Del Metropolitano de 1975 la mayoría recuerda el título de River Plate, al ganarle 1 a 0 a Argentinos Juniors en cancha de Vélez en la penúltima fecha, luego de 18 años de frustraciones. El partido lo disputaron jugadores amateurs, ya que Agremiados había decretado una huelga en reclamo de la homologación del convenio colectivo de trabajo, entre otras reivindicaciones.
El reclamo era una suerte de coletazo del terremoto político que había representado, semanas antes, la huelga general que derrotó al Rodrigazo y depositó a López Rega en un avión rumbo al exterior. Pese que el paro fue declarado ilegal por el ministerio de Trabajo de Isabel Perón y Ruckauf, se llegaron a disputar algunos partidos, con juveniles: Vélez 3 – Colón 0; y por la noche, Argentinos 0 – River 1, y, en una desolada Bombonera, Boca 7 – All Boys 0.
El cuarto partido tuvo un insólito resultado: en un estadio prácticamente vació Rosario Central aplastó a Racing en Avellaneda 10 a 0. Los rosarinos presentaron jugadores de Tercera y Cuarta división –no por el paro sino porque los titulares estaban de gira por Venezuela- y el local puso chicos de la Octava y la Novena y a uno de Séptima. Es decir, niños de 14 y 15 años enfrentaron en un partido oficial del torneo de Primera a jugadores de entre 18 y 20. La progresión en el marcador habla a las claras de las diferencias físicas y futbolísticas entre los dos equipos: a los cuatro minutos Central ganaba 2 a 0 y el primer tiempo terminó 8 a 0.
El partido estaba programado a las 15.30 pero Racing no había logrado armar el equipo, ya que los jugadores de Cuarta y Quinta se negaron a jugar luego de una charla que les dieron los profesionales encabezados por Carlos Squeo, Rodolfo Domínguez y Hugo Gottardi. Los dirigentes, enterados de que Vélez estaba jugando y temerosos de lo que pudiera suceder si no se presentaban, convinieron con Central postergarlo hasta las 18. En el ínterin reclutaron al equipo infantil.
Carlos Alejandro Vocos Giménez, hoy oficial de la Policía Federal, era por entonces delantero de la Octava racinguista y con 15 años y tres meses jugó ese encuentro. Todavía lamenta haber errado un gol aquella tarde. “Nosotros teníamos nuestra práctica habitual y nos vinieron a buscar. Distéfano, de la Subcomisión de Fútbol, nos dijo que íbamos a jugar un partido, sin más detalles. En el vestuario nos tuvieron mucho tiempo y no nos dejaban salir. Hasta vinieron algunos de la barra, un tal Cordobés y otros, a arengarnos sobre lo que significaba defender los colores de Racing. Éramos muy pibes y no entendíamos nada, pero recién ahí nos enteramos que íbamos a jugar con Central. Nosotros ni siquiera jugábamos 90 minutos en Octava. De alguna manera nos llevaron engañados. Los dirigentes también nos habían prometido que nos iban a dar la ropa y hasta un premio económico, pero luego no recibimos nada. El referí, Abel Gnecco, nos pidió que jugáramos tranquilos.”
De los 26 protagonistas del desigual juego, ninguno de los pibes de Racing llegó a primera. Por el contrario, de los canallas hubo varios que, al poco tiempo, desarrollaron sus carreras como futbolistas profesionales: Oscar Agonil, Carlos Rodríguez y Miguel Manzi, entre otros.
Agradecimientos: Rafael Saralegui y Carlos Durhand.
Publicada en UN CAÑO #10 – Junio 2006