El New York Cosmos está en la historia del fútbol más por la millonaria operación de marketing de la Warner Bros con los fichajes de Pelé, Beckenbauer, Carlos Alberto y Chinaglia, entre otros, que por sus méritos deportivos.

con mickPorristas y fuegos artificiales durante el juego, estrellas del espectáculo en el vestuario después de los partidos y festejos de los triunfos en Studio 54 aseguraron la presencia del NY Cosmos en los medios de comunicación. En su mejor cuarto de hora el equipo, con todas sus estrellas, llegaba a congregar 80.000 espectadores por domingo en el Giants Stadium.

El arquero de aquel equipo, el norteamericano Shep Messing, era un desconocido absoluto para el resto del mundo pero el referente más visible, aunque no por razones deportivas, de todos los futbolistas y las mujeres de su país. Había llegado al club en 1971, cuando dos directivos del sello discográfico Atlantic Record, los hermanos Ahmet y Nesuhi Ertegün compraron la franquicia del Cosmos soñando con que alguna vez el fútbol sería un negocio también en Norteamérica.

shep bynShep Messing estudiaba en Harvard, dónde también jugaba al soccer. En 1972 atajó en el equipo de U.S.A. que participó en los Juegos Olímpicos de Munich, se comió siete contra los alemanes, cuándo no, y conoció a algunos de los atletas israelíes masacrados en el siniestro atentado terrorista.

Según su antiguo compañero de equipo, George Gibson, Shep tenía mucho estilo y una actitud extraordinaria en los tres palos. No querías acercarte al área, era una especie de Darth Vader, tenía una vibra de “te voy a romper el culo” todo el tiempo.

En 1974 se consagró campeón de la NASL con el Cosmos pero nadie en La gran manzana se enteró. En esa época la concurrencia no pasaba de trescientos espectadores, se jugaba en canchas desastrosas y los contratos de los mejores jugadores no pasaban de U$S 2.000 por temporada, con toda la furia.

Shep diletaba en ese casi amateurismo, mientras coleccionaba animales extraños -boas, tortugas mordedoras- soñaba con ser abogado, y disfrutaba de la noche y las mujeres. Era pintón, deportista y…corrían los setentas. Una noche en un bar, retó a Mike Battle, un jugador de hockey de los New York Jets, a una carrera de fondo blanco. Ganó por afano. Su rival no se repuso, incluso no pudo jugar el siguiente partido de la NFL.

desnudosEn aquella época jamás me preocupó de donde vendría el próximo dólar, estaba ocupado en vivir mientras llegaba mi próxima pasión, confesó hace poco Messing. Así las cosas una madrugada conoció en un strip-club a una dama que le ofreció posar desnudo -a cambio de cinco mil- para una revista erótica en la que ella trabajaba. Cubriendo su torso desnudo con una especie de estola de piel, apareció en la tapa de la revista Viva de Diciembre de 1974. En el interior: unos cuantos desnudos frontales, algunos dorsales -bien explícito todo- más un inocente retrato con una pelota, eso sí.

Casi le cuesta la carrera. Los directivos del Cosmos lo citaron y lo esperaron con el ejemplar de Viva sobre la mesa; tras señalarle la revista le señalaron la puerta. Lo responsabilizaban de dar una mala imagen para el club, que no contribuía en nada para popularizar el fútbol. Mientras tanto en Harvard, desde las chicas que aspiraban a ingresar hasta las que estaban a punto de recibirse, guardaban un ejemplar de la Viva de Diciembre en sus casilleros. Fue el primer futbolista norteamericano realmente popular.

con peleDespués de un breve paso por el Boston Minutemen, el desnudo prescribió y el Cosmos volvió a reclutar a Shep Messing en el momento en que la fiebre del soccer se ponía al dente. Las cosas estaban cambiando: a Steve Ross, el presidente la Warner Bros que compró la franquicia y pergeñó la millonaria operación de marketing que todos conocemos, el arquero nudista le cerraba más que ningún otro.

Messing fue el arquero de ese equipo que con Pelé, Beckenbauer y compañía ganó la NASL en 1977 y anduvo girando por el mundo como banda de rock. Más tarde transferido al Oakland Stompers, se convirtió en el primer futbolista norteamericano en firmar un contrato por U$S 100.000 anuales. Filmó publicidades. Se retiró jugando indoor a los 37 años. Se licenció en Harvard. Fue socio de Pelé representando jugadores. Alguna vez se mandó una y casi termina preso. Zafó. En el 86 empezó a comentar fútbol en televisión y hoy es uno de los periodistas más reconocidos. Su tarjeta personal dice: Yo jugué con Pelé en el New York Cosmos. A veces le recuerdan el asunto del desnudo frontal esperando alguna confidencia, él responde aquello de eran los setentas… y les recuerda que está casado con la misma mujer desde hace casi cuarenta años.