perin350No es un personaje de renombre en el mundo del fútbol. Es más, ni siquiera es popular en Brasil, su país de nacimiento. No obstante, Aldyr García Schlee es protagonista de una de historia curiosa: es el creador de la camiseta de Brasil, la verde-amarelha, todo un símbolo del Planeta Fútbol, y tal vez el uniforme deportivo más conocido. A pesar de semejante galardón, el hombre no esconde ante nadie que en cuestión de sentimiento y gusto futbolero lo de él no es el jogo bonito, ni se enorgullece por las cinco Copas del Mundo; este simpático gaúcho de 70 años es un hincha apasionado de Uruguay y de su mítica garra. Ni siquiera tiene un equipo en Brasil. Su pasión está en Montevideo y es Nacional. Ha sido tal su identificación con el fútbol charrúa que al referirse a Brasil y sus equipos dice “ellos”, como si fuese un extranjero más.

-¿Por qué esa identificación con La Celeste y El Bolso?

-Nací en Jaguarão, la frontera con Uruguay, separados apenas por 200 metros y un río. Del otro lado está la ciudad de Río Blanco. La influencia uruguaya era grande porque Montevideo está más cerca que Porto Alegre: era más fácil ir al médico allí, por ejemplo. Soy hincha de La Celeste porque los diarios que nos llegaban eran de Montevideo y en menor medida de Buenos Aires. Durante la semana leíamos El Gráfico o Mundo Deportivo, en lugar de las revistas brasileñas de Porto Alegre, qué tardaban 4 días en llegar en tren. Bastaba cruzar el río nada más para cambiar de país. Esa frontera separa, pero también une.

blancos 350Brasil había organizado la Copa de 1950 para ganarla caminando, pero perdió. La historia es conocida: el 16 de julio, los brasileños cayeron ante Uruguay por 2 a 1 después de ir ganando 1 a 0. El empate les alcanzaba para quedarse con su primer Título del Mundo. Pero no: 11 cojonudos yoruguas comandados por Obdulio Varela torcieron la historia para darle el segundo mundial a su país y consumar El Maracanazo. En Brasil mucha gente buscaba culpables para calmar la amargura. Entre esas víctimas cayó el uniforme de la Selección, que hasta entonces era de camiseta blanca con vivos azules en las mangas y el cuello al igual que en los pantalones y las medias. Aquella vestimenta mufa no debía usarse más.

En 1953, la Confederación Brasileña de los Deportes (CBD) y el matutino carioca Correio da Amanhã llamaron a un concurso para reemplazar a la camiseta embrujada. Las condiciones fueron dos: que incluyera los colores de la bandera brasileña y que tanto el ganador como la CBD no explotarían comercialmente el uniforme. El premio sería dinero y una pasantía en el diario organizador.

-¿Por qué se decidió por el amarillo y no por el verde como color principal de la camiseta?

-La bandera de Brasil tiene cuatro colores, verde, amarillo, azul y blanco, pero el asunto era determinar cuál color identificaba a los brasileños. Evidentemente, era la combinación del verde con el amarillo. Me decidí por el segundo porque si el verde era el color predominante en vez de ser la canarinha, sería conocida como “el loro” (risas). Me di cuenta de que si predominaba el verde, ¿dónde iba a colocar el amarillo? Se hubiera parecido la camiseta de Palmeiras… Cuando dibujé la amarilla, el pantalón tenía que ser verde. Insisto en esto porque ahora parece sencillo pero para la época era muy chocante. Para hacer una cosa más contenida, resolví que la camiseta iba a ser toda amarilla con detalles verdes. Pero me faltaban los pantaloncitos y las medias. Si los hubiese hecho blancos, todos hubieran pensado que era la selección del Vaticano. Un horror. Entonces le puse azul a los cortos y sobró el blanco para las medias. Uniformicé todo: camiseta, pantalón y medias. Incluí los cuatro colores y por suerte no quedó algo chocante.

bocetos 350El artista asegura que diseño más de 100 modelos antes de llegar al definitivo y que probó de todo para que el verde fuera el predominante: camiseta con líneas verticales, horizontales y cruzadas. ¡Hasta pensó en una con muchas X!

