Estoy tan emocionado por el momento del fútbol inglés. Sea porque veo al Tottenham desmantelar al Real Madrid inspirado por un grupo de temerarios jóvenes ingleses o porque miro a Manchester City una clase de fútbol jamás presenciada anteriormente en la Premier League, con Raheem Sterling, Kyle Walker y John Stones en primera fila, estamos al borde de ver a nuestros jóvenes valores con la posibilidad de competir en el máximo nivel. Y justo antes de una Copa del Mundo.
Aclaración inicial, Liam Rosenior es un futbolista de Brighton que escribe habitualmente para el diario inglés The Guardian. El inicio de la columna es una postal del tradicional entusiasmo de los ingleses a meses de un Mundial. El fundamento inicial: el rendimiento de un par de equipos -con dinero y tiempo de trabajo- y, sobre todo, unos cuantos nombres propios. Entendible asumiendo que, hasta hace poco, los jugadores ingleses no era protagonistas en su propia liga.
Como agregado, somos los campeones mundiales Sub 20 y Sub 17, algo de lo que todos deberíamos estar orgullosos, y contamos con una estrella en ciernes en Phil Foden, que no solamente ganó el premio a mejor jugador en el Mundial Sub 17 sino que también está cerca de ingresar en la rotación de un Manchester City plagado de estrellas a una edad extremadamente temprana.
De nuevo lo individual pasa por encima de lo colectivo. Al enorme éxito de las selecciones juveniles se lo apuntala con la aparición de un, posible, joven prodigio. La parte por el todo.
Ver al Tottenham, al City y al equipo Sub 17 de Inglaterra jugando un fútbol técnico, intenso y dinámico me puso a pensar en la deuda de gratitud que tenemos con un hombre cuyo Lille está peleando por no descender en la Ligue 1 de Francia y que nunca entrenó a un equipo en Inglaterra.
Ahora sí, tercer párrafo, vamos al centro del asunto. Bielsa, que acaba de ser suspendido como DT en Francia, es, según esta columna, la piedra filosofal del buen momento del fútbol inglés. Antes de criticar, o coincidir, leamos sus razones.
Verán, las actuaciones de Harry Kane, Kieran Trippier, Harry Winks, Eric Dier y el fantástico Dele Alli jugando un fútbol creativo, de alta intensidad y exitoso bajo el mando de Mauricio Pochettino para vencer a los campeones de Europa me llevó directamente a una copia en carbónico de la performance de marzo de 2012, cuando un Athletic Club de Bilbao lleno de jugadores jóvenes mostró un fútbol casi perfecto para vencer a Manchester United en Old Trafford. Para el que no haya visto aquel partido, fue lo más cercano a la excelencia futbolística, y el hombre a cargo del Athletic era Marcelo Bielsa.
La primera relación planteada, equipo joven e intenso que le gana a uno más poderoso, es bastante débil. Debe haber en la biblioteca del fútbol unos cuantos partidos similares, con estilos diversos, y unos cuantos argumentos más, para vincular o desvincular al Loco Bielsa de todo esto. Sigamos.
Creo que el estilo de juego con el que Pep Guardiola y Pochettino están jugando y obteniendo resultados, usando alta velocidad, calidad técnica y belleza futbolística, es el material de los sueños para los fanáticos de sus respectivos clubes y para todos los que aman el juego. No sólo están ganando y jugando un fútbol extraordinario, estamos viendo el desarrollo de jóvenes jugadores (ingleses) que crecen semana a semana porque la filosofía grupal lleva a una mejora individual en lo mental y en lo técnico a los jugadores que la practican.
Mejorando, lo colectivo sobre lo individual. Si decidimos olvidar a los últimos dos campeones de la Premier (Chelsea y Leicester) es cierto que hoy City y Tottenham son el paradigma. Fútbol veloz, de calidad, con desarrollo de talento joven y, encima, triunfal. Se parece bastante a las ideas y las experiencias previas del Loco. Salvo, quizás, en la parte de ganar, el propio Bielsa admitió que la victoria le es un tanto esquiva.
Cuando estos entrenadores -al igual que Diego Simeone y muchos otros técnicos exitosos- son consultados por quién tuvo la mayor influencia en sus principios futbolísticos, el mismo nombre aparece una y otra vez: Marcelo Bielsa.
“El que no me conoce dirá que soy bielsista”, dijo Pochettino alguna vez. El DT de Tottenham, ya lo contamos varias veces, no suele reconocerse como pupilo del Loco, aunque sí admite haber aprendido con Bielsa.
