El lunes repasamos en Twitter el debut oficial de la selección de Gibraltar en las Eliminatorias para la Euro 2016 y publicamos la formación del equipo identificando la profesión de cada jugador. Tres eran hermanos, apenas dos eran profesionales y el resto tenía diferentes oficios, varios vinculados a las fuerzas de seguridad.
Un par de lectores nos comentaron su preocupación porque, en un futuro, Malvinas pudiera seguir el camino del Peñon. @gsamsa11, por ejemplo, nos planteó: “Cuando hagan lo mismo los kelpers, no pienso conmoverme porque el 9 es pescador y el 4 oficial de la Royal Navy”. Le recordamos que la “selección” de Malvinas ya existe y nos pareció un buen momento para revisar su historia y ver si tiene alguna posibilidad de seguir el camino de Gibraltar.
Por ahora, parece imposible. Hace unas semanas, cuando contamos el debut de los clubes de Gibraltar en las copas europeas, explicamos que el Peñón consiguió entrar a la UEFA después de intentarlo durante 16 años. Fue clave el lobby de la Federación británica, que busca usar al deporte para darle un sustento cultural a la insostenible presencia del Reino Unido en una de las 17 colonias que la ONU reconoce -diez son británicas-. España, que reclama la soberanía, no pudo sostener el rechazo europeo y Gibraltar se incorporó con el aval de más de 50 Federaciones.
El caso de Malvinas es diferente en muchos aspectos. La escasa población en las Islas, viven en 12 mil km2 menos de 3000 personas -hay más ovejas que humanos- mientras que en Gibraltar son 30 mil habitantes en 5 km2-, hace que el fútbol tenga poco material para desarrollarse. Además, las Falklands, como dicen los británicos, están demasiado lejos de la metrópoli -12.761km- como para aprovechar su influencia y sumarse a la competencia Europa. Para jugar oficialmente debería incorporarse a la Confederación sudamericana. Hoy por hoy, en el futuro nunca se sabe y el pasado es garantía de eso, toda Latinoamérica respalda a Argentina en su reclamo de soberanía, por lo que nadie imagina la posibilidad de que la CONMEBOL acepte su ingreso. Ni siquiera en Puerto Stanley se lo plantean.
Chile es el único país de América Latina donde la selección de Malvinas pudo jugar alguna vez.
De todos modos, el fútbol en Malvinas se juega hace más de un siglo. Como en Gibraltar, como en todo lugar por donde pasó un inglés, en las Islas se patea la pelota desde fines del siglo XIX. Al principio eran partidos entre militares. El primer club, Stanley FC, se formó recién en 1916. Con el tiempo, como la población no crecía y casi que no tenía contra quién jugar, se transformó en la selección local.
Durante la 2da Guerra jugaron contra más militares que se instalaron para proteger las Islas. En 1947 se formó la primera liga local. Llegó a tener siete equipos. Entre los 50’ y 70’, Stanley FC, como representante de los kelpers, disputó un desafío anual de cinco partidos contra la tripulación del buque que la corona británica destinaba allí para defender el territorio ocupado por la fuerza en 1833.
En los 70’, cuando Argentina logró establecer lazos con la población implantada, abastecía alimentos y combustibles, llegó a jugarse un cuadrangular entre kelpers, militares británicos y obreros de YPF que estaban trabajando en la construcción de un depósito de combustible. En 1982, el delirio bélico de Galtieri y compañía para reanimar a la debilitada dictadura cívico-militar, cortó la relación con Argentina y terminó con la Liga de Malvinas, pero no con el fútbol. Había tantos militares que lo que antes era un desafío anual se empezó a jugar cada domingo.
En los 90’, el torneo local se reanudó. Desde entonces se disputó con intermitencias, sobre todo por falta de jugadores. En 2009, lo relanzó la Falkland Islands Football League. Casi siempre la liga tuvo cuatro equipos. Como en el pan-y-queso del barrio, los capitanes elegían a sus compañeros. Algunos equipos se bancaron con los auspicios de comercios locales. Incluso, la gran colectividad de Santa Elena, el 10% de la población nació en esa otra colonia británica que está en el medio del Océano Atlántico, llegó a tener su propio club.
