Lunes 10 de diciembre de 2018. Bar The Oldest.

Cosas que pasan.

Más allá de la postura ideológica y de las declaraciones de principios, la voluntad es débil y todos los integrantes de la revista caímos en la tentación y vimos la final de la Copa Libertadores. El caso más patético, si se quiere, fue el mío, porque más allá de que nunca dije que no la iba a ver (con Damián Didonato siempre sostuvimos que nos íbamos a sentar frente a la tele a la hora indicada), no sólo lo hice sino que además relaté y comenté el compacto en C5N más o menos doce veces.

¿Se nos pude criticar un acto de debilidad? Sí. ¿Se nos debe condenar? No. Somos humanos, de carne y hueso y tenemos contradicciones como cualquier mortal. Los principios los mantenemos en alto para cuestiones un tanto más trascendente que un River-Boca en Madrid. Más allá de que seguimos diciendo que todo fue consecuencia de un gran disparate y que el partido, en estas condiciones, jamás se debería haber disputado. También lamentamos profundamente que los jugadores no se hayan plantado para poner freno a semejante abuso de autoridad por parte de los dirigentes, especialmente este patroncito de estancia llamado Alejandro Domínguez, quien se cree el dueño de la pelota. Igual, entendemos que nuestro deseo era una utopía y que, si nosotros no pudimos siquiera resistir la tentación de sintonizar Fox, tampoco teníamos tano derecho a reclamarle algo a terceros.

Dicho esto, vamos a la reunión, en la que inevitablemente se habló de la final.