Aldyr trabajó como caricaturista por las redacciones de varios diarios y revistas. Se recibió de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad de Río Grande do Sul y se doctoró en Ciencias Humanas. Por sus ideas políticas la dictadura militar lo encarceló y lo expulsó de la Universidad Católica. Encontró refugio en la Universidad Federal de Pelotas, donde llegó a rector. Luego se jubiló para dedicarse a la literatura. Como escritor define su temática como “de frontera; escribí sobre esa vida gauchesca, los miserables, lo pobres que la habitan”. Tradujo al portugués Civilización y Barbarie de Sarmiento y Don Segundo Sombra de Güiraldes. También escribió en español El día que el Papa fue a Melo y Cuentos de Fútbol.  Ganó dos veces el primer premio de la Bienal de Literatura de San Pablo.

A esta altura de su vida no parece impresionado por ser el creador de la camiseta más conocida del mundo y del orgullo que les causa a los brasileños. “Fue sin querer. Para sorpresa mía se transformó en un símbolo nacional tan importante que es comparado con la propia bandera de Brasil. Creé un símbolo nacional. Igualmente creo que no fui yo quien la consagró, sino los jugadores de calidad que tantos títulos ganaron, como Garrincha, Romario, Bebeto y hasta el canalla de Pelé.

pele 350-¿Pelé canalla? ¡Afirmar eso en Brasil es un sacrilegio!

-Bueno, me extralimité, perdón: canalla no, eso es una persona despreciable y de malos procedimientos, cosa que el ídolo jubilado no es. Hay que separar al Pelé de ayer del Edson de Arantes de hoy. Pelé ha sido un jugador  verdaderamente excepcional, un genio de la pelota. Por eso mismo, ahora, ya sin jugar al fútbol, Pelé tiene que llevar por dónde anda la pesadumbre de ser nada más que un hombre cualquiera. Va por el mundo como una triste y melancólica sombra de aquel que ya no puede ser. Edson/Pelé es más que una mentira: es un fraude de corbata, un engaño de buen tipo, un muñeco de pies de barro.

La nueva camiseta se estrenó el 14 de marzo de 1954 con un triunfo frente a Chile por 1 a 0 en el Maracaná. Gol de Baltazar, para las estadísticas. El partido era válido por las Eliminatorias para la Copa del Mundo de Suiza. Ese día, Aldyr estaba en la cancha especialmente invitado y recuerda que “había compartido la concentración con los jugadores y no quería saber más nada. Me había decepcionado, no me gustaba el ambiente. Los jugadores y el entrenador (Zezé Moreira) -que era un animal- se peleaban, discutían. Por eso no fui a Suiza y además, para ese entonces,  yo ya era hincha de Uruguay, sin dudar”.  Schlee se declara “hincha de San Lorenzo en la Argentina” y aclara que su familia es muy futbolera (“mi mujer, brasileña, es hincha del Galatasaray de Turquía”)

-Y con este panorama, ¿Cómo vive los clásicos frente a Uruguay en su casa?

– Mis hijos me dicen que es una estupidez hinchar por la celeste. Me senté a ver el último clásico por televisión con mi familia, pero terminé escuchándolo en mi lugar de trabajo porque si no iba a terminar peleándome con todos. Grito con cada gol de Uruguay (se ríe con ganas)

-Y en la final del 50, ¿a quién alentó?

-Era un gurí todavía. No escuché el partido por la radio, fui al cine de Río Blanco, en el lado uruguayo. Interrumpieron la película y anunciaron por el micrófono que Uruguay era Campeón del Mundo. Todos comenzaron a cantar el Himno Nacional y yo lloré profundamente. Hasta hoy no sé si de tristeza o de alegría.

-Publicada en UN CAÑO #4 – Septiembre 2005