No es la primera vez, pero es tan inusual que pase que hay que contarlo. Esta tarde, contra Emiratos Árabes, será apenas la segunda vez que la selección Palestina juegue en su territorio un partido de Eliminatorias mundialistas. El partido es un símbolo de época. De que Palestina existe, de que hay muchos que lo reconocen como un Estado y de que tiene los mismos derechos que todos, entre ellos a jugar en su propio suelo.
“En nuestra historia hubo momentos en que nos dijeron que no existíamos, que no teníamos derecho a un Estado, y hoy somos reconocidos internacionalmente. En ese sentido, este partido ya es toda una victoria”, le dijo Xavier Abu Eid, el portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), a la agencia EFE.
Hasta ahora, la selección palestina, creada recién en 2008 luego de que la FIFA la reconoció en 1998, jugaba los partidos más importantes en Jordania. En el estadio Faisal al Husseini, en Jerusalén Este, apenas había disputado un amistoso contra Jordán para celebrar su creación, contra Afganistán en 2011 rumbo a Brasil 2014 y, ese mismo año, con la sub23 enfrentó a Tailandia camino a Londres 2012.
Ahora, muchos creen que este partido será posible por el trabajo diplomático de Jibril Rayub, presidente de la Asociación Palestina de Fútbol (APF). En el último Congreso de FIFA, memorable porque decidió la reelección de Blatter en pleno escándalo de corrupción, Rayub pidió la suspensión de Israel por impedir el desarrollo del fútbol palestino. Luego retiró el pedido y, como símbolo de paz, se dio un apretón de manos con el representante israelí.
Según EFE, las 12500 localidades están vendidas y las acreditaciones de prensa se agotaron. Pero para que la selección palestina pise el césped sintético del Faisal al Husseini es necesario que Israel lo permita. Deberán dejar que los jugadores de Emiratos Árabes y que el globalizado plantel palestino -lo integran cuatro futbolistas de origen chileno y otros que militan en Suecia, Portugal, Serbia, y en los territorios de Cisjordania y Gaza- ingresen en Jerusalén Este atravesando libremente el territorio israelí.
Algo que no es nada habitual, como denunció Rayub. Ya lo sabe el futbolista Mahmoud Sarsak que fue detenido en 2009 al norte de la frontera de Gaza intentando viajar a Jerusalén Este para jugar en su nuevo equipo. Fue liberado recién en julio de 2012 tras una huelga de hambre y el reclamo internacional de figuras como Cantoná y Kanouté.
Palestina afronta la segunda fase de la Eliminatoria con cierta ilusión. Viene de golear 6-0 a Malasia como visitante y de perder 2-3, sobre la hora, en su visita a Arabia Saudita. Un triunfo ante Emiratos Árabes lo pondría en la cima del grupo. “Hasta ahora íbamos a las competiciones a levantar la bandera palestina, ahora creo que vamos también a competir”, explicó Abu Eid.
Ya dieron la sorpresa en enero, cuando jugaron en Australia la Copa de Asia, el primer torneo importante en su historia. Rusia 2018 está cada vez más cerca y nadie les quita la ilusión de festejar semejante logro en su propia tierra.