Hay pesimismo en el aire. O mejor dicho falta de optimismo. No se recuerdan días previos a una Copa del Mundo con una incertidumbre similar a la actual. Sin embargo, los antecedentes dicen que la Selección Argentina es una de las dos que mayor regularidad tuvieron en la última década. Sus actuaciones recientes solo se pueden comparar a las de Alemania, más allá de que la sensación es que estamos muy lejos de los campeones reinantes. Muy lejos.
Solo tres seleccionados disputaron al menos de los cuartos de final de los últimos tres Mundiales: Alemania, Brasil y Argentina. Y solo dos estuvieron en dos de los tres: Francia y Holanda. Alemania y Argentina, además, le suman su participación en cuartos también de sus respectivas Copas continentales en sus últimas tres ediciones (solo la Albiceleste en 2011 no llegó a semis). Acostumbrarse a jugar las instancias de definición es otra forma de éxito, aunque no se pueda poner en una vitrina.
A pesar de que parezca que pasar la primera ronda de un Mundial debe ser un trámite para cualquier potencia, la realidad indica que es muy difícil mantenerse entre los 16 mejores: solo Alemania, Brasil, Argentina y México jugaron los octavos en 2006, 2010 y 2014 y estarán en Rusia (Holanda también lo hizo). Chile, Ghana, Francia, Portugal, Suiza, Estados Unidos e Inglaterra lo hicieron dos veces. Por otro lado, de los 16 que animaron la segunda fase en Brasil 2014, cinco ni siquiera clasificaron para Rusia: Argelia, EEUU, Chile, Holanda y Grecia.
La mejor forma de valorar los resultados recientes es compararlo con lo de otros equipos. España ni siquiera pasó la primera ronda en 2014 y quedó afuera en octavos de la Euro, al igual que Inglaterra. Portugal e Italia tampoco superaron la fase de grupos en Brasil. Francia recién está esbozando una recuperación gracias a esta generación de estrellas, pero venía de quedarse afuera en la fase inicial en Sudáfrica 2010. Uruguay se está reencontrando con su historia después de no haber jugado en 2006 y Holanda y Chile no estarán en Rusia. Argentina ha afianzado su prestigio más allá del caos institucional del post-grondonismo. ¿La razón? Este grupo de futbolistas.
No hay más motivos para explicar la capacidad de competir del seleccionado argentino. Solo el talento de esta generación que hoy está en retirada. Sin apoyo dirigencial, con cuerpos técnicos que en algunos casos no dieron la talla y con un sector del periodismo y de la sociedad que solo espera verlos perder para lanzar su odio sin escrúpulos. Contra todo eso, se pusieron al mismo nivel que Alemania, un país con un proyecto estructural que trasciende nombres.
A poco más de dos semanas del comienzo de la Copa del Mundo de Rusia, en Argentina hay muchas más dudas que certezas con respecto a lo que pueda hacer la Selección. Quizás solo se pueda comparar este ambiente pesimista con el de los días previos a México 1986, porque casi siempre antes de los Mundiales aflora ese falso nacionalismo por el que nos creemos los mejores del mundo, capaces de vencer a cualquiera. En cambio, hoy casi nadie cree que sea posible coser la tercera estrella. En una de esas, este grupo de jugadores tiene un milagro más en su destino.