Conocido como “El Loco” en su natal Argentina, está obsesionado con el fútbol, no sólo con ganar, sino también con desarrollar un estilo de juego que permita a los equipos ser exitosos mientras mejoran y empujar a sus jugadores a un nivel que ni siquiera ellos mismos pensaban que fueran capaces de alcanzar. Si comparamos esto con la labor de Pochettino en los Spurs, sinceramente creo que Kane o Alli no podrían haber llegado a la altura actual si no fuera por el ambiente de aprendizaje y la filosofía de juego que el DT ha ideado para el club, con muchas ideas tomadas de Bielsa.
Decir que el Loco está obsesionado con ganar parece ser una contravención a la propia idea de elogiarlo. Sin dudas, su obsesión está puesta en mejorar, a sus jugadores, a sus equipos y al fútbol. Insistimos, Pochettino no se reconoce como discípulo de Bielsa. Pero coincidimos en que hay varias puntos en común entre ambos.
Aún más: si analizamos las actuaciones de Adam Lallana, Nathaniel Clyne y Luke en Southampton bajo su mando, Pochettino ya tuvo una influencia positiva sobre el fútbol inglés. Su estilo de juego es de alta intensidad física, e incluye un fútbol ofensivo y expresivo con extremo detalle basado en el juego posicional, repartiendo a sus jugadores en las posiciones óptimas para lastimar a los equipos que tienen posesión y también para ganar posesión lo más rápido posible y lo más cerca del arco rival posible, para lograr contraataques rápidos.
De acuerdo, la presión en campo rival y el ataque rápido son características de los equipos de Bielsa. Aunque también, por ejemplo, de los de Luis Fernández, DT de Pochettino en PSG. El tema de la posesión, es más discutible. Por época o por convicción, los cuadros de Pochettino tienen más la pelota aunque también saben ser directos.
La metodología de Guardiola es muy similar, y cuando los escuchás hablar de su identidad de juego, se ponen firmes en que las ideas deben ser “aprendidas” por los jugadores y “enseñadas” por los entrenadores, algo que debería ser obvio pero tristemente falta en el mundo de los entrenadores del fútbol, cuando todo este proceso es ignorado porque lo único que importan son los resultados.
El ítem de la posesión va mejor con Pep. Paradójicamente, el planteo de la transmisión de conocimientos de entrenadores a jugadores lo establece para relacionar a Guardiola con Bielsa, un DT con el que nunca trabajó, aunque muchas veces manifestó públicamente su admiración. Algo similar ocurre con los resultados. Si bien Pep tiene un discurso que evita analizar el juego desde el marcador, fueron los títulos y el juego de su Barcelona los que le dieron predicamento a sus ideas.
No hay ningún lugar mejor para que Foden aprenda su oficio que bajo la dirección de Guardiola. Es un jugador joven con todas las herramientas para tener éxito en el más alto nivel y tiene un DT que sacará lo mejor de él. Si no me creen, miren la mejora de Sterling esta temporada en términos de momentos para ponerse a correr, posición del cuerpo cuando recibe la pelota y toma de decisiones frente al arco. No hay duda de que su mejora ha sido el resultado de la dirección técnica de Guardiola.
No conocemos mucho a Foden ni seguimos demasiado de cerca a Sterling, pero coincidimos en que Guardiola, como Bielsa, es uno de esos entrenadores que mejora a los jugadores. Sobre todo cuando son útiles para su estilo.
Este modus operandi tiene su raíz en Bielsa, y estoy seguro de que Guardiola y Pochettino estarían de acuerdo en que fue una parte fundamental de su educación futbolística. Y si estos jóvenes jugadores ingleses siguen actuando y mejorando bajo estos principios -elevando a nuestro equipo nacional a nuevas alturas- entonces levantaré mi copa para hacer un brindis en honor a “El Loco”.
El cierre retorna al planteo individualista. La idea más alejada, de todas las propuestas, a la filosofía de Pochettino, de Guardiola y de Bielsa. Todos valoran el desarrollo del futbolista, la mejora de sus habilidades técnicas y tácticas, pero hacen hincapié, por encima de todo, en el funcionamiento colectivo. En suma, un elogio válido que por momentos pierde el foco de las ideas del Loco. Y que llega justo cuando parece que otro ciclo en la carrera de Bielsa ha terminado.
NdR: Los comentarios al margen son de Mariano Mancuso. Esta columna fue publicada en The Guardian.