Sin su mejor jugador en el campeonato ni su socio en el mediocampo; con su gran figura en bajo nivel y su delantero estrella peor aún; sin el atacante que puede darle aire a la ofensiva; con varios futbolistas cuestionados por su inactividad en la temporada y con apenas un gol en tres partidos. Así llega la Selección Colombia al partido contra Argentina en los cuartos de final de la Copa América. A pesar de todo esto, el equipo de José Pekerman es un rival de mucho cuidado para el del Tata Martino. De mucho cuidado.
Carlos Sánchez y Carlos Bacca no estarán por suspensión, Edwin Valencia se rompió los ligamentos, James Rodríguez no mostró un nivel ni parecido al del Mundial, Falcao aún no recuperó la confianza ni la potencia y Juan Guillermo Cuadrado sólo jugó bien contra Brasil. Es el peor momento de Colombia desde el arribo de Pekerman pero también es la gran oportunidad de conseguir un triunfo memorable. No tiene demasiado que perder y pocos esperan que le gane a Argentina. Esa es otra razón para creer que la Tricolor puede dar el golpe.
Jugó muy mal ante Venezuela y mal frente a Perú. Sin embargo, la victoria contra Brasil (apenas la segunda de la historia) demuestra que la cabeza del futbolista colombiano cambió para bien. Ya no tiene la fragilidad de otros tiempos y es consciente de sus defectos y de sus virtudes. Por eso es capaz de ganarle a Uruguay en el Maracaná y de quitarle un invicto de diez encuentros a los pentacampeones. El conjunto cafetero le ganó al Scratch de guapo, porque se le plantó, controló a Neymar y pegó en el momento justo. Eso mismo puede suceder el viernes en Viña del Mar.
Antes de la Copa América, el mundo elogió el poderío ofensivo de Colombia. Jackson Martínez, Carlos Bacca, Luis Fernando Muriel y Teófilo Gutiérrez llegaron a Chile tras una temporada pletórica de goles. Sin embargo, después de tres partidos, lo mejor del equipo es el bloque defensivo.
David Ospina es una garantía en el arco. Seguro, confiable y con voz de mando, el arquero de Arsenal es uno de los hombres más regulares del combinado cafetero. Sus centrales, Christian Zapata y Jeison Murillo mostraron un nivel inesperado de tan alto. Tras el retiro de Mario Yepes, Pekerman acertó con el joven zaguero de Granada (pasaría a Inter de Italia), que además de su fuerza y criterio le dio a Colombia el único gol de la fase inicial. Esa dupla puede ser un problema para los atacantes argentinos si no mejoran su puntería.
Los laterales, que en otros tiempos fueron uno de los puntos más altos, hoy están cuestionados. No tanto por juego sino por continuidad. Pablo Armero y Camilo Zuñiga jugaron muy poco en el año y su inactividad se notó en Chile. Aunque su aporte en ataque no se resintió, sí sufrieron en el retroceso y en el mano a mano. Allí pueden sacar una ventaja Lionel Messi si se tira a la derecha como en Barcelona y Angel Di María.
Sánchez fue el mejor jugador colombiano de la ronda inicial. Ante Brasil anuló a Neymar y es el corazón del equipo. Quita, piensa y distribuye. Corre mucho y es rueda de auxilio para todos en el mediocampo. El problema es que no puede jugar por suspensión. Tampoco estará Edwin Valencia, otro hombre clave en la contención y la gestación de juego. Sin ellos, Colombia pierde al doble cinco titular, al que la llevó al Mundial. Además, no están en el plantel ni Abel Aguilar ni Fredy Guarín, así que el problema es aún mayor. Aquí, Pekerman deberá improvisar con Pedro Franco (central) y Javier Pastore puede sacar mucha ventaja de eso.
En ofensiva, el equipo de Pekerman depende, básicamente, de lo que hagan los mediocampistas que parten desde los extremos. Cuadrado y James son la usina de fútbol. El hombre de Chelsea es pura fantasía y vértigo. Si está en un buen día, le puede pintar la cara a cualquiera. Por su parte, Rodríguez tiene la gran oportunidad de volver a ser el que fue en Brasil. En esta Copa se lo vio empecinado con hacer la individual y jugó muy poco para el conjunto. Si acomoda sus ideas, puede hacer estragos a las espaldas de Mascherano y en el contragolpe.
Arriba jugarían Teo y Falcao. El de River tuvo un aceptable torneo hasta ahora. Es cierto que no marcó y que tuvo pocas chances, pero entró bien en el circuito de juego y recuperó el puesto que había perdido. En tanto, Radamel decepcionó en los tres partidos. Chocó mucho, casi no estuvo cerca de marcar y tampoco participó del pulcro toque colombiano. Pekerman lo sacó en los dos últimos encuentros y muchos ya piden su salida. Para él, es ahora o nunca.
En definitiva, Colombia no llega bien, al igual que Argentina. Pero, como la Albiceleste, también tiene muy buen material individual y cuenta con potencial anímico para llevarse puesto al equipo de Martino si este no muestra la contundencia necesaria. Será un adversario complicado, al que se debe golpear ante la primera oportunidad para no sufrir después.