–Más allá de que Boca fue un poco mejor en el primer tiempo, en el segundo y en el alargue, hasta el gol de Quintero, parecía aquel partido entre San Lorenzo y Real Madrid. La superioridad de River fue inusual –dijo Christian Colonna.
–La expulsión de Barrios fue clave –dije.
–¡Pero por favor! River manejó el partido a voluntad hasta el gol de Quintero. Y después del 2-1, también fue insólita la actitud de los jugadores de River. Fueron el equipo más tonto del mundo y le dieron vida a un equipo que estaba liquidado. Es contrafáctico, pero si Jara metía el empate, era la gallineada más grande de la historia del fútbol mundial. ¡11 contra 9, le abrieron la puerta para el empate a un equipo que estaba muerto cuando lo único que tenían que hacer los de River era tocar la pelota para que pasaran los minutos!
–El que puso al partido en ese lugar fue Andrada. Me conmovió lo que hizo el arquero de Boca. El solito se cargó el equipo al hombro y empujó a sus compañeros. Y pensar que algunos lo critican por haber ido a cabecear faltando 8 minutos… –comenté.
–Totalmente de acuerdo. Me saco el sombrero ante Andrada. Fue maravilloso todo lo que hizo desde el 1-2.
–Pobre Gago –aportó Didonato.
–Cualquier sicólogo se hace un festín con ese pibe –sostuvo Mariano Mancuso–. Se rompió el tendón de Aquiles tres veces contra River y los ligamentos jugando contra Perú que, justamente, tiene una camiseta similar a la de River.
–¿En serio? –dije sin poder creerlo.
–Es así como te lo digo. Pocas veces se vio un caso de diván similar –insistió Mancuso.
–Boca tuvo mil problemas. Pero uno de los principales fue que el técnico quedó preso de las figuras. Explicame el banco de suplentes que armó –dijo Didonato.
–Absurdo –intervino Pablo Cheb–. Tenía los cambios hechos desde hace una semana. Salvo los imprevistos, como el de Jara. ¿Por qué puso en el banco a Abila, Zárate y Tevez si para él todos son nueves? Tenía cuatro jugadores para un puesto si lo incluimos a Benedetto. Y no tenía volantes de recambio. ¿Almendra? ¿Cardona? No se puede creer que los haya dejado afuera de la lista.
–Con los tiros libres que tuvo Boca, Guillermo se debe querer matar por no habler puesto a Cardona de titular –reflexionó Didonato.
–Zarate, Zárate… –recordó Colonna–. Y pensar que me putearon a principios de la temporada cuando dije que siempre tomaba decisiones equivocadas en su carrera. ¡No jugó ni un minuto en las finales de la Copa! ¡Y pensar que decía que iba a a Boca para dar un salto a la Selección!
–Lo más raro fue que River, que aparentemente tenía menos recambio, ganó el partido con los jugadores que entraron desde el banco de suplentes –aportó Didonato.
–Es que todo el armado del equipo del Mellizo fue extraño. ¿Te podés dar el lujo de poner a Villa en la final de la Copa y dejar sentados en el banco a Gago, Tevez o Zárate? ¿Cómo piensa e Mellizo que se ganan estos partidos? ¿Qué pergaminos tenía Villa para jugar de titular? –dijo Cheb.
–Te lo agrego a Pavón. Ya había demostrado en el Mundial que, por lo menos por ahora, es un jugador de cabotaje. En Rusia jugó con ojotas. Y ayer le pasó lo mismo. Lo superó la importancia del partido –agregó Colonna.
–Les doy la razón. Fijate que entre Maidana y Ponzio juntaban más Superclásicos que todos los jugadores de Boca que estaban en el 11 titular –sumó estadísticas Didonato.
–Y ya que lo mencionás a Ponzio… ¡Qué ancla! Salió del equipo y otra vez River empezó a jugar bien –dijo Colonna.
–Lo bueno es que tanto Angelici como Macri cumplieron dos propuestas de campaña. Los hinchas de Boca tuvieron que actualizar el pasaporte, aunque para ir a Madrid, y la final se jugó con público visitante. Por ahí hasta la felicitan a la ministra Bullrich por haberlo conseguido –ironizó Cheb.
–¿Vieron adónde se va el Mellizo? –preguntó Didonato.
–No –respondimos casi al unísono.
–A Atlanta, al equipo que sacó campeón Martino. Al mismo que compró el pase del Pity Martínez –nos dateó Didonato.
–Rarísimo –dije.
–Mucho más raro es que Dabove, el entrenador de Godoy Cruz, se fue de Mendoza (en donde iba a disputar la Copa Libertadores) para ir a pelear el descenso con Argentinos –aportó Mancuso.
–Eso si es extraño –lo miró sorprendido Cheb.
–Hay un misterio con Argentinos y los técnicos. No lo termino de entender –pensó Colonna.
–Son cosas de intermediarios. Si lo analisás un poco enseguida te das cuenta quien es el que mueve los hilos –dejó una intriga Didonato.
–¿Quién –preguntó Colonna.
–Bragarnik. Ya alguna vez escribimos de él en Un Caño.
Me dijo mucha bronca y tristeza que Central le ganara a Gimnasia –cambió de frente Colonna–. ¿Vieron el partido? Gimnasia jugó al fútbol, con sus limitaciones, y Central, pese a tener buenos jugadores, en lugar de asociarse empujaba la pelota para adelante con una torpeza alarmante.
–Ya Troglio dijo que Gimnasia, para ser campeón, tendrá que perder muchas finales, como le pasó a Central –dijo Cheb.
–Igual no dejó de darme lástima porque Gimnasia merecía ganar el partido, más allá del error en la elección de los pateadores de penales. Cuando agarró la pelota Silva no tenía dudas de que la iba a tirar a la tribuna, como alguna vez le pasó con Vélez contra Peñarol. Es algo así como el karma –dijo Colonna.
–Yo también lo vi claramente –estuve de acuerdo.
Después nos fuimos por las ramas reflexionando sobre una organización llamada Tierra Planistas, de la cual forma parte el jugador de la NBA Kyrie Irving, que sostiene que la tierra es plana en vez de redonda, como si el asunto fuera opinable. Y con una ridícula reflexión de una periodista de TN que valoró que las protestas en Francia se hicieran los sábados para no molestar el tránsito de la gente que iba a trabajar los días de semana. Habló de organización (por los chalecos amarillos) y de orden, pero se olvidó de un detalle: los manifestantes piden la destitución de un gobierno, había 44 mil policías blindando Francia, se suspendieron todos los espectáculos deportivos y culturales del país, hubo mil 400 detenidos y centenares de heridos y la protesta sigue y sigue en una espiral de violencia que no parece tener fin. ¿Qué diría esta misma periodista si la protesta fuera en Caracas en lugar de París? Otra vez: contrafáctico. Como imaginarse qué hubiera pasado en los penales si entraba la pelota de Jara.

Aunque nos los imaginamos. En los dos casos.

Se habló de más cosas, pero ya escribí demasiado.

Hasta el martes.