Hablar de un jugador brasileño al que apodan “O Gordo” es hablar de Ronaldo. De eso no hay dudas. El querible ex (por ahora) delantero carioca se ganó el amor del mundo futbolero por su personalidad y por su descomunal talento. Sin embargo, hoy hay otro Gordo que despierta gran admiración en Brasil. Se trata de Ricardo Goulart, el mejor futbolista del Brasileirao 2014, que jugará junto al Guangzhou Evergrande en la semifinal del Mundial de clubes ante Barcelona.
Cruzeiro se consagró bicampeón de punta a punta en aquel campeonato. En eso tuvo mucho que ver la actuación de este mediapunta nacido hace 24 años en São José dos Campos, Sao Paulo. Goulart es rápido y habilidoso pese a su corpulencia. Parte desde atrás, cerca del mediocampista central, pero es capaz de terminar las jugadas como centrodelantero. Además, tiene gran juego aéreo, un atributo clave en un equipo como este Cruzeiro, que busca sacar ventaja en cada aspecto del juego. En suma, es un volante muy completo y con más virtudes de las que aparenta su apariencia tan lejana a la de un futbolista moderno.
Ricardo parece uno de esos gorditos que la rompen en el barrio pero que no tienen la constancia para llegar a primera. Tiene más pinta de crack de ascenso que de estrella internacional. Sin embargo, todas esas apreciaciones desaparacen en cuanto uno lo ve jugar. Porque tiene una velocidad impresionante y una capacidad atlética difícil de explicar. Salta como pocos atacantes en la actualidad y además tiene una inteligencia superior para saber ubicarse en el área y en sus cercanías. Sí, le dicen Gordo con buena razón, pero no hay nada más alejado a Christian Fabbiani, por citar un ejemplo.
Mide 1.78 y pesa 83 kilos. No es el biotipo de jugador metrosexual que se cuida el pelo del mismo modo que se cuida de las marcas pegajosas. Goulart es un talento sudamericano que además se mueve como un atleta dentro del campo de juego. Llegó a Cruzeiro en 2013, después de brillar en el ascenso de Goiás. En el club de Belo Horizonte comenzaron a trabajar de manera especial en su preparación física y lograron aumentar su masa muscular. Según explica el preparador físico Juvenilson de Souza, hoy Ricardo “tiene más potencia y sus habituales movimientos de fuerza tiene mayor velocidad”.
La estrella del equipo chino terminó su temporada de gloria con un promedio de 27 piques de alta intensidad por partido, alcanza una velocidad de 35 kilómetros por hora y corre casi diez kilómetros por encuentro. Son números que no hablan demasiado de su importancia en el equipo pero sí explican que no hace falta ser un Adonis para aportar sacrificio e inteligencia al juego colectivo.
A los 14 años de edad, Goulart fue a probarse a Sao Paulo con su hermano Juninho (hoy juega en LA Galaxy) y Casemiro. Sus dos acompañantes quedaron pero él fue rechazado… por gordo. Eso lo entristeció muchísimo y estuvo a punto de dejar el fútbol, pero finalmente decidió ir a Santo André, donde debutó a los 18 años. Allí jugó dos años, hasta que pasó a préstamo a Internacional y luego a Goiás, el paso previo a su consagración en Cruzeiro.
A fines de 2014, ganó la “Bola de Ouro Michael Laurence” al mejor futbolista del Brasileirao, premio que otorga todos los años la prestigiosa revista Placar. El campeón de China, Guangzhou Evergrande, pagó 15 millones de euros por su pase. Sí, 15 millones de euros. Está claro que tiene categoría de sobra para jugar en una liga grande de Europa, pero su estilo y su apariencia pueden ahuyentar a los dirigentes del viejo continente. Lo único seguro es que es un jugador para ver muy de cerca, como ya lo hizo Dunga, quien lo convocó varias veces tras el fracaso de la Copa del Mundo.