“Ninguna niña nacida en la España de 1925 estaba llamada a ser locutora, cronista y periodista de fútbol”, arranca el programa de Informe Robinson dedicado a Sarita Estévez. Parece mentira por la época en que lo hizo y por el ámbito machista en que se desenvolvió, pero esta mujer que se acerca al siglo de vida fue la voz que analizó con mayor agudeza durante años las actuaciones del Athletic Club de Bilbao, el club más testarudo del mundo.
En Un Caño descubrimos la existencia de Sara Estévez, menor de 9 hermanos que nació en el casco histórico de Bilbao, gracias al libro “A mí el pelotón”, del vasquísimo Patxo Unzueta. Allí, el periodista compila una serie de artículos publicados en los diarios de los años ’80, incluido uno en que se indigna porque la radio Cadena levantaba tras 29 años el programa Stadium, que Sarita dirigía.
Ella había comenzado en Radio Juventud, y había terminado allí como ideóloga y cronista en las sombras: escribía textos bajo el seudónimo “Maratón”, que sus compañeros leían al aire. “Firmaba así porque no tenía afán de protagonismo ni interés en que me conocieran. Y lo de Maratón es por la historia del soldado que dio su vida por informar, llevando la misión hasta el último extremo”, contó en esta entrevista con el diario As. Aunque también aclaró (en esta otra) que había razones más profundas: “Porque era tímida. Y porque pensé que los futbolistas del Athletic podían opinar que no tenía capacidad para juzgar su actuación”.
Maratón, además, es una palabra que puede ser femenina o masculina. El Maratón o La Maratón. Nadie aclaraba que esos textos eran creados por una mujer. La primera cronista mujer en el fútbol y la primera en ser directora de un programa deportivo.
Casi dos décadas después de sus primeros escritos, se animó a salir de atrás de la cortina y comenzó a hablar al micrófono. La voz femenina develó el misterio guardado y sorprendió a varios de sus escuchas, que seguían sus editoriales desde 1954, y desde 1973 continuaron escuchándola de primera mano.
En una vieja entrevista habló sobre esa revelación de género: “No creo que me favorezca. Más bien creo que me perjudica. Quisiera no decepcionar a los que confiaban hasta ahora en mí. No creo que tenga mayor importancia que una mujer hable de fútbol. Es algo tan popular e intrascendente que todo el mundo puede opinar. No es raro que me haya atrevido. ¿No te parece?”.
Con tono mesurado y palabras cuidadas, su calma contrastaba con la furia gritona de alguno de sus colegas de época. Y marcó el oído de una generación vizcaína que la seguía cada noche de domingo -un horario hasta ese momento inédito para un show deportivo- en el formato de “tertulia” inventado por aquel grupo y conservado hasta nuestra época (en su peor versión).
“Mi estilo no era sólo analítico. Buscaba el pulso, el pálpito, el sentimiento de la gente. Eran crónicas largas y diría que tenía un estilo popular y cercano”, se definió alguna vez. Más: “No creo que opino, ni que entiendo ni que sé de fútbol. Yo lo que hago es contar lo que veo”. Más, ya en el presente: “Detesto el griterío de las radios actuales. La pelota está en la medular y parece que van a marcar. Falsean la realidad”.
Estévez se enamoró del Athletic cuando era una niña, y quiso gastar su primer sueldo en hacerse socia del club en 1947. Por las reglas de aquel momento, sólo la dejaron ser “abonada”. Empezó a ir a San Mamés en la época del franquismo. Su primer partido fue aquel mítico duelo entre el Athletic y San Lorenzo de Almagro, un empate 3-3 en que el equipo argentino impactó a los bilbaínos. En ese duelo se lució Panizo (“Tenía unas piernas muy lindas y no se manchaba casi nunca de barro, de bueno que era”, aseguró Sarita), integrante de una delantera legendaria junto a Iriondo, Venancio, Zarra y Gaínza.
Se sentaba al principio en la tribuna, rodeada de hinchas, para tomar notas con su bloc apoyado sobre las piernas. “Creerían que era una chiflada”, dice. Es posible, aunque –como aclara este texto– “si hubiera sido hombre simplemente habrían creído que era periodista”.
Además de haber debutado en la cancha en un partido de San Lorenzo, dice que Di Stéfano es el mejor rival que vio en cancha. También dice que es Bielsista. “En Bilbao nunca vimos un Athletic que jugase mejor que el de Bielsa”
Veía cinco partidos por semana en Vizcaya, entre los mayores y juveniles del Athletic, más muchos clubes locales. Solía hablar de futbolistas muy jóvenes antes de que los conociera el gran público, y se encargaba de dar en su programa los resultados y posiciones de todas las ligas locales.
Pionera como fue, Sara dice nunca haber sufrido el machismo entre colegas. “Yo era una periodista de provincias que viajaba con el Athletic junto al resto de compañeros. Y nadie se sorprendía por ello. Fui de las pocas que viajó a Rusia, porque en aquellos años de comunismo tenían que dispensar un pasaporte especial. Luego he estado en Holanda, Hungría, Suiza, Inglaterra, Francia… Y lo que he notado es todo lo contrario. Los compañeros periodistas siempre han sido muy atentos y cariñosos conmigo”.
También explicó a su manera la merma de mujeres en los estadios españoles durante una época específica. “En los años 20 iban mujeres al fútbol, pero su desaparición no tenía que ver con el machismo. Ahora, cuando veo las colas en las taquillas de San Mamés la noche previa, pienso lo difícil que era antes encontrar dos pesetas para pagar la entrada al fútbol. Las mujeres no iban al fútbol porque no era asequible en la posguerra”.
Hoy Estévez tiene 93 años. El año pasado, fue homenajeada por el diario El Correo, que le regaló unas palabras exageradas: “Alguien dijo una vez que, de haber nacido en Estados Unidos, a Sarita Estevez le hubieran dado hace años el premio Pulitzer y sería una leyenda del periodismo que, a su edad, ya habría dejado de asistir a sus propios homenajes para no repetirse”. En 2016, fue declarada ciudadana ilustre de Bilbao.
Y tiene un vínculo especial con Argentina. Además de haber debutado en la cancha en un partido de San Lorenzo, cuenta que Di Stéfano es el mejor rival que vio jugar. También asegura que es Bielsista. “En Bilbao nunca vimos un Athletic que jugase mejor que el de Bielsa”. Lo dice alguien que ha visto mucho al Athletic.
Debo terminar con una confesión. La historia de Sarita es inspiradora y me interpela en especial. En realidad, Pablo Cheb es un seudónimo y soy una mujer, que escribe desde hace 10 años en Un Caño. Por vergüenza o falta de voluntad de trascendencia, me oculté tras un nombre masculino durante la última década. Me arrepiento. Por lo tanto, ésta será la última vez que firme como Pablo. A partir de ahora, usaré mi verdadero nombre: Maratón.