Si pensamos en hinchas sufridos seguramente los fanáticos del Múnich 1860 estén entre nuestras primeras opciones. Hace medio siglo, TSV 1860, como es su nombre correcto, era el equipo más importante de Bavaria. En esa época, cuando se fundó la Bundesliga la nueva organización del fútbol alemán decidió darles lugar a ellos en la nueva Liga y dejar a fuera a Bayern, ese otro equipo de Múnich que hoy es una potencia global.
Si esos gordos de traje estuvieran vivos no podrían creer que este domingo, en aquel Grunwalder Stadion que ambos equipos compartieron hasta 1972 cuando se construyó el estadio Olímpico, el equipo B de Bayern Múnich le ganó al primero equipo de Múnich 1860, ante más de 12 mil espectadores. El marco era el de un clásico, pero ese clásico ya no es.
Los Leones, como les dicen, fueron protagonistas en el fútbol alemán hasta finales de los 60. En 1966 ganaron la Bundesliga y un año antes habían jugado, y perdido 0-2, en Wembley, la final de la Recopa de Europa, ante West Ham. Bayern comenzó a hacerles sombra en 1968, cuando terminó arriba de ellos en la Liga. Ya en la temporada 68-69, ganaron la primera Bundesliga con figuras como Gerd Muller, Uli Hoeness y Franz Beckenbauer. Todos ellos habían rechazado jugar para TSV 1860. Desde entonces, aquella rivalidad se ha ido desdibujando hasta desaparecer.
“Hoy no hay una rivalidad seria. Los hinchas de 1860 solo pueden celebrar cuando Bayern pierde contra equipos como PSG. Ese es, sin embargo, un consuelo menor. Los hinchas de Bayern, en cambio, fluctúan entre el desinterés y el disfrute de las desgracias del 1860”, cuenta Thomas Hitzlsperger, ex jugador de Bayern y analista de TV de los partidos de los Leones.
En 2004, TSV 1860 descendió de la Bundesliga por última vez. Desde entonces, sus fanáticos han tenido que soportar el creciente éxito de Bayern, que ganó 10 de las últimas 15 Bundesligas y jugó tres finales de Champions, y, sobre todo, sufrir las constantes penurias de su club. En junio, luego de un traumático descenso a Tercera División, sus nuevos dueños jordanos se negaron a cancelar las deudas con la Federación y el equipo fue descendido administrativamente hasta la Cuarta categoría (la liga regional de Bavaria). El fútbol amateur les pareció un lugar más económico para relanzar su proyecto.
“En los últimos años, leer sobre Múnich 1860 es como ver una mal reality show. No se manejan profesionalmente y se siguen disparando a los pies. La diferencia entre ambos equipos es demasiado grande”, le dijo un hincha de Bayern a ESPNFC, que realizó un informe antes del último “clásico”.
Los primeros equipos de ambos clubes no se enfrentan desde 2008. Ese día, en el Allianz Arena, por la Copa de Alemania, ganó 1-0 el conjunto de Ribery. El francés fue suplente pero ingresó en el final y picó un penal para conseguir el triunfo. Ayer, celebró la victoria del equipo amateur en Twitter. El historial del clásico, incluyendo amistosos, ejemplifica las distancias entre ambos. Bayern ganó 102 veces, TSV 1860 ganó 49 y empataron en 50 ocasiones.
Por eso, este domingo, cuando el fixture decía que Múnich 1860, cómodo puntero en Cuarta División y máximo favorito al título, iba a recibir al Bayern Múnich II, los hinchas se ilusionaron con cobrarse una pequeña venganza. Hubo banderas, pirotecnia y deseos de muerte ajena. Faltando 15 minutos, Fabian Benko, mediocampista de 19 años de Bayern, marcó el único gol del derbi. Nicholas Helmbrecht, 22 años y delantero de TSV 1860, pegó una patada y se hizo expulsar cuando el partido estaba resuelto, siguiendo el libreto de los clásicos.
Al final de esta temporada, los hinchas de Múnich 1860 quizás puedan olvidar tanta tristeza celebrando un ascenso. Por ahora, la alegría les sigue siendo esquiva. El domingo ganaron los que ganan siempre.