Las diez de la mañana en Tel Aviv. Erez Hakatan Barak abre ansioso el sobre de DHL que llegó desde la Argentina. Prende su DVD y respira aliviado. Se viene un duelo fundamental por la Liga de Fútbol ante el clásico rival, en una temporada de resultados bien esquivos.
La batalla que se perdía dentro de la cancha había que ganarla en la Puerta Once, el espacio reservado para “The 12 Player”, la hinchada del Maccabi. Erez miró cada detalle y luego entregó el video a Itzik Kosman, el capo. Y todos se pusieron a estudiar.
No se trataba de un curso de español. Tampoco de un curso a distancia de truco o tango. En la tele, La Doce, la hinchada de Boca Juniors de la Argentina, se muestra en plena acción durante un partido. Sus canciones, sus movimientos, la forma de tender las banderas, los ritmos, todo… Para Erez Barak, y para toda la barra brava del Maccabi Tel Aviv, esas imágenes son un modelo a seguir.
“Es así, Boca es nuestro referente”, cuenta Barak, un joven de 20 años tan fanático que en su cumpleaños lloró por la presencia de dos integrantes del equipo de vóley del club. “Queremos ser como La Doce, queremos cantar como ellos. Intentamos hacerlo, poner las banderas como ellos y de tanto en tanto cantamos ‘dale Boooca, dale Boooca’”, reconoce este estudiante que, igual que muchos como él, integra “con orgullo” el ejército israelí, según sus palabras, para combatir “al enemigo terrorista”.
En los tiempos libres, el muchacho coordina esta especie de curso de fanatismo a distancia. “Boca es la mejor hinchada del mundo; además, el equipo juega con azul y amarillo en la camiseta, como nosotros”, asegura Erez. Y suma: “nosotros amamos todo de la Argentina gracias a ellos”.
Nuestro amigo es sólo un eslabón en “The 12 Player”. El jefe es el joven Itzik Kosman (en general los miembros de la hinchada hacen equilibrio en la línea de los 20 años), quien aclara que sus muchachos no copian a “La Doce”, sino que aprenden de ella. El contacto entre “La Doce” y “The 12 Player” se produce a través de Iván, único nombre de la hinchada xeneize entregado para esta nota por Erez.
“Amamos la atmósfera que se respira en el estadio”, dice Erez, quien además entrega una especie de escalafón: “Kosman es nuestro Di Zeo”. O sea, el capo. “Schoval Chaver carga las banderas y también es soldado”. Salvo Erez, que presta servicio al norte, sus dos compañeros pasaron buena parte del año en la Franja de Gaza, custodiando la frontera. Pero aclaran: “odiamos la guerra”.
La hinchada de Maccabi está flexibilizada, porque quema las gargantas de sus integrantes también en el básquet, el handball y el vóley.
La financiación en shekels de la también llamada “Guardia Imperial” (se consideran el imperio deportivo del país) parece más naif. Cenas, colectas, torneos de Pro Evolution… Pero los “capos” son siempre los que más ponen. ¿El Superclásico? “Hapoel Tel Aviv es el River Plate para la hinchada de Maccabi. Odiamos a Hapoel como Boca odia a River”. Y las canciones están cargadas de historia: “Holocausto para Maccabi”, de un lado. “Muerte para los rojos”, como respuesta.
Nota publiada en la edición número 18 de Un Caño, en octubre de 2009.