Real Madrid es un equipo que juega básicamente al contragolpe. Pero, cuando la situación requiere un pase largo o un despeje para perforar o bloquear al rival, todos saben en quién confiar: Luka Modric.
El centrocampista croata es un especialista en cambiarle la cara al partido, literalmente.
Sin embargo, antes de convertirse en una estrella internacional, la figura clave del combinado croata que jugará contra Brasil en el partido inaugural de la Copa Mundial, tuvo que darle un giro a su propia vida.
Cuando tenía apenas seis años de edad, Croacia entró en una guerra por su independencia con Yugoslavia. El padre de Luka, Stipe Modric, luchó en el campo de batalla y uno de sus abuelos murió durante un bombardeo de las fuerzas serbias que mató a un grupo de ancianos civiles.
Durante gran parte de la guerra, Luka Modric y su familia vivieron refugiados en un hotel de la ciudad de Zadar, donde otras familias también se escondían del conflicto armado. Entonces sus padres decidieron evitar a toda costa que sus hijos conocieran las atrocidades cometidas en la guerra.
Ellos se esforzaron por que sus hijos llevaran una vida normal. Justo como el personaje Guido Oferice, de Roberto Benigni en la película “La Vida es Bella”, intentaron camuflar las situaciones conflictivas.
Y así, en un intento de su familia por evitar que la guerra afectara su vida, el pequeño Luka Modric conoció el fútbol. A los 11 años, poco después de que la guerra terminara, comenzó a jugar en las divisiones inferiores de la ciudad de Zadar. En 2002, a los 17 años, se incorporó al poderoso Dínamo Zagreb, el equipo de fútbol más importante del país.
La carrera de Modric, el joven que sobrevivió la guerra y comenzó a jugar fútbol para escaparse de las armas y los bombardeos, apenas comenzaba. En lugar de quedarse en el mejor equipo de Croacia, se fue en calidad de préstamo al Zrinjski Mostar, de Bosnia-Herzegovina y, en su primera temporada fue nombrado el jugador más valioso de la liga de Bosnia con apenas 18 años de edad.
En 2004, Modric regresó a su país natal para defender los colores del Inter Zapresic. En la siguiente temporada, volvió a incorporarse al Dínamo Zagreb. Croacia, el país que el mediocampista tanto amaba y la nación por la que su padre luchó en el campo de batalla, pronto le quedaría demasiado chico a Luka.
El 26 de abril de 2008, el Tottenham daba a conocer el fichaje de Modric. El delgado croata de 1,74 m tendría que adaptarse al fútbol inglés, más físico y de mucho contacto. Poco después de su contratación, se le preguntó al respecto y respondió: “Jugué en Bosnia. Quien juega en Bosnia, juega en cualquier lugar”.
Superar dificultades dentro del terreno de juego, para alguien que pasó por problemas mucho mayores, nunca fue un gran obstáculo. Modric no solo se adaptó al estilo del fútbol inglés, también se consolidó como uno de los principales jugadores del Tottenham. Además, se ganó un espacio en la selección croata, justo como cuando jugaba en las divisiones inferiores del país.
“Jugué en Bosnia. Quien juega en Bosnia, juega en cualquier lugar”.
Cuando llegó al Real Madrid en agosto de 2013, Modric ya era un ídolo en su país. Entonces tuvo que superar otra dificultad: competir por una posición en un equipo que incluía a Xabi Alonso, Sami Khedira y Mesut Ötzil como titulares y a Kaká como relevo de lujo.
Para llegar al Real Madrid tuvo que pasar un obstáculo más: la resistencia del Tottenham en la negociación. El croata se había convertido en un jugador indispensable para los Spurs e incluso se negó a viajar a los Estados Unidos para la pretemporada del 2012 y terminó siendo apartado. Hizo las paces con el entrenador André Villas-Boas, pero esto no le ayudó y terminó marchándose de Londres por la puerta de atrás.
En Madrid, Modric fue ganando espacio poco a poco. Las salidas de Kaká y Özil ese año, favorecieron su adaptación y con los cambios de esquema táctico del nuevo estratega Carlo Ancelotti, el croata se consolidó como titular indiscutible. Ganó la condición de líder del equipo, como lo había hecho en la selección croata.
LA GUERRA DE CROACIA
Muchas veces en la historia de la humanidad, la independencia alcanzada por un país es un periodo que marca el fin de un conflicto. Sin embargo, en la Croacia de los años 90, ocurrió precisamente lo contrario.
En medio de un sistema comunista en decadencia, el país buscaba su independencia a principios de la década. Para demostrarlo, a comienzos de 1990 Croacia llevó a cabo su primera elección parlamentaria multipartidista en más de 50 años, donde los partidos a favor de la independencia de Yugoslavia eran la mayoría.
El presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, tenía una línea de pensamiento distinta y estaba a favor de una Yugoslavia unificada. En esa misma época, Macedonia, Eslovenia y Bosnia querían separarse.
Croacia declaró su independencia en junio de 1991, y la guerra pronto comenzaría de nuevo. Durante más de cuatro años, las batallas sangrientas eran recurrentes. El conflicto terminaría oficialmente el 14 de diciembre de 1995, cuando se firmó el Acuerdo de Dayton. En total, cerca de veinte mil personas murieron durante el conflicto y más de 400 mil quedaron sin hogar.
Fuente: ESPNFC.com