Boca había terminado 1966 sin alegrías. En el campeonato, que ganó Racing, el xeneize fue tercero. Poco tiempo después, en enero de 1967, cuando el por entonces presidente boquense Alberto Jacinto Armando estaba por viajar de vacaciones a Bariloche, dejó una frase que llamó la atención en el ambiente del fútbol: “A mí me van a criticar al principio, pero después me tendrán que seguir, como siempre. Ahora estamos concretando una operación gigante que le dejará a Boca cerca de 60 millones de pesos, que serán destinados a la Ciudad Deportiva. ¿Y sabe cómo? El equipo de Boca entrará a la cancha con un buzo y el nombre de una cotizada bebida refrescante”.

Unos días más tarde, el negocio se cerró. Los jugadores de Boca de Primera, Reserva y Tercera ingresarían a cada cancha donde tuvieran que jugar con un buzo con la inscripción comercial de la gaseosa de naranja Crush. Pese a todo, esta innovación para la época duró sólo un año.

El famoso buzo era de frisa y de color azul con vivos amarillos en el cuello y en los puños. Tanto en el pecho como en la espalda se leía la publicidad de Crush en letras anaranjadas. En ninguna parte había un distintivo que identificara a aquella prenda con Boca. Se parecía muy poco a la ropa deportiva que se ve hoy.

El debut con el buzo llegó el 5 de marzo de 1967, por la primera fecha del Campeonato Metropolitano. Esa tarde, Boca empató 0-0 con Quilmes en La Bombonera. El equipo, que por entonces era dirigido por Adolfo Pedernera, formó con Roma, Magdalena, Marzolini, Simeone, Rattín, Silveira , Luna, Zarich, Alfredo Rojas, González y Romero.

“Cuando participamos del desfile de equipos en la Copa Joan Gamper, salimos con los buzos. Toda la gente nos miraba raro, porque no sabían a qué club pertenecíamos”, rememora Rubén Suñé

Después de aquel partido, un dirigente de Boca se enojó por la actitud de algunos futbolistas: “¿Qué los jugadores no querían salir a la cancha con los buzos de propaganda? ¡Claro! Ellos tiraron la bronca pero no saben que este negocio le representa a Boca nada menos que 60 millones de pesos. ¿O Marzolini se olvidó de la propaganda que hace para una sastrería o aquella otra de la peinada impecable? ¿Y Rattín no recomienda un té para el hígado? ¡Vamos! Ahora le toca al club, al club que les paga, y hay que aguantarse”.

El buzo no sólo se exhibió en los estadios argentinos. En agosto de 1967, Boca hizo una gira por México, Estados Unidos, España y Francia, y la publicidad de Crush recorrió el mundo.

Entre otros partidos, el club argentino disputó la Copa Joan Gamper junto al Barcelona, el Atlético de Madrid y el Bayern Múnich.

crush“Cuando participamos del desfile de equipos, salimos con los buzos. Toda la gente nos miraba raro, porque no sabían a qué club pertenecíamos”, rememora Rubén Suñé, parte de aquel plantel.

El 15 de diciembre de 1967, Boca salió a la cancha por última vez con los buzos de Crush. Fue derrota por 2-0 contra Rosario Central, de visitante.

Recién en 1983 Boca firmaría un nuevo contrato para su ropa deportiva con los cada vez más recordados Vinos Maravilla, pero el sponsor ahora dejaría su marca en la camiseta.

Por entonces, ya nadie hablaba de buzos y de naranjas.


*Esta nota fue publicada originalmente en el número 6 de Un Caño, en Noviembre de 2005