracto, viene de allí. Y su conciencia ambiental la llevó a elegir, bajo el lema “tu basura es mi joyería”, materiales de desecho para crear. “Mi trabajo está muy influenciado por mi formación, mi amor por la naturaleza y sus patrones intrincados”, admite. Ahora, radicada en Barcelona y definitivamente alejada de la arquitectura, se dedica al arte con papel y al diseño. “Siempre supe lo que quería hacer y estoy muy feliz de poder hacerlo”, afirma. Nosotros agregamos, afortunadamente.
Si quieren ver más de su trabajo, o incluso comprarlo, visiten su web o su cuenta de Instagram.