Malky Mackay, un escocés de 42 años, ex defensor, actual entrenador, hombre que logró llevar al Cardiff City hasta la primera división del fútbol inglés, estuvo a punto de ser contratado por el Crystal Palace hace un par de semanas. Sin embargo, un par de mensajes de texto revelados por el diario Daily Mail desataron un pequeño escándalo que lo dejó sin trabajo.

Revisemos uno por uno los SMS que el periódico publicó. Las traducciones son lo más aproximadas posibles, aunque pueden encontrar el texto original en esta nota del sitio inglés Who ate all the pies:

1- “Putos chinos. A la mierda, igual hay perros suficientes en Cardiff como para que alcancen para todos”. – Sobre la llegada del jugador internacional de Corea del Sur Kim Bo-Yung.

2- “Dale, gordo Phil. Nada como un judío que ve que la plata se le escurre de las manos”. – Sobre el representante Phil Smith.

3- “Es una víbora, una víbora gay. No se puede confiar en él”. – Sobre un dirigente de otro club.

4- “No hay demasiadas caras blancas entre esos muchachos pero vale la pena considerarlo”. – Acerca de un listado de posibles refuerzos.

5- “Espero que ella esté cumpliendo con todas tus necesidades. Apuesto a que te gustaría rebotar en sus tetas falsas”. – Sobre la agente de un jugador.

6- “Una película llamada Monopoly Negro (donde cada casilla era una casilla de ‘Vaya a la cárcel’). – Enviado a miembros del staff del Cardiff City.

Una serie variopinta que alcanza a pintar un poco al personaje, aunque -si uno lee con cuidado e hila fino- habría que agregar a su lista de desagrados una ligera antipatía hacia los gordos.

Unos días más tarde, Mackay admitió que había escrito los mensajes y se disculpó por dos -sí, por dos- que creyó que eran irrespetuosos, pero aclaró en una entrevista televisiva: “Hace 20 años que estoy en el ambiente multicultural del fútbol. Amo el fútbol británico y no soy homofóbico. No soy racista, ni sexista, ni antisemita”.

“Fue durante un período en el que estaba bajo inmensa presión y estrés en términos de relaciones que no estaban yendo muy bien en mi club en aquel momento”, aclaró. También sostuvo que le revisaron más de 10 mil mensajes privados y sólo encontraron esos. Algunos, indignados, salieron a responderle que habían escrito más de 70 mil mensajes en su vida y ninguno de ellos era racista. A simple vista parecerían tener razón.

maLa mayor parte de estos mensajes los cruzó con un tal Iain Moody, que era director deportivo del Cardiff cuando el DT logró el ascenso a la Premier. Moody dejó el club tras una pelea con el dueño, el multimillonario malayo Vincent Tan (lo acusaba de gastar 15 millones de libras de más en transferencias), y pasó a ser director deportivo del Crystal Palace. La relación de Mackay con Tan fue empeorando hasta que lo despidieron del equipo, en diciembre pasado. Iba a ir a Crystal Palace, a reencontrarse con Moody.

La cosa quedó en la nada después de los mensajes, que obligaron a Moody a renunciar y enfriaron las negocaiciones con Mackay para ocupar el banco, algo que estaba casi al borde del anuncio oficial.

La verdadera razón por la que todo esto se dio a conocer es porque los directivos del Cardiff enviaron a la Asociación inglesa una carpeta en la que detallaban estas cuestiones. Tanto Moody como Mackay habían comenzado acciones legales contra Tan cuando fueron despedidos del club. El DT pedía 7,5 millones de libras por la ruptura de su contrato. Al final, terminó arreglando el monto extra judicialmente -lo mismo hizo Moody- en una temporada que terminó con el descenso a Segunda.

Se ve que Tan no olvidó fácil e hizo públicos un par de pecadillos de sus ex empleados cuando vio que se iban a volver a juntar.

La cuestión explotó entre apoyos y -sobre todo- condenas, algunas dudas de que fuera algo lógico dar a conocer mensajes privados y especulaciones acerca de la seriedad o el contexto en el que fueron escritos.

Discusiones al margen, cualquier justificación parece insuficiente para una actitud tan íntegramente discriminatoria. Y hubo dos que ya pagaron el chiste bastante caro.