Mientras, la selección local se tenía que conformar con jugar contra los soldados de la base militar de Monte Agradable, la mayor a nivel mundial al Sur del Paralelo 50°. El gran problema para el Stanley Eleven fue siempre el mismo: conseguir rivales. En marzo de 1997, para celebrar el 50 aniversario de la creación de su Liga, tuvieron su debut internacional. Jugaron tres amistosos contra la Universidad de Magallanes en Punta Arenas. En 2005, en Rapa Nui, se enfrentaron con la selección de la Isla de Pascua, también territorio chileno. Perdieron 5-0. Más del 5% de la población en las Islas es chilena, quizás de ahí tanta relación. Chile es el único país de América Latina donde la selección de Malvinas pudo jugar alguna vez.
El resto de los pocos partidos internacionales del equipo kelper los disputó, ya en este siglo, en los Juegos de la Islas, una especie de Juego Olímpico para pequeños territorios rodeados por agua. Comenzaron en 1985, impulsado desde el Reino Unido, y hoy se realizan cada dos años. Participan islas europeas (suecas, griegas, danesas, etcétera) junto a colonias británicas de todo el mundo.
La selección de las Islas debutó en 2001. Como buen equipo británico contrató a un DT escocés, Lee Mitchell, que construía casas en Malvinas. Hicieron bailes y colectas para financiar el viaje del plantel a la Isla de Man. En ese equipo jugaba Martyn Clarke el kelper que en 1996, con 16 años, hizo una prueba para jugar en Boca Juniors. Cuenta la leyenda que lo más cerca que estuvo del césped de la Bombonera fue cuando vio un Boca-Independiente con Maradona y después fue a comer pizza con el Diez. Cuando volvió a Malvinas lo veían como a un traidor. En 2002 se radicó en Londres, pero igual siguió jugando para el Stanley Eleven. En 2005, de penal, hizo el gol del triunfo 2-1 contra Saaremaa, una isla estonia. Terminaron 9nos en esos Juegos de las Islas.
En 2009 fue su peor actuación, quedaron 16tos, últimos. En 2011, su DT Richard Franks insistía que necesitaban más competencia. El equipo incluía a tres chilenos, uno gerente de un local de regalos y los otros cocinero y mozo en un hotel, a un obrero georgiano y a varios santaheleanos. Habían jugado sólo un partido en los últimos dos años. La solución, decía el DT, era poner al equipo en el ascenso del fútbol inglés. Proponía utilizar el puente aéreo militar, que conecta regularmente a Malvinas con el Reino Unido vía la isla de Ascensión, para trasladar al plantel. “Nos podrían dar asientos una vez al mes o cada dos meses para poder ir. De esa manera podríamos tener 20 partidos por año. Tenemos que hacer algo”, afirmaba.
Franks veía venir la decadencia del fútbol en Malvinas. En 2012, la Liga local no se terminó de jugar por diversos problemas. El principal según Kyle Biggs, uno de sus jugadores, es que el fútbol es visto como un deporte con poco futuro. La FIFA, saben, no los va a incluir como miembros mientras se mantenga firme el reclamo argentino, pese a que ya sumó a varias colonias británicas, francesas y holandesas. Con el cricket, en cambio, un juego bien de británicos, es diferente. Las Islas Malvinas se afiliaron a la Federación Internacional en 2007 y el deporte se transformó es una opción de desarrollo genuina para los kelpers que, si andan bien, pueden irse a jugar como profesionales por todo lo que queda del Imperio británico.
Por estos conflictos, Malvinas estuvo cerca de no enviar a su selección, que juega con camiseta roja titular y azul alternativa, a disputar los Juegos de las Islas de 2013 en Bermuda, otra colonia británica. Terminó 3ra tras golear 6-0 a Frøya, una diminuta isla noruega. Fue su mejor actuación hasta ahora. En sus cinco participaciones disputó 20 partidos, ganó 4 y perdió 16, con 19 goles a favor y 84 en contra.
Por ahora, la selección de Malvinas es poco más que una anécdota. El fútbol, no parece ser una de las herramientas con la que Reino Unido intente justificar, como en Gibraltar, los 181 años de ocupación de las Islas. Quieren el petróleo, los recursos marítimos, el camino a las reservas de agua en la Antártida. Eso les importa más que cualquier Copa del Mundo.
NdR: Para mayor información sobre la ocupación británica y el reclamo argentino por la soberanía en las Islas Malvinas les recomendamos visitar el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
Malvinas (de azul) contra Bermuda, en los Juegos de las Islas de 2013: